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Un hombre llamado Louis Beretti, de Donald Henderson Clarke

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Para conocer los glamurosos años 20 de los ricos y adinerados recurrimos a autores como Scott Fitzgerald. Nueva York, años antes de la Gran Guerra, Ley Seca y contrabando de alcohol. Nos muestran la cara amable, la Quinta Avenida, el lujo y los grandes coches.

Pero si queremos conocer el Nueva York de verdad, el que vivieron todos aquellos que pertenecían a las clases más humildes, tenemos que recurrir a novelas como Un hombre llamado Louis Beretti. Esta cortísima novela arranca en la zona sur de Manhattan, en la carismática Little Italy, el asentamiento de los inmigrantes italianos de la isla. Grandes familias, hombres trabajadores y madres sufridas componen el mosaico de gentes que viven y sobreviven en la gran manzana.  Louis Beretti es uno de ellos. Junto con sus amigos, durante su infancia volará cometas en las azoteas de las casas, asistirá a la escuela con la ropa de los domingos, lanzará bocanadas de fuego con queroseno a los comerciantes chinos, robará en una tienda de juguetes, y criará palomas en el tejado.

Los tejados de los edificios son terreno de juego para los niños y lugar de recreo para sus mayores. En verano, las familias duermen allí, en grupos. El tejado de una casa puede ser un poco más alto o más bajo que el vecino, pero es fácil pasar de una azotea a otra. Los tragaluces permiten que subir o bajar del tejado sea una cosa sencilla. Cobertizos de palomas, guardavientos de chimeneas y ropa tendida permiten, a los que conocen la configuración del terreno, una considerable soltura a la hora de ocultarse.

Como todo chico criado en la calle terminará dejando la escuela, se juntará con malas compañías y empezará a delinquir. El consumo de drogas rematará el perfil haciendo que su único objetivo en la vida sea fumar opio con sus amigos. Hasta que la Ley Seca se instaura. Su padre tiene una frutería y un negocio de refrescos y parece buen negocio dejar un espacio para vender alcohol a todo aquel que quiera beberlo y no sea capaz de encontrarlo. Con esto conseguimos el retrato completo de Beretti, buscando medios y modos para hacerse con ese alcohol y proporcionarlo a sus vecinos. 

Un hombre llamado Louis Beretti no es una novela brillante. No tiene una narrativa evocadora ni unas frases que enamoren. Quizá sea cosa de la novela, quizá de la traducción, no lo sé. Pero lo que sí que es esta novela es un retrato magnífico del Nueva York de los bajos fondos de la época. No hay excesivos artificios, realmente lo que nos cuenta es la vida desde el nacimiento de Beretti hasta un punto determinado de su vida. Pero la importancia de la novela reside en ese retrato.

Para que entendáis de qué estoy hablando: en La venta indiscreta de Hitchcock, aparte de una trama de un posible asesinato tenemos un montón de ventanas que nos dejan ver diferentes tipos de personas: una bailarina que atrae a todos los hombres que la miran, una pareja de recién casados, una mujer "corazón solitario" que no encuentra compañero, una vecina con un perro insufrible, un pianista que llena de música el patio... Gracias a cada uno de esos personajes y lo que vemos a través de ellos tenemos un retrato de la ciudad y sus gentes en esos años. Y sin que pronuncien apenas una sola palabra. Eso es exactamente lo que hace esta novela: describe personas, situaciones, modos de pensar, que hacen que tengamos cada una de las teselas de un mosaico de la vida de esa parte de Nueva York.

A quien lo quiera leer le voy a contar un spoiler que hace que esta novela marque una diferencia con el resto (no leáis este párrafo quienes no queráis conocer el final): En los finales de los años 20 y principios de los 30 con en los arranques de la novela negra americana, el famoso hard-boiled, el personaje del bueno y del malo están muy diferenciados. Incluso cuando la policía es la mala de la película la intención del autor y su posicionamiento suele ser muy claro. Y lo más habitual es que al final ganen los buenos y los malos sean condenados a la horca. Sin embargo en esta novela no sucede eso: el final termina tras un suceso en concreto de la vida de Beretti, pero no termina ni con el protagonista en la cárcel ni asesinado. El autor presenta al personaje y debe ser el lector quien se posicione, quien decida si cree o no justo que este hombre que vive del contrabando de alcohol es un buen hombre o no. Y lo habitual en las novelas y películas de gánsters es que dicho personaje terminase muerto o encerrado.

Con esta novela sigo pasmándome con la libertad que se tratan algunos temas en las novelas de la época:

Louis sabía que no necesitaba leer sobre el control de natalidad para evitarse problemas. En el ámbito en que ella se desenvolvía, la "seguridad ante todo" era un lema importante.
Si una chica se descuidaba, había establecimientos, regidos bajo pautas científico-quirúrgicas, donde podía rectificarse un error sin otro inconveniente que tomar una vaharada de éter y soltar 150 dólares. Todo el mundo lo sabía. Era parte de la vida.

Y respecto a la opinión que merecía la Ley Seca tampoco se queda atrás:

Esta Ley Seca no es más que un mangoneo para los ricos. Tú lo sabes. Todos los jueces beben, y tú no lo ignoras, porque Louis sirve a algunos de ellos. Los abogados beben, los congresistas beben y los policías beben. Eso lo puedes ver en nuestro propio local. Todo el mundo bebe. Beber es una costumbre americana, beber whisky y mucho. No es culpa nuestra. [...] Y si a ellos les parece bien beber alcohol, no está mal que nosotros se lo vendamos.

En resumen, estamos ante una fotografía del Nueva York de principios del s. XX y como tal expone lo que sucedía en ese momento y en ese lugar. Sin grandes artificios, sin grandes giros de guión. Tan solo momento a momento de la vida de los personajes.

Como dato curioso, apuntar que la novela en su momento tuvo bastante éxito, el suficiente al menos para que en 1940 el autor escribiese una segunda historia cuyo protagonista era el hijo del propio Louis Beretti, Murderer's Holiday.


Como buen clásico de la novela negra tuvo su adaptación cinematográfica en 1930, apenas un año después de su publicación, de la mano nada más y nada menos que de John Ford: Born Reckless o El intrépido. Más que una adaptación tendríamos una inspiración. Es cierto que toma muchos de los sucesos de la novela, pero otros los inventa o los adorna, y desde luego el personaje no tiene el carisma del novelado. Demasiado esmoquin y demasiada elegancia para un tipo surgido de un ghetto. La película no es una maravilla pero sí que tiene algunos planos dignos de ver, de esos que pasan a la historia del cine. Destacable el discurso político contra la guerra, camuflado de un modo sutil, aparentando una exaltación en un primer momento pero con los varapalos que hacen que ese discurso se derrumbe: muertes de compañeros y viudedad de su hermana. Lo peor: esos disparos que no matan y esas balas que no atraviesan la ropa. He de reconocer que me pone muy nerviosa este particular. Lo mejor: un duelo casi al final oculto por unas puertas abatibles y el magnífico plano de Beretti al volante sobre el Puente de Brooklin. 




Título: Un hombre llamado Louis Beretti.
Autor: Donald Henderson Clarke.
Editorial: Bruguera. Club del Misterio.
ISBN: 8402082750.
Páginas: 96.


American Noir: relatos negros de alma descarnada

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En 2010 se publicó en EE.UU. una magnífica recopilación de los mejores relatos negros del siglo, selección que venía de la mano de Otto Penzler y James Ellroy. Constaba de 39 relatos con lo mejor de lo mejor del panorama negro-criminal del siglo: James M. Cain, James Lee Burke, Patricia Highsmith, Mickey Spillane, Jim Thompson... La lista era larga y exquisita.

Aunque la versión en inglés no es difícil de conseguir, estamos de enhorabuena porque Navona ha decidido traducirnos una parte de esa recopilación. Concretamente 10 de esos relatos, en una edición de lujo muy mimada de tapa dura.

Aunque las fechas de publicación de los relatos son muy dispares, desde Pastorale de James M. Cain de 1928 a Cuando las mujeres salen a bailar de Elmore Leonard de 2002, en todos ellos se respira este halo que desprende el relato negro clásico. No es que sean extremadamente canónicos, pero todos tienen en común un factor: protagonistas con un alma descarnada, un alma colmada de odio, de rencor, de venganza. Personajes que en un momento dado podríamos ser cualquiera de nosotros: un amante celoso, una hija rencorosa, un vecino problemático. Se nos muestra cómo gente común puede dejar de ser corriente en circunstancias extraordinarias. Y es que el ser humano es como una olla a presión: cuando te llevan al extremo de tus capacidades puedes reventar arrasando con todo lo que encuentres a tu paso.

Tanto los autores como su obra son muy dispares, por lo que tenemos de todo como en botica. Cada autor dentro de su estilo consigue tenernos en vilo respecto a su historia, no desvelando el final hasta la última línea en muchas ocasiones. Si has leído previamente a los autores reconoces rasgos distintivos de sus obras, como las famosas prostitutas con aspecto de estrellas de Hollywood de James Ellroy, el omnipresente sentimiento de venganza personal de Lawrence Block, o el fuerte componente psicológico de las obras de Patricia Highsmith.

Uno de los relatos que más gratamente me ha sorprendido es el de Joyce Carol Oates, autora que es una de mis eternas pendientes, y que consigue dar un giro absoluto a la trama en un solo párrafo. Pero si tuviera que quedarme con uno para releer una y otra vez, y prometo que lo haré, es Un profesional de David Goodis, un relato con una cadencia pausada, con unos diálogos brillantes y con un desarrollo muy estudiado. Dan ganas de cogerlo con los dedos y estirarlo para que dure unas cuántas páginas más.

Me ha encantado toparme con el primer relato de James M. Cain, de 1928 nada menos, con un Thompson con un punto divertido, con una Highsmith que perturba o un Lehane en el que volvemos al tema de los perros como he disfrutado hace nada con La entrega. El relato no es un formato fácil, hay autores que se mueven como pez en el agua, pero otros que necesitan mayor extensión para desarrollar sus tramas. Siempre he opinado que cuanto más breve más difícil considero que es montar un universo donde el lector no se pierda, donde consiga reconocer todo aquello que se nos quiere transmitir, donde pueda emocionar, desagradar o impactar.

En Estados Unidos la tradición del relato ha estado mucho más instaurada que en el nuestro, con las decenas de revistas que publicaban y publican relatos. De hecho en American Noir tenemos una pequeña introducción de cada autor de un par de páginas en las que se citan una y otra vez la "antología anual de mejores historias de misterio", una recopilación que cada año junta en un solo volumen lo mejorcito del género publicado en revistas y publicaciones periódicas. Y qué envidia da.

Uno de los descubrimientos que a mí personalmente me ha hecho también esta recopilación es la serie televisiva Fallen Angels, que se emitió entre Agosto de 1993 y Diciembre de 1995 con un total de 15 episodios distribuidos en 2 temporadas. En esta serie se adaptaban algunos relatos de autores como Hammett, Chandler, Thompson o Ellroy. Afortunadamente, algunos de esos episodios están disponibles en Youtube, como la adaptación de mi favorito de esta recopilación, Un profesional. Aunque la adaptación no está mal, me ha privado de uno de mis momentos favoritos: la subasta de la media de Pearl. No hay demasiado diálogo, por lo que los que no estéis tan puestos en inglés creo que lo podéis entender de todos modos ya que es muy visual. Pero os recomiendo leer antes el relato, ya que hay un par de cambios significativos en el guión:


En resumen, estamos ante uno de esos libros que todo amante del género debería tener y leer. Las extensiones de los relatos son bastante breves, por lo que podéis ir disfrutándolos de poco en poco, o zampároslos todos en un fin de semana. El jazz resonará en vuestra mente, sentiréis la oscilación de los baches de la carretera dentro de un cadillac, notaréis en vuestra piel el sol de Los Ángeles, en vuestro olfato el humo del tabaco y el olor de los maizales... y escucharéis el sonido de un golpe seco en el cráneo de alguien, el corte de la carne con una navaja, o el disparo de una escopeta. Noir en estado puro.


*Lista de los relatos publicados en esta recopilación:

- Pastorale, de James M. Cain (1928)
- ¡Muere!, dijo la dama, de Mickey Spillane (1953)
- Un profesional, de David Goodis (1953)
- Para siempre jamás, de Jim Thompson (1960)
- Lenta, lentamente al viento, de Patricia Highsmith (1979)
- Desde que no te tengo, de James Ellroy (1988)
- Infiel, de Joyce Carol Oates (1997)
- Como un hueso en la garganta, de Lawrence Block (1998)
- Quedarse sin perros, de Dennis Lehane (1999)
- Cuando las mujeres salen a bailar, de Elmore Leonard (2002)


Título: American Noir
Autor: Varios Autores
Editorial: Navona Negra
ISBN: 9788492840991
Páginas: 344
Precio: 18€

Vestido de novia, de Pierre Lemaitre

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El terror doméstico se ha puesto de moda. Cada vez son más los libros que abordan este aspecto tan espeluznante de nuestras vidas: tener el mal de puertas adentro de nuestras casas. Todos afirmamos que si entran en nuestras viviendas a robar que, por favor, sea cuando no estemos en ellas. Es mejor sufrir solo las consecuencias de un acto malvado que vivirlo en las propias carnes. A no ser que el mal lo lleves a cuestas, y seas tú mismo el detonante de actos malvados para tu propio asombro; en ese caso no hay lógica capaz de asumir eso.

Es difícil resumir Vestido de novia sin estropear la trama. Tenemos a Sophie, una joven que trabaja como canguro en unas condiciones muy especiales. Tiene disponibilidad total y horarios completamente abiertos. Siempre que la necesiten ella debe estar disponible para Léo, el pequeño de 6 años que tiene a su cargo.

Seguir leyendo en Culturamas.

El bueno, el feo y el malo: resumen negro de 2014

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EL BUENO

Después de terminar de hacer la lista de los libros del año para mí, me he dado cuenta que este año no es suficiente con una sola lista. Ni siquiera las dos que decidí hacer cuando por aclamación popular en Facebook parece que a la gente le gustó la idea de hacer una específica de género negro. Al terminar la lista me he dado cuenta que necesito diferenciar entre novelas españolas y extranjeras, por el simple hecho de que leo mucho más extranjero que español y el producto nacional se me ahogaría esta lista. Voy a hacer trampa, que para algo es mi blog y en él hago lo que me da la gana: voy a escoger 10 libros extranjeros y 5 nacionales. Por el simple hecho del número leído de unos y de otros.

Algunos son publicados este año y otros no. Tengo una gran carencia de lectura de clásicos y estoy tratando poco a poco de ponerle remedio, así que hay un poco de todo. Estos son mis 10 libros negros extranjeros de este año:

1 - Por mal camino, de Chris Womersley. Una de esas novelas que con el paso de los meses me doy aún más cuenta cuánto me gustó. Una novela dura, pero con una narrativa que es una delicia para los sentidos. No me canso de recomendarla y sé que es una de esas novelas que releeré no dentro de mucho.



2 - El tejedor, de James Sallis. He estado a punto de meter en esta lista La agonía del asesino, pero debido a que El tejedor fue la primera de Sallis que leí y que me dejó maravillada, he escogido esta. No he seguido con la serie de Lew Griffin y aún no sé por qué, pero espero ponerle remedio este año. No es la típica novela de detective, aquí se centra más en los personajes, en las sensaciones, en los porqués del ser humano. Una delicia.



3 - Aquí y ahora, de Jim Thompson. Una especie de novela, de autobiografía, de ensayo, y todo ello a la vez. Aunque es un libro raro e irregular tiene un capítulo que por sí solo merece estar en esta lista, el capítulo 18. Es sublime. 



4 - Galveston, de Nic Pizzolatto. Una novela que ha levantado ampollas y controversias debido al autor. El guionista de la que para muchos es la mejor serie del año, pero para muchos otros una serie sobrevalorada. Yo me quedo con la serie y con la novela, con ese concepto de una serie policíaca donde lo de menos es la trama policíaca, y con una novela negra con una estructura y unas formas que no casan con el género. Pero funciona para mí. La serie ya la he visto dos veces, al igual que el libro que ya lo he leído dos veces. Y las que vendrán.



5 - Un baile en el matadero, de Lawrence Block. En septiembre me di un maratón de Matt Scudder que fue toda una experiencia. Fue divertido y sé que repetiré con otra serie en breve. Por ello debía escoger una para esta lista, y con diferencia la que más me gustó fue Un baile en el matadero (aunque Ocho millones de maneras de morir le sigue muy de cerca). Por la trama, y sobre todo por el desenlace. A ver si hay suerte y Serie Negra la edita porque no es fácil de encontrar. 



6 - Extrañas lealtades, de William McIlvanney. Tanto leer a McIlvanney como conocerle ha sido una de las grandes experiencias de este año. Cuando le entregué mis tres libros y me preguntó que dónde los había encontrado, que hacía mil años que no se publicaban en España, y la cara con la que me miró. Un hombre absolutamente encantador, y un libro absolutamente maravilloso. Para mí, el mejor de los tres, aunque los tres son fabulosos. 



7 - La mujer de un solo hombre, de A.S.A. Harrison. Puede que este sea el libro que más me ha sorprendido este año, de ahí que tenga que estar en esta lista. El parecido en la estructura con Perdida de Gillian Flynn hará que mucha gente se acerque a él, pero las comparaciones son odiosas y este libro no merece comparación posible. Tanto la trama como la narrativa son sencillas, pero ahí reside su grandeza. Una lástima que haya fallecido la autora, porque prometía proporcionarnos tardes de buena lectura.



8 - La entrega, de Dennis Lehane. Aunque hasta me avergüenza reconocerlo, este es el primer libro que leo de Lehane. Y ya tengo una pila de libros lista para solucionarlo. El hecho de que proviniese de un relato, de un guión y de mil cambios hizo que lo empezase un tanto reticente, pero me ha parecido una novela increíble. Una trama rotunda y muy bien narrada en 200 páginas, una de mis debilidades. Por lo que me han contado es un buen libro para iniciarse con el autor, porque en cierto modo está la esencia de todo su universo, así que si como yo sois novatos podéis leer este libro sin miedo.



9 - American Noir, de Varios Autores. Por poco no llega a esta lista porque he tardado más de un mes en hacerme con él. Un problema con la distribuidora ha hecho que haya sido un libro difícil de encontrar fuera de las grandes superficies durante unas semanas. Si os gusta la novela negra, ni lo penséis: debéis tener y leer este libro. Y recalco lo de tener porque es una edición en tapa dura a un precio fabuloso, uno de esos libros que todo amante del género debe tener en sus estanterías, leer, releer y disfrutar. Cruzad los dedos para se venda bien para que así Navona nos publique los relatos que faltan de la recopilación original. 



10 - Disparos en la noche, de Dashiell Hammett. En la reseña que estoy elaborando de esta magnífica obra comentaré los fallos que tiene, pero aparte de eso es una recopilación sublime. He estado con este libro desde Abril, leyendo y releyendo intermitentemente. Yendo de adelante atrás, buscando información, leyendo las cartas de Hammett a la vez, la biografía de su hija Jo... Ha sido, y sigue siendo, una experiencia maravillosa la lectura de este libro. 



Y mis 5 nacionales. Querría que fueran más, pero si no paro terminaría poniendo todo lo leído este año:

1 - Mamut, de Esther García Llovet. Una novela que me dejó boquiabierta. Si me la hubieran dado a ciegas, sin decirme ni autor ni nacionalidad, habría dicho que la había escrito un señor con bigote del Texas más profundo. Una gran sorpresa que no me canso de recomendar.



2 - Te quiero porque me das de comer, de David Llorente. Un año después de que me hablasen de esta novela por primera vez, y de generarme unas expectativas enormes, no defraudó. Una novela sobre todo diferente, con un planteamiento original y atrevido. Y muy dura. Sin duda, una de las novelas del año.



3 - La estrategia del pequinés, de Alexis Ravelo. Con esta novela, como a todas partes llegué tarde. Me había comido ya tantos spoilers cuando la empecé que me daba hasta pereza ponerme con ella. Hasta que lees las tres primeras páginas. Esta novela está en mi ranking de las novelas negras que mejor arrancan; precisa y contundente. Y con una trama increíble. Una novela de perdedores, de las que a mí me gustan. Fue un placer vivir la entrega del Premio Hammett justo a esta novela. Uno de mis momentos favoritos de este año.



4 - Don de lenguas, de Rosa Ribas y Sabine Hoffmann. Tengo aún pendiente El gran frío, que es la publicada este año por este duo de autoras, pero quería que Don de lenguas estuviese en esta lista. Una novela negra costumbrista, más amable de lo que suelen ser las novelas negras, y protagonizada por una mujer. Rizando el rizo. El personaje de Beatriz me enamoró por completo. Lástima que no salga en la segunda entrega.



5 - El honor es una mortaja, de Carlos Bassas. Una pequeña sorpresa, un libro que pensé que me gustaría y que me ha encantado. Una novela corta y directa, sin florituras ni paja por ningún lado. Con un arranque brutal y un desarrollo magnífico. Me sorprendo al recordar todo lo que pasa en tan pocas páginas, cómo de condensada está la trama. Herodoto Corominas me ha conquistado. Espero que haya más entregas, porque tiene potencial como serie. A los amantes de Leo Caldas creo que puede gustarles mucho.



Aunque en la lista son 5, no puedo dejar de nombrar a Yonqui, de Paco Gómez Escribano. Una novela ágil y divertida, de esas que te lees de una sentada y con las que disfrutas de lo lindo. Y qué difícil tiene que ser hacer una novela así. No digo que las novelas más dramáticas sean fáciles, pero tratar con humor el tema de la droga no es fácil. Que empatices con el antihéroe protagonista, que sientas lástima de él en algunos momentos y que te emociones con las cosas que le emocionan. Una grata sorpresa.




EL FEO 

En esta categoría los años anteriores he incluido los libros que he abandonado. Este año no han sido muchos, porque más que abandonados considero que tengo muchos "aparcados". Hay un abandono importante, pero al no ser de novela negra me lo guardo para la otra lista. 

Por incluir alguno meteré Demasiado para Gálvez de Jorge M. Reverte. No lo abandoné porque lo leímos para el Club de Lectura de las Casas Ahorcadas, pero solo por ese motivo. Sé que la serie tiene mucha fama, pero a mí esta primera entrega se me atragantó y me aburrí soberanamente. Aún así no renuncio a leer más del autor, porque creo que el momento en el que lo leí influyó negativamente sobre el libro.

También incluiré en esta categoría Los 39 escalones, de John Buchan. Me asombró cómo Hitchcock consiguió hacer una película tan buena de semejante bodrio. El autor confesó en su momento que lo escribió en una convalecencia porque se aburría, y se nota. Aburrirá a todo aquel que se acerque mucho a él.

EL MALO

El apartado favorito de los fisgones y morbosos. Aquellos libros que debemos arrojar al fuego, y más ahora con el frío que hace. Como indiqué al principio, esto es una opinión subjetiva, pero los dos que os traigo tenía clarísimo que estarían en este apartado en cuanto terminé su lectura. Es más, cuanto más tiempo pasa, más veo lo poco que me gustaron.

- Nudos de cereza, de Ignacio Cid Hermoso. Un libro que nunca debí leer, una novela a medio hacer, sin corregir estilísticamente y que desde mi punto de vista no debió publicarse en este estado. Quizá con más trabajo sobre ella se habría conseguido algo mejor, no lo sé. Pero creo que fue un gran error de la editorial publicar la novela tal cual está. 

- El guardián invisible, de Dolores Redondo. Sabía que no me gustaría cuando lo empecé, y mi intuición no me engañó. Caso aparte merece explicar el por qué este libro se ha considerado una novela negra. Novela femicrime más cercana al chick-lit que a la novela negra, con unos dramas familiares increíbles en el sentido más textual de la palabra. Sin intriga, sin trama convincente y sin nada que la haga deseable de ser leída por una servidora.

El bueno, el feo y el malo: resumen lector de 2014

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Mercado de Sant Antoni
Debido a que mi número de lecturas negro-criminales se ha multiplicado este año, he creído recomendable hacer una lista diferenciada de mis lecturas de este género al resto de libros (AQUÍ está la lista negro - criminal por si os la perdisteis ayer). Repasando lecturas me he dado cuenta de los tres últimos meses he leído prácticamente todo de este género que cada día me fascina más. Eso no significa que solo vaya a leer novela negra de ahora en adelante, pero sí que veo que son mis lecturas predilectas a la hora de pasar mi tiempo libre.

En mi balance lector del año, no puedo estar más contenta. Este año he batido todos mis records y he terminado un total de 106. Nunca había creído que sería capaz de leer esa cantidad de libros en un solo año. En total han sido 29.691 páginas nada menos, es decir, un promedio de 280 páginas por libro, ha habido un poco de todo. 

Sobre el blog, también estoy encantada con los novios que le han salido. Las colaboraciones en Fiat Lux y Culturamas ya son habituales, y a pesar de ello las visitas no se han resentido. Gracias a los que seguís pasando por aquí cada día a leerme y que de algún modo confiáis en mis recomendaciones, sea para seguirlas o para todo lo contrario.

EL BUENO.

1 - La casa de hojas, de Mark Z. Danielewski. Uno de los libros que primero terminé este año. Un libro con un concepto diferente a la hora de edición y maquetación, una edición de coleccionista. Fue toda una experiencia su lectura. Y gracias a Antonio Torrubia por intercambiar mi primera edición por esa tercera que me ofreció dedicada.



2 - Ad Astra, de Peter Watts. Hay editoriales cuyo sello considero símbolo de calidad. Por su buen criterio, por el mimo que ponen a las ediciones y lo exquisito de su trabajo. Una de ellas es Fata Libelli. Por todo eso, por tratarse de una recopilación de relatos excepcionales, y por la brillante traducción de Manuel de los Reyes, es uno de mis libros favoritos del año.



3 - 1913. Un año hace cien años, de Florian Illies. Recomendación encarecida de Alexis Ravelo que me dejó maravillada. Un libro puente que me llevó a leer otros varios relacionados. Una crónica de sociedad de la Alemania de pre-guerras en tono de cotilleo. Creo que en la reseña ya dejé claro cuánto me gustó este libro. Una verdadera joya.



4 - Recuerdos y cartas de Gustav Mahler, de Alma Mahler. Este es uno de los libros a los que me llevó la lectura de 1913. Un año hace cien años. Alma ha formado parte de este año, su vida y sus escarceos amorosos. Aún tengo pendiente leerme su autobiografía, pero este fue un buen comienzo para adentrarme en su vida y la de su primer marido el gran Gustav.



5 - Todo lo que hay, de James Salter. Un autor desconocido para mí hasta este año y que me ha dejado maravillada. Una de esas novelas en las que lo importante es más el continente que el contenido, donde la trama queda en segundo plano ahogada por la maravillosa narrativa del autor. Espero que no sea lo último que leo del autor, porque su lectura fue una delicia.



6 - Diástole, de Emilio Bueso. Llevaba un montón de tiempo queriendo leer a Bueso, y este año me he estrenado con esta y con Extraños Eones. La excusa de un viaje a Barcelona en el que me acerqué a la presentación de su última novela hicieron el resto. La fama de Diástole es más que merecida. Creo que todos los que la hemos leído esperamos con ansia la posible publicación de Sístole. Ojalá llegue algún día.



7 - Un millón de gotas, de Víctor del Árbol. Si alguien se asustó ayer al no ver esta novela entre mis mejores novelas negras del año era debido a que no la considero una novela negra. Ya me sucedió con Respirar por la herida, y con esta lo corroboro. Aunque tienen un trasfondo muy negro, las novelas de Víctor no son negras, y por eso he preferido que esté aquí. Una novela para leer sin prisa porque te encoge y te deja añurgadito.



8 - Chandler por sí mismo, de Raymond Chandler. Aunque se trata de un autor negro, no es un libro negro en sí, porque se trata de una recopilación de cartas, ensayos y reflexiones del autor. Una obra de referencia a la que acudir una y otra vez, colmada de verdades sobre la literatura y que te ayuda a conocer un poco más a uno de los padres de la novela negra americana.



9 - Nos vemos allá arriba, de Pierre Lemaitre. Una de esas novelas que te da una pena horrible terminar. Me acompañó durante gran parte del verano, y la leí con calma y disfrutándola un montón. Una novela sobre las consecuencias devastadoras de una guerra en la sociedad y sobre todo en los individuos que la componen. 



10 - El libro de Ivo, de Juan A. Cuadra Pérez. Recomendación de Antonio Torrubia, más conocido como el Librero del mal en la Librería Gigamesh. Respetado por las editoriales y aún más por los lectores, conoce mis gustos y sabe recomendarme libros de género fantástico que saben que pueden gustarme. Y este fue el caso. Una novela muy entretenida y con un toque de intriga. Aún quedan 3 entregas más, así que a ver cómo sigue la historia.



EL FEO

Como comentaba en la entrada de ayer, ha habido un gran abandonado este año. Y lo de gran viene por el hecho de que ha sido un libro que ha tenido un éxito tremendo, y sin embargo a pesar de lo breve que es no pude pasar más allá de la mitad. Estoy hablando de Aniquilación de Jeff Vandermeer. Desde mi punto de vista, un libro nada atractivo y aburridísimo, me costó alcanzar la página 100 de las escasas 240 que tiene. Así que decidí dejar de sufrir, y dejarlo a la mitad.



EL MALO

Los malos podéis verlos en la lista de ayer. Fuera de mis lecturas negras no hay ningún libro que haya considerado malo. He tenido buena suerte ayudada de buenas recomendaciones.


CONCLUSIÓN Y PROPÓSITOS LECTORES PARA EL 2015

Uno de mis propósitos para este año era no centrarme sólo en la lectura de novelas, y dedicarme también a ensayo o al menos a no-novelas. Biografías y recopilaciones de cartas han ido colándose en mis estanterías. En cuanto a ensayos, sí que he aumentado mucho su consulta. No llego a leerme todo el contenido, sólo las partes que me interesan, por lo que si revisáis mis lecturas no veréis reflejados estos libros. Pero sí que trato de documentarme y de aprender un poco más.

Siguen fallándome las lecturas en inglés. En los ensayos me resulta menos complicado, estoy más acostumbrada a ese tipo de vocabulario que no a las decenas de adjetivos que desconozco de las novelas. Aunque no he leído tanto en inglés como me gustaría, sí que han caído varios relatos y partes de obras de consulta.

Mi principal propósito para este año, que ya soy oficialmente lectora de novela negra, es leer más clásicos. Lo repito mucho, pero es cierto: soy lectora reciente del género y me falta una base lectora. Este ha sido el año de Hammett, y el que viene probablemente sea el de Chandler. Ya se irá viendo.

De lo que sí me doy cuenta es de la necesidad que noto de releer, cada vez más. Ahora por fin le saco partido a tener en propiedad los libros, porque releo párrafos, notas, o los libros completos. Incluso hay libros que este año he leído de nuevo cuando casi acababa de terminarlos. Me detengo en párrafos que merecen la pena, tomo cada vez más notas, y comparo de unos a otros, especialmente si se tratan del mismo autor. Este año espero releer mucho, aunque reconozco que las novedades me ciegan en muchas ocasiones y acudo a ellas como una polilla a la luz.

Como ya he hecho a lo largo de 2014, espero seguir acudiendo a todas las Semanas Negras que me sea posible. De entrada, acudiré un par de días a Pamplona Negra y toda una semana a BCNegra. Eso seguramente se refleje también en las lecturas, porque querré llevar los deberes hechos y haber leído a los autores que vaya a escuchar en las charlas. 

En resumen, tratar de leer no tanto sino mejor, que creo que es el objetivo de todos.

Última página... Diciembre

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Cerramos el año. Empiezan los días de buenos propósitos, de listas de cosas por cumplir y de matrículas en el gimnasio. Hacer balance de vez en cuando no es malo, te ayuda a ver las cosas con perspectiva y pararte a reflexionar unos minutos sobre el paso del tiempo, sobre lo deprisa que va todo en nuestras vidas y sobre todos los propósitos que nos hicimos hace 365 días y que no hemos cumplido. Pero tampoco hay que obsesionarse: somos igual de tontos, de gordos y de vagos que hace una semana. Y eso no lo cambia el calendario.

Lecturas de Diciembre:

No ha sido un mes de gran número de libros terminados. Me he dedicado mucho a buscar cosas por diferentes ensayos y ese tiempo ha hecho que sume menos lecturas en esta lista. Pero no me importa lo más mínimo. Lo importante es la calidad, no la cantidad. Por lo que me quedo más que satisfecha con mis 8 libros terminados:

- Demasiado para Gálvez, de Jorge M. Reverte.
- Disparos en la noche, de Dashiell Hammett.

En proceso:

Cuando leáis esta entrada espero haber rematado el que estoy leyendo ahora mismo, que es Aki y el misterio de los cerezos, de Carlos Bassas. Me gustó tanto El honor es una mortaja que quise repetir con el autor a pesar de tratarse de una novela juvenil, pero el tema de estar ambientada en Japón pesó más que nada.

Por otro lado, estoy leyendo desde hace un par de semanas Martirium de Vicente Garrido y Nieves Abarca. Voy poco a poco y dosificándola, las novelas de estos autores tengo comprobado que tengo que tomármelas con calma debido a lo intenso de sus tramas y la cantidad de información que proporcionan.

La tercera versión de Antonio Manzanera la tengo también empezada, pero está costando engancharme. Pero no la abandono, espero retomarla muy pronto.

Adquisiciones:

Debido a que venían las navidades, y que tanto Pamplona Negra como Barcelona Negra están a la vuelta de la esquina, este mes he bajado un poco las adquisiciones por fin, lo que agradezco al haber bajado también el número de libros terminados.


Aprovechando que me he introducido hace poco con Dennis Lehane, aproveché una oferta en una librería de segunda mano para adquirir los 6 libros de la serie de Kenzie y Gennaro a 7 € cada uno. Ahora solo me hace falta hacerles un hueco, tanto en las estanterías como en mi tiempo de lectura.



- Un millón de ruiseñores, de Susan Straight. Últimamente están publicando novedades interesantes en Malpaso, y me estoy haciendo con unas cuantas de ellas. Un libro acerca de la esclavitud y una época de la historia americana que me fascina.
- El rito, de Laird Barron. Una joya que tengo ganas de leer desde que se puso a la venta. Las ediciones de esta colección de Valdemar son una verdadera locura. Espero que el interior sea tan bueno como el exterior.
- Los casos de Montalbano I, de Andrea Camilleri. Uno esos autores de los que todo el mundo habla. Esta gozada de edición con los tres primeros títulos en edición de lujo en tapa dura, serán la excusa para ponerme con él por fin. 

En digital, este mes me he hecho con dos ofertas de Amazon:

- La ciudad de los ojos grises, de Félix G. Modroño. Aunque aún tengo pendiente su última novela, no pude resistirme a hacerme con esta.
- La última noche en Tremore Beach, de Mikel Santiago. Uno de esos libros de los que todo el mundo ha hablado este año. Por algún motivo, no acabo de decidirme, quizás ahora que ya lo tengo me anime de una vez.
Películas:

Ha sido un mes flojo en cuanto a cine, tanto en casa como en sala. Tan solo han sido dos las películas que he visto este mes, y una de ellas encima no me ha gustado prácticamente nada.

- Born Reckless, o El intrépido, de John Ford. Ya la comenté aquí junto con la reseña del libro, así que poco más puedo decir.

- El hobbit: La llamada de los cinco ejércitos, de Peter Jackson. Es increíble cuánto me gustaron las tres películas de El señor de los anillos, que suelo ver de nuevo cada año, y lo poco que me han gustado las tres de El hobbit. En esta tercera sucede algo a los 10 minutos de empezar que me hizo sentir que la película ya había terminado y no tenía más para ver ya. Demasiados efectos especiales y poco contenido. Un mayor equilibrio de ambos recursos habría tenido mejor resultado.

Proyectos varios:

Cada vez está más cerca Pamplona Negra y mi propósito es leerme algún libro más de los ponentes y participantes. De momento ya he terminado los del organizador del festival, Carlos Bassas, y habrá que revisar la lista para ponerme un poco al día. Acaban de llegarme directamente de Cuenca las tres entregas publicadas de Touré, de Jon Arretxe, y espero ponerme con ellos lo antes posible. Os dejo el programa por si aún no lo conocéis:



Por otro lado, la BCNegra también está muy cerca. A ver si sacan el programa pronto para ir organizando el calendario.

Y ya van 4

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Hoy Leer sin prisa cumple 4 años. Cuatro años de lecturas, de reseñas, de amistades y de descubrimientos. Siempre sorprende cuando digo que abrí el blog justo un día 6 de Enero. No hubo ningún motivo especial. Simplemente llevaba tiempo dándole vueltas, recibiendo vuestros pequeños empujones, y ese día finalmente apareció en la blogosfera.

Nunca, ni en un millón de años, habría pensado que 4 años después seguiría por aquí, que habría conocido a tanta gente gracias a él, y que me habría proporcionado tantas alegrías. Como nos ha pasado a todos, ha habido momentos de flaqueza y he estado a punto de tirar la toalla en muchas ocasiones. Pero entonces recuerdo que el blog surgió por mí y para mí, que solo buscaba un espacio en el que reflexionar sobre lo que leo, en el que compartir sensaciones, y que no importa demasiado cuántos estéis del otro lado leyendo lo que escribo. Da igual si sois 50 o 200, porque la misión sigue siendo la misma: compartir experiencias y lecturas.

Este año ha sido alucinante gracias al blog. Me ha llevado más lejos que nunca, y eso hace que el trabajo y las horas que le dedico merezcan mucho la pena. No solo me han salido colaboraciones, tanto en papel como en digital, sino que he conocido a gente increíble gracias a este pequeño rinconcito. Y desde luego que eso ha sido lo mejor de todo.

He compartido cañas en una terraza barcelonesa en Febrero; bueno, en una no, en varias. He terminado cenando en un Lirrazán hablando de George Clooney y Brad Pitt. He cenado en un italiano con los organizadores de una semana negra asistiendo a la firma de la lista de autores participantes, hecha en mi cuaderno de notas, entre quesos y vinos. He tratado de comer mejillones en La Barceloneta, sin conseguirlo, pero consiguiendo a cambio ron canario. He tenido que asistir a disputas a la hora de pagar, y que me recuerden en la siguiente ocasión que me las debían. He presenciado cómo por una queja desafortunada todo el mundo me conozca como "la de León". Me he fugado un fin de semana a la otra punta del país y de paso asistir a la presentación del libro de un amigo, lo que a su vez me llevó a una comida en la que terminamos hablando de bolas chinas con una mujer fascinante, y a una tarde perdiéndome por las calles del barrio antiguo. He recorrido Sant Antoni de cabo a rabo, terminando de casualidad con un vermout entre libreros y editores. He cerrado locales, bares y terrazas hablando de libros. He asistido al desatado baile de un escritor cuando una canción sonaba en un bar de ambiente. He sufrido spoilers por doquier por no haberme leído los libros a tiempo. He corrido de una carpa a otra, con una caña en la mano, y sin dejar de tomar notas. He asistido a la entrega emocionada de premios literarios, con retransmisión incluida a una buena amiga, y con ello ganar una apuesta. He arrastrado a amigos a noches en vela para celebrar dichas entregas de premios. He paseado al borde del mar a las 4 de la mañana para acompañar a un colega al hotel. Y a las 5. He asistido a una fiesta de pueblo en el medio de Madrid. Me he descalzado tras horas y horas de tacones en una fiesta, y con ello provocar que el resto de mujeres se descalcen aliviadas. He recibido un trato increíble de parte de organizadores, editores, escritores y lectores. He asistido a la gratitud sincera por una reseña. He tenido comidas íntimas en terrazas con confesiones inconfesables. He asistido a una cena en la que se hizo el silencio para escuchar hablar a un experto en catanas. Me he hecho selfies con escritores estadounidenses, y he saludado emocionada a autores gallegos desaparecidos. He acumulado pilas de libros dedicados. He recibido apoyo incondicional en malos momentos de amigos vía Twitter. He recibido libros en mi casa por los que he dado saltos de alegría. He leído obras magníficas en exclusiva, y algunas de ellas por desgracia quizá nunca vean la luz. 

Y decenas de momentos más que se me quedan en el tintero. No cito nombres, ni apellidos. Porque todos ellos saben quiénes son. Gracias a todos y cada uno de vosotros por hacer que este año haya sido increíble, por haberme dado tan buenos momentos y por considerarme una más. Por considerarme amiga y compañera. Por vuestra amistad y por vuestro respeto. A por los 4 siguientes.

Aki y el misterio de los cerezos, de Carlos Bassas del Rey

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Los que me leéis de forma asidua sabéis que no suelo abordar literatura considerada juvenil, aunque a veces esto de las etiquetas sirve solo para saber en qué estante colocar un libro en la librería o en la biblioteca. Pero también sabéis que no me cierro a ningún tipo de género, o a casi ninguno (la novela romántica no es para mí). En ocasiones más que estas clasificaciones pesa el autor o algún otro tipo de reclamo.

Y precisamente por no leer habitualmente novela juvenil, me he preguntado qué características creo yo que debe tener un libro de este tipo. Ante todo, que tenga un lenguaje claro y conciso. No es necesario que sea simple, sino simplemente entendible, sin grandes vocablos difíciles de entender. También creo que es fundamental que la trama sea ágil y fácil de seguir, que las páginas pasen volando porque tengan acción, ya sea por sucesos que acontezcan a sus personajes, como por cambios en los sentimientos de los mismos. La extensión también la veo de importancia: ni tan largo que pueda llegar a aburrir, ni tan corto que lo leas en un suspiro y no te cunda. Y tras leer este libro, veo que hay un rasgo que es importantísimo y que nunca lo había visto así: según palabras del propio autor, Aki es un libro que se puede leer desde los 16 a los 80 años (por lo menos). Es asequible a los más jóvenes, pero es lo suficientemente interesante para los no más maduros. Y ese es uno de los rasgos que hacen a esta novela tan especial.

Estamos en Japón, en 1605. El país está en paz tras un período de guerras, pero en uno de los rincones del país un suceso altera la vida de sus habitantes: los cerezos han florecido con brotes de sangre y se han secado hasta morir, creando un cementerio de esqueletos de árboles. El encargado de investigar qué está pasando es Miyamoto, un maestro de artes marciales muy especial y apreciado, un maestro que solamente forma a los miembros de su clan y que se niega a aceptar a ningún alumno más. Aunque existe una excepción a esa norma: su hijo adoptivo Aki. Además de eso, es el "Investigador de Asuntos Especiales" de su clan, de ahí que sea el elegido para esta aventura. Gracias a esos sucesos, Miyamoto llevará a Aki en este viaje iniciático colmado de aventuras y enseñanzas. Y como en toda buena novela de aventuras, se les colará un polizón en la mochila, Ichiro, el mejor amigo de Aki. 

La ambientación de la época y el lugar en que transcurre el libro es impresionante, se palpa la gran documentación que hay tras el libro. Es cierto que sé de buena tinta que Carlos Bassas es un experto en cultura japonesa, pero aunque no lo supiera se nota en cada una de las páginas de la novela. La forma de estar contado también rezuma Japón por todos los poros: la historia está contada con esa acción en calma tan típica de la novela japonesa, con actos medidos y reposados, y con un peso mayor en cada paso que dan los personajes que en el conjunto de toda la trama. Quizá lo más sorprendente, y lo que hace de este libro una novela tan buena, son las luchas y batallas que nos narra Aki. Carlos Bassas es un apasionado y un maestro en artes marciales y eso se nota en la novela. En las posiciones del cuerpo y de las armas, en los movimientos, en los resultados de los golpes. Estoy casi segura de que ha puesto en práctica cada una de las escenas antes de narrarlas en papel.

Recorreremos senderos, montañas, campos de arroz y poblaciones fantasma. La descripción de los paisajes es sublime, no necesitas imágenes para evocar en tu cabeza estos parajes. Veremos cómo Aki evoluciona de su posición de partida como aprendiz y cómo afronta las decisiones que debe tomar, cómo madura y cómo pierde amigos por el camino. Y también tendremos el no menos importante asunto de los mitos y las leyendas, que son una parte más de la cultura popular japonesa indisoluble de la esencia de sus gentes y de su forma de ver la vida.

Pero como no todo iban a ser pros, la novela tiene un contra. Aki es una primera novela, y a pesar de ser brillante, le falta un poco de pulido. Hay algunas repeticiones de lenguaje que se notan demasiado, y eso ensombrece un poquito la narración. Pero doy fe que en su siguiente novela eso ya no pasa, por lo que no es un error continuado del autor.


Como buena novela de ambientación japonesa y con maestro samurái incluido, está colmada de frases y enseñanzas dignas de enmarcar. Aquí os dejo algunas de mis favoritas:

Ichi go Ichi e, Aki - añadió citando una de las esencias de la Ceremonia del Té -: cada momento es único y no volverá. En un combate no hay nunca una segunda oportunidad. Dudar es morir.

Hay sitios en el interior de un hombre a los que es imposible llegar si no eres invitado a pasar.


El que no tiene miedo a la oscuridad es porque no tiene imaginación.


La excesiva fuerza se convierte en rigidez, la falta de ella, en debilidad.


Debes tratar a cualquier hombre siempre con respeto, hasta que sea él mismo quien te demuestre que no es merecedor de él.


* Una mención especial merece la estupenda edición de Toro Mítico de Almuzara. Tanto el diseño de la portada, como el gramaje del papel son excelentes. Ojalá se animen a publicar la segunda entrega, porque no soy la única que tiene ganas de leerla.

**Otra mención especial para Alexander Páez, @InfinitoAlex, que se animó a leerla conmigo y ha quedado tan encantado como yo, sino más. En Febrero veréis la reseña en su blog Donde acaba el infinito, ya que este mes lo tiene colmado con un proyecto muy interesante.



Título: Aki y el misterio de los cerezos.
Autor: Carlos Bassas del Rey.
Editorial: Toro Mítico
ISBN: 9788496947962
Páginas: 232
Precio: 17,95€


Pamplona Negra - El crimen a escena (19 al 23 de Enero de 2015)

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Inauguramos festival de novela negra. Y digo inauguramos en plural porque tengo el honor de ser una de las asistentes a la primera entrega de Pamplona Negra (aunque solamente asomaré por allí jueves y viernes). Tan solo queda ya una semana para el pistoletazo de salida. 5 días cargados de crímenes, escritores, cine y sobre todo ganas de compartir conocimientos y experiencias.

Organizar un festival de estas características no debe ser nada fácil. Pero gracias a la perseverancia de su organizador Carlos Bassas allí nos reuniremos para compartir algo más que literatura.

Este festival arranca con una diferenciación muy importante respecto al resto: paga por la cultura. ¿Y esto que quiere decir? Que no solamente se han conformado con pagar la estancia de los ponentes sino que se les remunerará económicamente por su participación de esos días. Una declaración de intenciones clara: la cultura no es gratuita y debe pagarse por el trabajo de los creadores.

A lo largo de estos 5 días encontraremos conferencias, charlas, cine y una propuesta muy original: El crimen a escena. Ya es la premisa que nos lanzan con el nombre de la semana negra, y consiste en la recreación de crímenes reales, dos en este caso. Podremos ver en vivo y en directo la forma de trabajar de la policía científica, de los médicos legales, de la policía judicial y del juez de instrucción. Conoceremos el papel de cada uno de ellos en la resolución de los casos y visualizaremos sus métodos de trabajo.

Las jornadas son intensas pero tampoco agotadoras, centrándose la actividad en las tardes, aunque desde primera hora, eso sí. Desde las 16:00 tendremos un taller de novela policíaca impartido por J. R. Biedma, al que puede acercarse todo aquel que pague la matrícula del curso, y en el que no es necesario ser escritor para asistir. Seguido del taller, tendremos las conferencias, la sección el crimen a escena y a última hora de la tarde para desconectar de todo el día, una película cada día (a 3€ la entrada)

Para una primera entrega no está nada mal. ¿Peticiones para otros años? Como ya hemos comentado más de uno, que se extienda hasta el domingo para que los de fuera podamos acercarnos el fin de semana.

Os dejo el programa día por día y un regalito para los que utilicéis el Calendario de Google, un calendario público que podéis añadir a vuestra agenda del móvil para que no se os pase un solo evento: https://www.google.com/calendar/render#g%7Cweek-2+23091+23097+23091



La versión de Nelly, de Eva Figes

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No es este el primer ni el segundo libro que me topo en los últimos meses que aborda el tema de la identidad. Aunque este fue escrito originalmente en 1977, es ahora cuando nos llega por primera vez a España. Eva Figes es una autora relativamente desconocida en nuestro país. De momento solamente están traducidos al castellano el ensayo Actitudes patriarcales: Las mujeres en la sociedad (Alianza, 1973), y la novela Viaje a ninguna parte (2009, Edhasa). La autora llegó a escribir 13 novelas, 3 obras autobiográficas y varios libros de crítica feminista. Las obras autobiográficas pueden resultar especialmente interesantes porque el nazismo la obligó a huir de Alemania siendo una niña, dejando allí a sus abuelos que terminaron muriendo en el campo de concentración de Trawnki en Polonia, y ese sentimiento de culpa nunca abandonó a la autora.

Seguir leyendo en Culturamas.



Entrevista a Carlos Bassas

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Mientras seguimos tachando los días como si fuéramos un preso en la cárcel, se acerca cada vez más el arranque de la primera entrega de Pamplona Negra. Este próximo lunes 19 será el pistoletazo de salida, el arranque de 5 días que prometen tanto que estoy convencida de que va a dar mucho que hablar.

A pesar de ser aún pequeñita y novata, esta semana negra apunta alto y según palabras del propio coordinador, piensa darlo todo por si a la vez que es la primera entrega también es la última.

He abordado a Carlos con una serie de preguntas para que sea él mismo quien os cuente de primera mano cómo surge Pamplona Negra y cuáles serán sus puntos fuertes, qué hará diferente a esta semana negra y por qué debemos acercarnos a Pamplona. Y de paso, alguna pregunta más para conocer a la mente pensante que hay detrás del festival y de las novelas El honor es una mortaja y de Aki y el misterio de los cerezos.


LeerSinPrisa: Los festivales de novela negra parecen proliferar cada año más: Valencia Negra, Aragón Negro, Tú Santa Cruz Noir, Castellón Negro… Así que empecemos por el principio. ¿Es otra semana negra más o tiene algo que la diferencie del resto de semanas negras?

Carlos Bassas: Pamplona Negra nace con una intención diferenciadora: apostar específicamente por los autores que escriben en lengua castellana –tanto nacionales, como internacionales en futuras ediciones- o en cualquiera de las lenguas del Estado –en esta primera edición tenemos presencia de autores que escriben novela negra en euskera-, ya sean novelistas, relatistas, cuentistas o guionistas, a los que también consideramos escritores. Esa es una primera apuesta diferenciadora, que, por un lado, nos limita; pero, por otro, nos señala y nos define. 

También apostamos, al igual que hacen otros, por el cine y otras artes –teatro, comic, música- en futuras ediciones, y por otro elemento que hemos adoptado como seña de identidad: la sección “El crimen a escena”, en la que queremos mostrar al público el trabajo real de todos aquellos que intervienen en la investigación de un suceso criminal en España: policía, forenses, jueces… Nacemos pequeños, pero con ganas de crecer. Aunque también apostamos por mantener un tamaño, por decirlo de algún modo, asequible, asumible y compacto. Otro elemento diferenciador es la apuesta por tener un carácter divulgativo no únicamente pasivo (conferencias, mesas redondas), sino también práctico, por lo que hemos apostado por un Taller de Novela Policíaca, para que aquellos que estén interesados en aprender los elementos básicos de este género puedan hacerlo de la mano de un escritor de prestigio contrastado. La intención es ofrecer al público un taller diferente cada edición, o más de uno, tanto de novela, como de cómic o de guión de género en otras ediciones, por ejemplo. 

LSP: Imagino que organizar un evento de estas características no será ni fácil, ni rápido. Confiesa: ¿cómo y cuándo surge la idea de Pamplona Negra?

CB: Pues surge hace unos cuantos años…, aunque ha tardado en materializarse. Nace de la pasión de un lector de novela negra antes de convertirse él mismo en autor. También de una idea que compartimos hace tiempo la escritora Reyes Calderón y yo; de que Pamplona se situara de algún modo en el mapa literario nacional a través de la novela negra. Al principio, la idea no cuajó. Pero seguí insistiendo, hasta que se cruzó en mi camino una persona fundamental: Javier Lacunza, responsable de Baluarte y otras infraestructuras en Navarra. Mientras tomábamos un café, le expuse mi sueño y la cosa se puso en marcha con una facilidad extraordinaria… Y hasta aquí hemos llegado. Y después vino la ayuda de otros amigos y colegas, de escritores navarros como Carlos Erice, Alejandro Pedregosa, Rebeca Viguri o Patxi Irurzun, además de la misma Reyes Calderón, que han creído en este proyecto desde el principio y me han echado un capote esencial. Si luego San Fermín nos echa el suyo también, bienvenido sea.

LSP: Lo más original y destacado del programa es la sección “El crimen a escena”. ¿En qué consiste y qué nos encontraremos ahí?

CB: “El crimen a escena” es la idea que más clara tenía en la cabeza. Aunque se ha hecho algo parecido de modo esporádico en alguna otra Semana Negra –contar con un profesional que hable de su trabajo, incluso alguna breve representación-, yo quería darle un protagonismo especial… Y no quería circunscribirlo únicamente a que alguien tras una mesa explicara al público en qué consiste su labor específica; yo quería que el público lo viera, lo sintiera. Que tuviera la oportunidad única de asistir a cómo se procesa de verdad un escenario criminal. Así que me lancé a la piscina y contacté con Policía Nacional y Guardia Civil para proponérselo, y se mostraron encantados de colaborar, de mostrar su trabajo y explicarlo de un modo diferente, actuando. Luego contacté con un forense y con una juez de instrucción, que eran las dos partes que me faltaban, y su respuesta también fue extraordinaria.

Con lo que el público va a encontrarse es con dos escenarios criminales reales –una escena del crimen sin cadáver y un falso suicidio- y con dos unidades, la Brigada Provincial de la Científica de la Policía Nacional y la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil, acudiendo a esos dos escenarios y realizando la investigación en directo, con todos sus aparatos y medios humanos y técnicos, procesando la escena paso a paso y contando al público lo que descubren y cómo lo interpretan y valoran.

LSP: En el programa podemos ver que se compaginan las charlas y mesas redondas con la proyección de películas. Teniendo en cuenta tu especialización como guionista, no sorprende este rasgo. ¿Hubo alguna característica que te inclinase a escoger estas películas en concreto?

CB: Al igual que a la hora de elegir a los novelistas, el primer criterio para seleccionar las películas era que fueran obras rodadas aquí. El segundo criterio consistía en tratar de mostrar películas de diferentes décadas, y también en dar una oportunidad a algunas cintas que en su momento pasaron injustamente desapercibidas, como “25 kilates”, de Patxi Amezcua, por ejemplo. Pero si hay una de ellas que destaca por encima del resto es la de “Distrito Quinto”, de 1958, escrita por un guionista navarro llamado José German Huici y dirigida por Julio Coll. Ambos son figuras completamente olvidadas del cine español en general, y del cine negro español en concreto. Juntos sacaron adelante una serie de películas de género como la mencionada Distrito Quinto (1958), Un vaso de whisky (1958), Los cuervos (1961), La cuarta ventana (1962), Los muertos no perdonan (1963), Comando de asesinos (1966) y El mejor del mundo (1969). Huici trabajó, además, con otros directores como Javier Setó o Miguel Lluch. Queríamos reivindicar su figura y la existencia de un cine negro español anterior a los 80 del s. XX y, por supuesto, anterior al pequeño boom de producciones de este género que hemos vivido especialmente a partir de principios de los 2000.


LSP: Otro de los rasgos que se aprecian en el programa es la gran presencia de autores de la tierra. Las conferencias van siempre de la mano de un navarro: Fátima Frutos, Rebeca Viguri, Carlos Érice, Patxi Irurzun, Michel Gaztambide. Ninguno tenemos problema en citar autores catalanes de novela negra o madrileños, pero de la zona de Navarra no parece que se conozcan demasiados escritores de novela negra. ¿Has buscado potenciar y promocionar a los autores navarros a propósito, o simplemente se han unido a la causa por proximidad al evento?

CB: Navarra ha vivido un boom tremendo en lo referente a novela negra de la mano de Dolores Redondo y su trilogía del Baztán, a la que se han añadido después otras dos autoras como Maribel Medina y, más recientemente, Estela Chocarro. Sin embargo, ya existían otros autores de género aquí y en el País Vasco que escribían novela negra, tanto en castellano, como en euskera, con una larga trayectoria a las espaldas. Gente como José Javier Abasolo, Jon Arretxe, Alejandro Pedregosa o Carlos Erice, por ejemplo, y otros escritores como Fátima Frutos, Rebeca Viguri o Patxi Irurzun que, aunque no tocan el género, sí navegan otros. Mi intención era que también tuvieran presencia, no solo a través de sus presentaciones –la idea de “hermanar” a escritores locales menos conocidos por el público en general con escritores conocidos a nivela nacional e internacional la tuve clara desde el principio-, sino en las propias mesas redondas, de modo que su público más directo, el de su ciudad, el de su comunidad, tuviera la oportunidad de conocerles mejor, porque son todos grandes escritores.


LSP: En la novela negra mediterránea la comida y el clima son rasgos que tienen mucho peso. Los investigadores hace pausas para almorzar y meditan los casos frente a un suculento plato de comida. La temperatura también influye, y se aprecia más aún en contraste con la frialdad de carácter de la novela nórdica. ¿Hay algún rasgo del carácter o del clima navarro que se manifieste en las novelas negras de la zona? ¿O transcurren en Navarra como podrían transcurrir en Albacete?

CB: En el caso de las novelas de Dolores Redondo, la zona de Baztán es un elemento esencial y definitivo. Mágico y único. También algunas novelas de otros escritores como Alejandro Pedregosa o Estela Chocarro transcurren en Navarra; o la mía, en Pamplona, aunque no salga citada como tal. Lo mismo sucede con Abasolo (País Vasco) o con Jon Arretxe en alguna de sus obras. Otros, en cambio, las han ambientado en tierras lejanas. Aunque en ellas descubrimos algunos “rasgos de carácter” en los personajes que son propios del norte. Del mismo modo que Barcelona era un elemento esencial y un personaje más para Vázquez Montalbán, el norte y el carácter de sus gentes lo es en mayor o menor medida para los escritores navarros y vascos. Veremos qué dicen mis compañeros en la Mesa Redonda…

LSP: Todas estas preguntas te las lanzo como si estuviera hablando con un autor navarro, pero aunque haga muchos años que resides en Pamplona (desde 1992 si no me equivoco) tú eres, en realidad, de Barcelona. Como Paco Camarasa ya tenía ocupada Barcelona con su BCNegra, ¿por eso te escapaste aquí para tener un sitio propio donde hacer una semana negra? ¿O simplemente llevas ya tantos años en Pamplona que como escritor te consideras más navarro que catalán?

CB: Pues, si hago cálculos, llevo ya más años viviendo en Pamplona de los que viví en Barcelona, por lo que, a todos los efectos, me considero navarro (y los papeles así lo reflejan, y te aseguro que tiene lo suyo conseguir que te reconozcan la foralidad navarra…). Eso sí, siempre seré barcelonés y catalán de corazón. Y también manchego por la parte materna que me toca. Además, Barcelona está muy bien copada por Paco Camarasa, que es un auténtico crack, así que solo me quedaba tratar de emular al maestro en estas tierras… Mi intención era devolverle a esta ciudad parte de lo que me ha dado, y, como escritor de novela negra, pues este es el mejor modo que se me ha ocurrido.

LSP: Si miramos tu currículo, has sido profesor de universidad, guionista, escritor y ahora organizador de un festival de novela negra. También practicas y enseñas artes marciales y eres un gran conocedor de la cultura nipona. ¿Hay algo que se te escape?

CB: MUCHO. Para empezar, todo lo demás… En este país –y en otros me temo que sucede lo mismo-, es prácticamente imposible vivir única y exclusivamente de la novela, por lo que todos tenemos que dedicarnos a otras cosas, a veces directamente relacionadas con la literatura, otras no, para vivir. Yo escribo guiones –comerciales, publicitarios, documentales, de cortometrajes, de cine de vez en cuando- y doy clases, tanto de escritura, como de otros ámbitos del cine. Lo de las artes marciales viene por otro lado, es fruto de una pasión personal, que también acabó cruzándose con lo profesional en mi novela “Aki y el misterio de los cerezos”, ambientada en el Japón de principios del s.XVII. Las artes marciales tradicionales japonesas me ayudan a desconectar, a liberar mi mente, lo cual repercute de forma beneficiosa en todos los ámbitos de mi vida. Al igual que la cocina, mi otra gran pasión.

LSP: Como escritor has saltado de una novela juvenil ambientada en el Japón medieval a una novela negra ambientada en una ciudad pequeña que podría ser Pamplona. ¿En qué género te mueves más a gusto? ¿Y cómo pasas de escritor de novela japonesa a escritor de novela negra?

CB: Me muevo a gusto en los dos, y uno me libera del otro, tanto a nivel mental, como a nivel literario. Ambos géneros son bastante distintos (nivel de las tramas, lingüística, sintaxis, tipo de lector…), lo que me ayuda a no acomodarme y a no bajar la guardia. Trato de mantener ambos estilos separados y suelo dedicar un año a uno y otro, a otro, alternándolos. Mi suerte es que siento pasión por ambos mundos, lo cual me lo pone más fácil. El día que deje de estar enamorado de uno o de otro, tendré que dejarlo.

LSP: En los festivales, como en las novelas, lo importante es llegar a una segunda edición. Ahora mismo, antes de que pase Pamplona Negra y no sepas cómo va a funcionar ¿hay planes de futuro? ¿Tienes en mente ideas para llevar a cabo en una segunda entrega?

CB: Mi corazón ya trabaja en una segunda edición que no sé si va a llegar… Espero que sí, pero, como dice el gran guionista norteamericano William Goldman, aquí “nadie sabe nada”. Mi intención es que Pamplona Negra siga adelante, que se convierta en un referente y se acune junto a Gijón, Barcelona, Getafe, Valencia y otros encuentros, pero no depende de mí, sino del público y de los patrocinadores. Y eso te obliga, en el fondo, a algo bueno: a que te tomes la organización de cada edición como si fuera la única, la última, lo que, en el fondo, repercute en su calidad para bien. Uno de los principios de la Ceremonia del Té que ha saltado a las artes marciales es “Ichi go Ichi e”, que significa que cada momento es único e irrepetible, de modo que debes vivir cada ceremonia, cada segundo de esa ceremonia, como si fuera el último. Así me lo planteo. Pero como la esperanza forma parte de nuestro ADN, pues ya tengo la segunda edición en mente. Por si acaso. 

LSP: Por último, te pido que te mojes. Vende Pamplona Negra y convéncenos para que asistamos. ¿Por qué debemos escaparnos a Pamplona del 19 al 23 de enero? 

CB: Porque reúne a varios de los mejores autores de novela negra española de la actualidad: Eugenio Fuentes, Reyes Calderón, Lorenzo Silva, Jon Arretxe, Javier Abasolo, Alexis Ravelo, Paco Gómez Escribano, Víctor del Árbol, Leo Coyote… Porque también contará con la presencia de dos de los mejores escritores audiovisuales del género, como son Michel Gaztambide y Patxi Amezcua. Porque ofrece la posibilidad de ver muy buenas películas y de descubrir la figura de José German Huici y un cine negro español desconocido para el gran público, y porque cuenta con la posibilidad de ver en acción en una escena del crimen a profesionales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad realizando su trabajo en directo, algo nada habitual. Todas, razones de peso. Si a eso le sumas que,  además, contaremos con la presencia de un forense que hablará de su trabajo y de una jueza de instrucción que nos desvelará cómo se lleva a cabo una investigación criminal en España.... Y, por supuesto, que, a pesar del frío de enero, Pamplona es una ciudad muy acogedora y en la que se come muy bien. Mejor que bien. ¿Te lo vas a perder? Sería un crimen.

Pamplona Negra inunda la ciudad

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Ya no queda nada para el arranque de Pamplona Negra, apenas 3 días. Y en la ciudad ya se puede apreciar el entusiasmo que se ha puesto con este evento. Librerías, bibliotecas, cafeterías y los propios suelos de las calles se han engalanado con el evento. Y eso siempre es un motivo de alegría.
Comentaba ayer con dos amigos lo enriquecedor que me parecen estos eventos para las ciudades donde se celebran. Los que vivís en grandes ciudades o aledaños no sois conscientes de que en las ciudades pequeñas apenas tenemos eventos culturales, apenas alguna presentación de un libro, alguna que otra charla, pero poco más. En Madrid y Barcelona hay decenas de actos cada semana, pero en provincias la película es muy diferente. 

Sí, están surgiendo un montón de festivales negros por el país. En el mundillo de la ciencia ficción es más habitual que se monten reuniones con cualquier excusa, pero ahora los locos de la novela negro-criminal nos sumamos al carro. Cualquier excusa es buena para reunirse, hablar de literatura y compartir impresiones y experiencias.

Y sí, sirve para hacer caja. No nos engañemos: nadie da nada a cambio de nada. Pero si la gente que se acerca a esa ciudad paga una noche de hotel y un par de comidas, a la ciudad le viene de miedo. Y encima generas interés por la literatura, por el cine, por el cómic o por el arte, por lo que se tercie.

Uno de los principios de Pamplona Negra que me encanta es potenciar el producto nacional. Es genial que los hermanos mayores como Gijón, Barcelona o Getafe nos traigan a autores extranjeros, pero que se potencie a los autores de la tierra también es necesario: hace falta borrar esa falsa imagen de que lo nuestro no es bueno. Hay autores malos nacionales, por supuesto. Pero parece que si no viene de tierras extranjeras no puede despertar interés en el gran público.

Y este rollo os lo cuento con la excusa de mostraros cómo los pamplonicas están engalanando su ciudad para recibirnos con los brazos abiertos. Todas las fotos que os muestro a continuación podéis encontrarlas en la página de Facebook de Pamplona Negra, donde nos tienen informados de todo lo que rodea al evento.

Las librerías, como debe ser, han sido las primeras que han visto el potencial de Pamplona Negra y se han rodeado de decoración criminal y de carteles, aprovechando para exponer en sus mesas a los autores negro-criminales del momento. La Librería café Walden luce un escaparate así de bonito con las novelas de algunos de los asistentes a Pamplona Negra. Y es que por lo que se ve en las fotos de su perfil de Facebook la librería es digna de ser visitada. Podéis encontrarla en la calle Paulino Caballero nº31.


La Librería Nerea se lo ha currado un montón, y han plagado la librería de restos de disparos, huellas sospechosas y del logo de Pamplona Negra. Podéis encontrarla en la Calle Esquíroz nº27 (Por cierto, la persiana-cortina me tiene enamorada)





La Librería Gómez también ha colocado letreros en su escaparate y las novelas de dos grandes que estarán en Pamplona Negra: Lorenzo Silva y Reyes Calderón. Está ubicada en la Avenida de Pío XII nº35.



Aparte de las librerías, las bibliotecas no podían dejar de unirse. La Biblioteca Pública Yamaguchihasta nos numera las pruebas junto al contorno que han creado de un cadáver junto a una mesa-centro de interés de género negro. También han creado dos guías de lectura con una selección de obras, como nos indican en su página de Facebook.



Y por último, lo que más me gusta de cómo han decorado la ciudad son los alrededores de Baluarte, el Palacio de Congresos donde tendrán lugar las charlas, colmados de contornos de cadáveres junto al arma del crimen: el logo de Pamplona Negra. Llamadme morbosa, pero os aseguro que si tengo oportunidad pienso sacarme una foto dentro de uno de ellos.






Como los primeros días de Pamplona Negra me los perderé, la semana que viene aprovecharé para traeros las reseñas de algunos de los autores que participan en esta semana negra que promete ser más que interesante.

Un burkinés sobreviviendo en Bilbao: la saga de Touré de Jon Arretxe

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Hoy os traigo un tres por uno. Aprovechando que Jon Arretxe será uno de los participantes de Pamplona Negra y que por fin me he hecho con las tres novelas de Touré, era la excusa perfecta para leerlas, y todas de un tirón. Sé que desvirtua el trabajo del autor, que es concentrar en una semana el trabajo de años y que la evolución que se debería seguir año a año yo la saboreo día a día. Pero me encantan estos maratones para leer toda una serie de un tirón.

Hasta ahora de Arretxe había leído Shamarán, una novela que él mismo presentó en las Casas Ahorcadas en Cuenca y a la que no pude resistirme. Me encantó el estilo del autor, pero sobre todo los temas tan delicados en los que se adentra. Que estemos ante un autor vasco solo sirve para saber su lugar de nacimiento, porque los protagonistas de sus historias proceden de mucho más al sur de Bilbao.

Jon Arretxe
He asistido a más de una y más de dos presentaciones de alguna de las novelas de Touré, y mi curiosidad no hacía más que crecer. Un burkinés viviendo en Bilbao, que ejerce de echador de cauris, de cantante de ópera, de detective y hasta de gigoló. Un retrato llevado un tanto al extremo pero que refleja una realidad muy palpable en nuestro país: quien no se adapta, se hunde. Hoy en día no sirve con tener estudios y experiencia, también se te pide que tus aficiones y tus habilidades llenen un currículo imposible de abarcar. 

A lo largo de las novelas de Touré veremos la evolución del personaje, cómo se va haciendo cada vez más europeo en el sentido de acostumbarse a determinadas conductas que aquí son habituales. Mientras que en la primera novela no se le pasaría nunca por la cabeza acudir a la policía para denunciar una injusticia, en parte por su ausencia de papeles, en la última es lo primero que se le ocurre cuando alguien le comunica un delito. El paso del tiempo también hace mella en él. En un principio tenemos a un Touré más alegre y optimista, quizá también porque la suerte le viene de cara, pero en cada novela que pasa ese ánimo va decayendo viendo que la Europa con la que había soñado desde África no es tan idílica como él se pensaba.

Touré vive en el barrio de San Francisco, la Pequeña África como él lo llama, un barrio colmado de inmigrantes y gitanos, atestado de gente en pisos abarrotados de compatriotas que luchan por salir adelante. Estos pisos son un ejemplo de solidaridad y colaboracionismo, porque se pagan entre varios y cada uno aporta lo que puede, en ocasiones unos más que otros debido a la ausencia de trabajo. Poco a poco Touré va entablando amistad con las gentes del barrio y de los alrededores. Tendrá sus grandes apoyos en Osmán, un compañero de piso y amigo gracias al cual no podría haber sobrevivido en más de una ocasión; en Txema, un repartidor bonachón que le consigue trabajillos en donde puede, por desgracia todos muy mal pagados; y su querida Sa Kene, Cristina, una pelirroja que le tiene loco y que es algo más que una amiga.

En 19 cámaras tenemos dos voces narrativas diferenciadas. La del propio Touré, en primera persona y con un lenguaje cotidiano, sin grandes artificios pero con una narrativa cuidada. Por otro lado, un narrador omnisciente que será el que nos cuente lo que los vigilantes ven a través de esas 19 cámaras, de un modo frío y despersonalizado. Una tragicomedia, con partes realmente divertidas por las disparatadas situaciones en que se ve envuelto, con el contrapunto de la dura realidad del barrio que se ve a través de las cámaras y que en pocas ocasiones se le pone remedio. Pasará de echador de cauris, a investigador, llegando a integrarse en un coro como cantante de ópera. Las casualidades y el azar jugarán una baza muy importante en su vida, pero su encanto natural y el que sea tan buena persona serán la verdadera magia de su día a día.

En 612 €uros pasaremos un verano caluroso y un tanto triste en Bilbao. La temporada de ópera ha terminado, no parece que le surja nada como investigador y los trabajillos que se le presentan no son ni deseables ni bien pagados. Por 20€ tendrá que trabajar como toro de fuego en las fiestas de Rekalde y por menos aún encontrar una serie de objetos robados para una señora agarrada y tacaña. El optimismo de la primera novela se va diluyendo, se ve envuelto en una trama complicada con un supuesto pariente que se instala en su casa. No consigue un buen trabajo, no consigue los papeles, la policía no le deja en paz y cada vez está más harto del racismo de los bilbaínos, sobre todo de los que en su día también emigraron dentro de su tierra en busca de unas condiciones mejores.

En Sombras de la nada, nos encontramos con la novela más dura y cruda de las tres. Touré tiene una hija, Sira, que vive en París. En las entregas anteriores hablaba con ella de tanto en cuanto por teléfono, y la insistía en que le visitase, pero ella siempre se negaba con evasivas. Al principio de la novela tenemos a un Touré emocionado porque Sira por fin irá a visitarle. Sin embargo, a pesar de que Sira cogió el tren en París nunca llega a Irún. ¿Qué le ha sucedido? ¿Por qué no coge el teléfono? ¿Dónde se ha metido? La situación de Touré complica las cosas, sigue sin papeles y no debe cruzar la frontera. Su amiga Cristina será un pilar fundamental para él en esta novela, y ella no duda en ayudarle. Ella viajará a Francia para investigar en las principales estaciones y averiguar qué ha sido de Sira. A su vez, Touré deberá ayudar a Uwa, una prostituta que ha sido obligada a vender a su bebé nada más dar a luz y quiere recuperarlo. Trata de blancas, comercio infantil y hasta tráfico de órganos se entremezclan en una novela que lleva a Touré al límite.

A pesar de tratarse de una serie, como las buenas sagas, las tres novelas pueden leerse sin problema de forma independiente. Es cierto que si las leéis desordenadas encontraréis algún spoiler de las anteriores, pero las historias son perfectamente entendibles de manera aislada.

Si tuviera que quedarme con una, sin lugar a dudas me quedo con la última. El tono es mucho más dramático, el humor que caracterizaba las anteriores se ha ido perdiendo por las dificultades que pasa Touré. Los temas que aborda son muy muy duros, y más aún cuando sabes cuánto hay de verdad en ellos. Consigue encogerte el corazón en más de una ocasión, y el último capítulo es simplemente desgarrador. Tengo curiosidad por saber cómo va a continuar la vida de Touré porque no lo tendrá nada fácil.

Si no habéis asistido nunca a ninguna presentación de las novelas de Jon Arretxe os pido encarecidamente que vayáis si tenéis ocasión. La suerte que tenemos es que Jon se documenta de primera mano para todo lo que refleja en sus historias, por lo que sabemos que lo que nos cuenta es muy real, lo que hace que sea aún más duro de leer. Fotografías de las calles, de las gentes, de los locales en los que se inspira para ambientar sus historias colman sus presentaciones. Es un gusto oírle hablar y explicar todo aquello que no llegamos a leer, todo lo que hay detrás de la novela.

*Si estáis cerca de Pamplona, no dejéis de acercaros este jueves a Baluarte a las 16:00 de la tarde, porque Jon Arretxe participará en la mesa redonda "El beltza: pasado, presente y futuro", junto a Alejandro Pedregosa, Carlos Erice y Javier Abasolo, moderada por el coordinador del festival Carlos Bassas.


Título: 19 cámaras.
Autor: Jon Arretxe.
Editorial: Erein.
ISBN: 9878497467698
Páginas: 256
Precio: 18€

Título: 612 €uros.
Autor: Jon Arretxe.
Editorial: Erein.
ISBN: 9788497468404
Páginas: 272
Precio: 19,20€

Título: Sombras de la nada.
Autor: Jon Arretxe.
Editorial: Erein.
ISBN: 9788497468909
Precio: 18€

Los tipos duros no leen poesía & Morir despacio, de Alexis Ravelo

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Esta semana estoy con las promociones. El lunes os traje tres novelas en una sola entrada y hoy dos. Dos novelas que llevaban mucho tiempo en mi estantería y que me he resistido a leer porque no quería quedarme sin aventuras de Eladio Monroy por leer... Y ha llegado el día. Ya he leído las 4 novelas protagonizadas por el investigador canario y ahora me tocará releer para disfrutarle.

Es curioso como puedes llegar a encariñarte de un personaje de novela. Y en los últimos tiempos me he encariñado de unos cuantos, sobre todo cuando encima ves pinceladas de la personalidad del autor que se reflejan en el personaje.

Por todos vosotros es ya sabido que este escritor canario me tiene ganador el corazón, tanto a nivel personal como a nivel literario. Tiene una forma de expresarse en sus novelas, de organizar sus tramas, de pulir cada palabra que me fascina. Y los personajes. Y los títulos. Y los arranques... ay los arranques de Ravelo.

El arranque de Los tipos duros no leen poesía no podía ser menos. "Estoy grabando esto porque van a matarme" es la primera frase de la novela. ¿No me diréis que no es una manera brutal de empezar? Me recordó automáticamente a la famosa promo de la película Tesis. Nos encontramos con un Eladio medio desangrado, con un torniquete en el muslo y una grabadora en la que vuelca una confesión por si la policía o la ambulancia no llegan a tiempo de salvarle. ¿Cómo hemos llegado a este punto?

Eladio no es un investigador al uso. Me recuerda al Matt Scudder de Lawrence Block en el sentido de que lo único que hace es "favores" a amigos, busca cosas y trata de encontrarlas. No tiene licencia, no se dedica a investigar de modo oficial. Pero como tiene relación con la crème de la crème de la gente de la calle, consigue información que a la policía no le resulta tan sencillo. Por ello recibe el encargo de recuperar una caja. Una caja sin más valor que el sentimental, según la dueña Melania Escudero. Es un recuerdo de familia, y por circunstancias de la vida ha quedado en el piso que ocupa la antigua amante de su marido fallecido. La amante no quiere ni oír hablar de darle nada a Melania, y le piden a Eladio que si no es capaz de "llevársela" de algún modo, que al menos consiga unas fotografías de la caja para poder conseguirla por medios legales.

La bola de nieve empezará a rodar cuando Eladio pida ayuda a un amigo experto en colarse en casas ajenas. Y desde ese momento Eladio empezará a tener problemas. Graves problemas. 

En Morir despacio nos encontramos con el Eladio más maduro y elaborado de las cuatro novelas. Y también más quemado, más cabreado con el mundo y con la podredumbre en la que tenemos que sobrevivir cada uno de nosotros. Víctor Barroso se ha suicidado cortándose las venas en la bañera. Es algo más o menos normal (por desgracia demasiado hoy en día) pero su padre está convencido de que algo no encaja. Tras años de desfase, fiestas y drogas, por fin Víctor llevaba un año asentado y aparentemente feliz. También le escama que no haya dejado nota de suicidio, pero no siempre se dejan. Ernesto le pedirá a Eladio que calme esa sensación de que algo no está bien en la muerte de su hijo y Eladio empieza a investigar. De entrada, que el supuesto suicida encargase un libro online ese mismo día ya es cuanto menos sospechoso. Si se iba a suicidar, ¿qué sentido tiene? Pero cuando descubren que su amante murió ese mismo día ahogada, la mierda empieza a oler.

Algo que empieza como una simple muerte sospechosa acabará tocando fibras de algunos de los hombres más poderosos de Gran Canaria. Y es que Maite, la amante de Víctor, era periodista. Y al parecer estaba a punto de destapar algo gordo. Y Víctor lo sabía. Y ambos mueren la misma tarde. Algo huele a podrido en Dinamarca.

Un constante en las novelas de Alexis Ravelo es la denuncia social y especialmente política. Mete el dedo en la llaga, tanto, que en ocasiones hace daño, como sucede concretamente en Morir despacio, una trama de ficción inspirada (o no) en algunos hechos muy reales:

Los protagonistas, aparte de mi querido Eladio y su chica Gloria, son siempre desheredados, gente de la calle, sin oportunidades y que se dedica a sobrevivir como buenamente puede. Como Casimiro, el dueño del bar donde cada día Eladio lee el periódico, Dudú y Chapi desde su taller de reparación de coches, su vecino Matías aficionado sin remedio al gran cine y a meterse con Eladio, el comisario Déniz sin el que no habría salvado el culo en más de una ocasión, y la aparición como marca de la casa de un pequinés de uno u otro modo en sus novelas.

Entre Morir despacio y Las flores no sangran, su última novela, ya os adelanto que la evolución cualitativa es importante. Tanto en tramas como en narrativa, es una gozada ir viendo el crecimiento desde los inicios de un autor que ya apuntaba maneras en sus primeras novelas y que se ha consolidado como uno de los grandes autores de la novela negra de nuestro país. Y lo mejor de todo es que sigue teniendo los pies en la tierra, y sigue siendo muy consciente de que el camino se hace andando. Por ello no se confía, más bien al contrario, y sus niveles de perfeccionamiento alcanzan cada vez cotas más altas. Y qué gusto que sea así.

* Dos recomendaciones: la primera que si vais a leerlas, las leáis en orden. No es necesario, pero las disfrutaréis más de este modo. La segunda, que os paséis por el blog del propio Alexis, porque no solamente escribe buena literatura.

** Anteriores entregas de Eladio Monroy reseñadas en el blog:
- Tres funerales para Eladio Monroy.
- Sólo los muertos.



Título: Los tipos duros no leen poesía
Autor: Alexis Ravelo
Editorial: Anroart
ISBN: 9788415148302
Páginas: 282
Precio: 14€


Título: Morir despacio
Autor: Alexis Ravelo
Editorial: Anroart
ISBN: 9788415148012
Páginas: 354
Precio: 15,60€

Pamplona Negra 2015 - Balance

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Seguro que a más de uno le ha extrañado no ver por aquí mis conocidas crónicas cada vez que me voy de festival negro. Que nadie se me asuste. Aunque no son tan detalladas, en esta ocasión me he mudado a Radio Fiat Lux y al blog Elemental de El País para contar de primera mano lo que me ha parecido esta primera entrega de Pamplona Negra.

Decir que he venido contenta es decir muy poco. Ha sido una primera entrega magnífica, tanto por los contenidos del Festival como por el recibimiento y el trato recibido. Este festival promete muchas sorpresas y contenidos interesantes. Así que no le perdáis el rastro.

Como os decía, en Radio Fiat Lux tuvimos una charla informal entre Sergio Vera, el capo de Las Casas Ahorcadas de Cuenca, Ricardo Bosque y una servidora, bajo la batuta de Javier Manzano. Aquí tenéis el enlace para escucharla: http://revistafiatlux.com/tertulia-negra/

Por otro lado, ya que Galindo no podía asistir al festival he hecho de cronista para su blog, lo cual es todo un honor y un placer. Aquí tenéis el enlace a la entrada: 

Las flores no sangran, de Alexis Ravelo

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Dentro de una lista de delitos absurdos podemos encontrar un atraco a una comisaría, un asalto a un banco de esperma, o un atraco exprés en una isla. Un lugar delimitado por agua, sin mayor vía de escape que medios de transporte vigilados y controlados: es una apuesta segura por tu detención. Este es el argumento de inicio de Las flores no sangran, la elección de un delito absurdo condenado a terminar mal. Y como bien nos indican desde el comienzo de la historia, un plan que terminará con muchas bajas. Demasiadas.

Todo este plan surge de la mente brillante de Eusebio el Zurdo, el chófer de don Isidro. Y don Isidro es un personaje despreciable, de esos que presumen de haberse hecho a sí mismos, pero sin decir a costa de qué o de quién. Alguien dispuesto a cualquier cosa a cambio de dinero. Por eso el secuestro exprés no será a don Isidro, sino a alguien que dicho personaje aprecie: su hija Diana, una niña rica que intenta reinventarse, no amoldarse a ese papel de hija de papá que le viene de cuna.


Seguir leyendo en Fiat Lux.

Última página... Enero

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He de reconocer que el año no habría podido empezar mejor para mí. A pesar de haber pasado jornadas agotadoras de trabajo (sí, aparte de ir de festival negro en festival negro y del blog también tengo un trabajo) el hecho de reencontrarme con tantos amigos en Pamplona ha hecho que todo merezca la pena. Allí conocí a gente realmente encantadora, y a pesar de las cábalas que he tenido que hacer este año para poder asistir, el año que viene si me es posible intentaré repetir.

Mi falta de tiempo libre entre unas cosas y otras ha hecho que mis lecturas no hayan sido demasiadas, y sin embargo han entrado un montón de libros nuevos. Y los que me traeré de Barcelona, que sé que serán muchos. Pero vayamos por partes.

Lecturas de Diciembre:

Haciendo balance no han sido pocas, pero es cierto que en esta última semana por ejemplo apenas he podido acercarme a un libro. Muy poco tiempo libre y mucho cansancio. Menos mal que me voy a Barcelona mañana y no hoy, porque sino me tendría que ir a la cama directa nada más llegar. Me da rabia cuando mis semanas son tan irregulares, la lectura consigue hacerme desconectar por un rato de la realidad y descansar mi mente de tanto ajetreo, y cuando paso muchos días sin leer, mi ánimo se resiente. 

Mi plan inicial era haber hecho más entradas con libros de autores que asistirían a Pamplona, y algunos otros de Barcelona, pero al final me ha sido imposible. El número final ha sido de 11 libros terminados:

- Un buen invierno para Garrapata, de Leo Coyote.
- Kinsey y yo, de Sue Grafton.
- O de odio, de Sue Grafton.

En proceso:

Esta tarde espero que me de tiempo a terminar Pista negra, de Antonio Manzini, el último lanzamiento de Salamandra Black. Ya me habían avisado de que era un libro divertido, pero no pensé que fuera a reírme tanto con él. Una buena combinación de humor, narrativa de la buena e intriga. Por lo demás, sigo con los mismos que seguía en Diciembre. Empiezo a plantearme que si los dejo aparcados tanto tiempo igual es por algo y debería abandonarlos. ¿Qué opináis?

Adquisiciones:

Empiezo el año mal, muy mal. Mi pila de libros no deja de crecer, de hecho anoche actualicé mi lista de libros para no comprarme en Barcelona alguno que ya esté en mis estanterías y tengo más de 300 sin leer. ¡Se me va de las manos! Para este mes es absurdo hacerme el propósito de no comprar muchos porque sé que no lo voy a cumplir.


- La ley de la ferocidad, de Pablo Ramos. El primero que publicó Malpaso de este autor, El origen de la tristeza, me lo recomendó en su día María Cardona cuando trabajaba en la editorial y a pesar de que el tema del lenguaje me costó un poco, el libro fue una delicia. Había que repetir.
- La ciudad de la memoria, de Santiago Álvarez. Primera novela de uno de los organizadores de Valencia Negra. Como escritor aún no lo sé, pero como persona Santiago es un verdadero encanto, así que esperemos que parte de ese carisma se plasme en la novela.
- La versión de Nelly, de Eva Figes. Ya os conté en su día lo que me gustó este libro en esta reseña. No lo dejéis pasar.
- Un paseo por el lado salvaje, de Nelson Algren. Hace más de dos meses buscando un libro llegué a otro, y de ahí a otro y acabé frente a este. El argumento me atrajo un montón, pero esa portada, y el título que hizo que se me escapasase un tu, turu, turu, turu, tuturutu... en cuanto lo vi, tarareando la archiconocida Walk on the wild side de Lou Reed, hicieron el resto. Tras dos meses de espera, por fin me ha llegado de EEUU, una ganga.


- 19 cámaras, 612 €uros, Sombras de la nada y Raíces Negras, de Jon Arretxe. Estos 4 libros más el de Carlos Salem llegaron en un paquete desde Cuenca, todos ellos firmados y dedicados por los autores. Y es lo que tiene pertenecer a un Club de Lectura como las Casas Ahorcadas, que llevan autores muy grandes, y aproveché la coyuntura para comprarlos todos de golpe. 
- Camino de ida, de Carlos Salem. Le había echado el ojo precisamente desde que Galindo comentó en Elemental que era el que más le había gustado del autor, así que aprovechando la edición de Navona y su buen precio me hice con él. Otro dedicado. Gracias Carlos.



- La noche de piedra, Los días de mercurio, de Alexis Ravelo. La iniquidad I y II. Eran los dos que me faltaban en mi colección de "Ravelos" negros, así que se los pedí a la editorial y encima me trataron de maravilla, buscando dos ejemplares en perfecto estado. ¡Parecen recién salidos de la imprenta! Me fío mucho de José Luis Ibáñez, y él dice que son los mejores del maestro, así que los veréis pronto por aquí.
- Las flores no sangran, de Alexis Ravelo. Un libro muy esperado tras el año de Ravelo, el 2014. Un montón de premios y sobre todo mucho cariño hacia él de parte de los que más saben de esto: los propios lectores. Tanta gente no puede estar equivocada. Su última novela es la más redonda, la mejor. Sigue y sigue mejorando. Qué gusto tener autores así entre nuestras letras. Mi reseña, aquí.
- Mercado de invierno, de Philip Kerr. Reconozco que el tema del fútbol en una novela me tira para atrás una barbaridad. Pero la experiencia el año pasado con El último milagro de Horacio Convertini fue satisfactoria. A ver qué tal. Kerr suele ser un acierto, pero nunca se sabe.
- La última llamada, de Empar Fernández. Última novela de Empar, a la que tuve el honor de conocer en Getafe. Una mujer encantadora y muy interesante. A ver qué tal su última novela.
- Pista negra, de Antonio Manzini. Una joyita mediterránea con aires de Camilleri pero con una trama cubierta de nieve. Más detalles, en mi reseña, que caerá muy pronto.

Mis adquisiciones en digital han sido 3 este mes:

- El regreso del lobo, de Fernando Rueda. Un autor que tengo muchas ganas de leer por fin porque ya son muchos años escuchándole en la radio. Y que tendré el placer de escuchar en directo en Barcelona.
- Dios salve al muchacho, de Robert B. Parker. Tengo más ganas de entregas de Spenser, así que no podía dejar de hacerme con este.
- La lección de anatomía, de Marta Sanz. Una autora con la que disfruté muchísimo con Black, black, black, con un estilo diferente y una narrativa magnífica. Este dicen que es de los mejores. A ver qué tal.

Películas:

Muchas menos vistas de lo que me habría gustado. Quería haber hecho maratón de las películas proyectadas en Pamplona Negra antes de ir, pero de nuevo la falta de tiempo me jugó una mala pasada. Ahí las tengo listas para verlas en cuanto saque un rato.

- El lado bueno de las cosas, de David O. Russell. Había oído maravillas de esta película, y aunque es cierto que esperaba un poco más de ella, reconozco que me gustó mucho. En especial los personajes, ya que Jennifer Lawrence no es santo de mi devoción y me sorprendió muy gratamente. Siempre es un placer ver a Robert De Niro, aunque sea como secundario.
- La caja 507, de Enrique Urbizu. Una película que había visto ya hace un montón de años, y de la que apenas recordaba 4 cosas. Gracias a la charla de su guionista Michel Gaztambide en Pamplona Negra la película ha cobrado una nueva dimensión.
- Casablanca, de Michael Curtiz. Una película mágica que no me canso de ver una y otra vez. Hay trocitos de diálogo que recito a la par con los protagonistas. Verla en pantalla grande ha sido un lujo, escuchar las carcajadas de la gente en determinados momentos, ver las sonrisas de quien la veía por primera vez. Una de mis películas favoritas que cuanto más veo más me gusta. Quien tuviese un Bogart que te amase de ese modo...

Proyectos varios:

Mañana por la mañana aterrizo en Barcelona para disfrutar de mi segunda BCNegra. Festival negro implica crónicas de dicho festival, que espero traeros por aquí puntualmente cada día. El programa es muy atractivo, con charlas más que interesantes y el hecho del cambio de ubicación y despedirme de las sillas matadoras de La Capella también es un incentivo para acudir. Como siempre, lo mejor las charlas que se tienen después de las oficiales, hablar cara a cara con los autores, desvirtualizar gente y reencontrarse con amigos. Ya sabéis que además Barcelona tiene un hueco en mi corazón, es una ciudad que me fascina a la que me escapo en cuanto tengo ocasión. Espero dejar atrás la nieve de León para encontrarme con el sol del Mediterráneo. Aunque solo sea por unos días. 

Este es el enlace al programa por si estáis cerca y os animáis a pasar por allí: 

Pista negra, de Antonio Manzini

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¿Cuál es la receta para hacer una buena novela negra? Como si de un bizcocho se tratase, se pueden conjugar varios elementos. Debido al gran éxito en los últimos años de la novela nórdica, diría que hay que meter una buena porción de nieve. Pero claro, también tenemos el éxito de autores mediterráneos como Camilleri o Márkaris. Bueno, pues mezclamos cuarto y mitad de novela mediterránea con dos medidas de nieve. Ahora solo nos hace falta un protagonista con gancho, con alguna característica que le haga destacar: la mala leche. Pero no una mala leche provocada por la bebida o las depresiones, sino una mala leche acorde al carácter mediterráneo, con altas dosis de humor. Una mala leche de esas que te hagan simpatizar con el autor. ¡Et voilá! Tenemos Pista Negra, de Antonio Manzini. Por supuesto que la novela no es tan calculada ni metódica como una receta, pero sí me ha resultado curioso encontrar ingredientes de diversos tipos de novela negra de éxito. Como si hubiera metido todos ellos en una batidora y el resultado fuera un plato exquisito. 

Rocco Schiavone tiene unas cuotas de ira de lo más elevadas. Incluso tiene una escala para medir lo que, con perdón, más le toca los cojones. Le molesta mucho la estupidez humana, la incompetencia de sus compañeros y estar atrapado en Aosta, una ciudad de los Alpes italianos. Un paraje espectacular que él detesta. No le gusta la nieve, ni la ropa que es preciso utilizar en estos lugares. Él es un romano elegante, enamorado de sus zapatos Clarks, de su loden y de la buena vida de la gran ciudad. El provincianismo de sus vecinos le enerva, y no tiene problemas en decírselo a cada uno de ellos en cuanto tiene ocasión, aspecto que les descoloca y les deja sin recursos. No están acostumbrados a esa aplastante sinceridad.

En Pista negra arrancamos la trama con un desgraciado accidente: una máquina pisanieves parece haber atropellado a un hombre en medio de la montaña. Pero, ¿qué hacía ahí plantado? Es imposible que el conductor de la máquina no le viese, la pisanieves va provista de focos muy potentes. El pobre conductor está desolado, el cadáver ha quedado despedazado y no se explica lo que ha sucedido.

Las primeras hipótesis apuntarán a que el muerto ya estaba muerto, y que por eso no se apartó de la trayectoria de la máquina y que ese es el motivo de que el conductor no le viese. Parece ser que tiene una marca distintiva en su cuerpo y gracias a ello se averiguará rápidamente la identidad del fallecido. Al menos así le ahorran el mal trago a la viuda de reconocer un cadáver despedazado.

Schiavone es uno de esos investigadores que se fijan en los pequeños detalles, esas minucias en las que nadie más repara y que finalmente son determinantes en la resolución del caso. Parece ser que el cadáver no llevaba los guantes puestos. Recordad que estamos en plenos Alpes, las temperaturas no suben de 0ºC, y es fundamental ir bien abrigado. El fallecido fumaba y al parecer se quitó los guantes para fumar. Pero, ¿los dos? Para fumar solo es necesario quitarte uno, para sacar el cigarrillo del paquete, para encenderlo y para sostenerlo con más facilidad que con unos enormes guantes de nieve. Pero no los dos. Creo que este ejemplo es lo suficientemente gráfico de qué tipo de policía tenemos delante.

Al estilo de un moderno Sherlock Holmes, Schiavone tendrá un escudero, Italo, un tipo que Manzini utiliza de excusa para que veamos el carácter de Rocco en todo su esplendor. Y también para introducir algún guiño acerca de la situación económica actual en Italia:

- Rocco, yo no puedo permitirme un sitio como éste. 
- Tranquilo, Italo, invito yo. Qué coño, si no puedo invitarte a comer, ¿qué vida es ésta?
El agente se encogió ligeramente de hombros.
- Pues sí. ¿Y qué vida es ésta si a los veintisiete años sigo en casa de mi padre para ahorrarme el alquiler y las facturas, y si tengo que hacer cuentas para ir al cine y a una pizzería?
- Ya. - Rocco mordió un colín -. Eres un tipo muy válido, Italo, pero tus perspectivas de hacer carrera en la policía no son especialmente prometedoras.
- Lo sé. Y te digo más: mis perspectivas en general tampoco son especialmente prometedoras, pero, si encuentro algo mejor, dejo la policía.

Una muestra dolorosa y real acerca de esa "generación perdida" que tenemos, en Europa al menos, la generación de los sueños frustrados, de escasa valoración personal porque el hecho de que no se aprecie ni se remunere tu trabajo como merece hace que pierdas la perspectiva sobre lo que es correcto y lo que no. Como buena novela negra mediterránea veis que la denuncia social está incluida, de un modo sutil que no entorpece la trama, pero que logra que se quede en tu retina sin que te des cuenta. Y como este ejemplo hay decenas más: sobre la corrupción, sobre la economía sumergida, sobre la crisis. Pinceladas aquí y allá.

Si Márkaris es el espejo de la sociedad griega, Manzini va por buen camino para ser el espejo de la sociedad italiana. Y es que la trama, como sucede en estos casos, es una excusa para poner de relieve las miserias del alma humana: la envidia, los celos, el engaño, las habladurías, el atontamiento intelectual. Y todo ello con una magnífica combinación de comedia, arrancándote más de una carcajada, y de drama, con un final que te deja un nudo en la garganta. Manzini está teniendo un gran reconocimiento en Italia, y está en proceso de traducción a siete idiomas. Creo que puede ser el comienzo de una gran amistad.

*Para aquellos que viváis en Barcelona o alrededores, podréis disfrutar del autor en directo en BCNegra este miércoles a las 17:00 en el Auditorio del Conservatorio del Liceu.



Título: Pista negra.
Autor: Antonio Manzini.
Editorial: Salamandra Black.
ISBN: 9788416237036
Páginas: 256
Precio: 17€

BCNegra 2015 - Primer disparo (lunes 2)

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Aquí estoy por segundo año. Ayer por la mañana aterricé en Barcelona después de despegar de un León cubierto de nieve. Dejaba atrás el frío de mi ciudad para reencontrarme con el Mediterráneo y con el sol. Por desgracia, de momento el sol brilla por su ausencia, pero al menos la temperatura es mucho más agradable (por mucho que traten de convencerme de que hace mucho frío). Parada en el hotel, un café con medio bocata de jamón, y quedada con amigos para comer. No nos podíamos entretener mucho porque a las temerarias 16:00 de la tarde comienzan las jornadas. Lo de temerarias va porque con el cambio de ubicación de este año a un lugar con butacas y calefacción invita a la siesta. Eso sí, todo un acierto la elección del espacio y sobre todo la decoración.


La primera mesa que nos topamos fue "La primera huella". El tema que se trataba era esa primera huella que dejan los autores: su primera novela. En la mesa teníamos a David Llorente, autor de Te quiero porque me das de comer, a Pere Cervantes, autor de No nos dejan ser niños, a Carmen Moreno, autora de Una última cuestión, y a Albert Pijuan, autor de El franctirador (publicada solo en catalán). A la batuta, Nacho Cabana.


Aparte de tratar el atractivo del personaje del psicópata en sus novelas, un personaje depravado escondido dentro de una persona aparentemente normal que vive en sociedad, se planteó la interesante cuestión de que todos los autores de la mesa habían localizado sus novelas en lugares diferentes de los que las escribieron. 

Carmen Moreno es gaditana y ubicó su novela en Madrid. Es cierto que es de Cádiz y vive allí actualmente, pero pasó muchos años en Madrid y eso le hizo empaparse de la forma de vivir y de pensar de la capital. Pero sobre todo escogió Madrid porque lo que ella cuenta no podría pasar en Cádiz: en Cádiz un crimen se resuelve en unas horas porque todo el mundo cuenta todo. Pere Cervantes localizó su novela en Menorca entre otras cosas para situarla en un sitio nuevo para la novela negra, un lugar que no estuviese copado como Madrid y Barcelona. Además descubrió un dato interesante, y es que el índice de suicidios de Menorca es el más alto del país por media de habitante. En el caso de David Llorente, todo surgió de una revista que le solicitó un cuento sobre España y decidió escribirlo sobre su barrio, sobre Carabanchel. Ahí se dio cuenta de que tenía material más que de sobra para escribir una novela.

Otro de los puntos en los que las novelas de los ponentes son similares es en la importancia que se da al diálogo y la forma de expresarse de los personajes. En el caso de Llorente la fórmula escogida es original, pero que otorga un carácter a la novela muy especial: una narración neutra que hace que sea el propio lector el que le dote de personalidad. En el caso de Carmen Moreno comentaba que para ella los diálogos son fundamentales, que no necesita de largas descripciones para introducir una escena, pero que sí que necesitaba que los personajes se describiesen a sí mismos a través del lenguaje. En el caso de Pere Cervantes su mayor obsesión era el tema procedimental, que todos los procedimientos policiales que se plasman en la novela fueran verídicos, quizá por deformación profesional.




La segunda mesa de la tarde llevaba el título de "Nuevas geografías criminales" y podíamos enlazarlo un poco con la decisión de Pere Cervantes de localizar su novela en Menorca, descentralizando las novelas a provincias. Participaban en la mesa Nieves Abarca y Vicente Garrido, autores de El hombre de la máscara de espejos, William C. Gordon, autor entre otras de Las esferas del poder, Zygmunt Miloszewski, autor de El caso Telak. Moderaba Pilar Argudo.

Se abordó, como el nombre de la mesa indica, el cambio de escenarios negrocriminales en las novelas, ubicándolas cada vez más en lugares de provincias. Nieves Abarca y Vicente Garrido lo tenían claro: la primera decisión que tomaron fue que sus novelas no se ambientarían ni en Madrid ni en Barcelona. Nieves veía Coruña como un sitio fabuloso para cometer un crimen y de hecho recorrió la ciudad en busca de rincones donde ambientar su novela. Según Vicente, hasta que no se mudó a provincias, la novela negra era muy urbana y surgía como la alienación del ser humano dentro del anonimato del contexto urbano. En el caso de William C. Gordon, el tema de la ubicación era tan importante para él que San Francisco es un personaje más. A Zygmunt Miloszewski le ocurre que sus paisanos consideran su novela como negra, pero desde fuera de sus fronteras es casi más apreciada como un retrato de la sociedad polaca del momento.

Todos ellos estaban de acuerdo en que al localizar los asesinatos en lugares apartados de las geografías habituales ayuda al lector a que comprenda que estos asesinatos puedan ocurrir fuera de las grandes ciudades. Al fin y al cabo lo importante en las novelas de todos ellos es plasmar la condición humana, lo ambientes donde lo ambientes. 

Acerca de los asesinos de sus libros, Miloszewski comentaba que nadie se despierta un día siendo un asesino, que hay un proceso de cambio, un momento en el que te sucede algo que te lleva a esa condición, y ese proceso es el que le interesa. Gordon puntualizaba que no se puede pintar en las novelas a un personaje que sea 100% malo porque no es creíble, y que precisamente en ese balance entre maldad y humanidad es donde radica el atractivo del personaje. Abarca sí que cree que existen malos muy malos en el mundo, pero que literariamente es necesario aportarles un rasgo de humanidad para que sean creíbles. Garrido opina que los asesinos tratan de justificarse, pensando que realmente era necesario hacer lo que han hecho, que ellos tenían sus motivos. Es un modo de salvar la propia autoestima. 



Continuamos con la mesa "¡Que viva Darwin! La evolución del personaje en la novela negrocriminal". Moderada por Rosa Ribas, teníamos a Toni Hill, autor de Los amantes de Hiroshima, Jaume Ribera y Andreu Martín, los padres literarios de Flanagan y Lorenzo Silva, creador de la serie de Belilacqua y Chamorro.

Rosa les planteó la cuestión de cómo comienza la gestión del personaje, cómo se crea, cuándo sabes que tiene la entidad para ser un protagonista. Lorenzo comentaba que Belilacqua nació cuando él hizo la mili. No buscaba crear una serie, era una novela experimental y no funcionó. Se la rechazaron y quedó en el cajón hasta que ganó el Premio Nadal. De la editorial le reclamaron más material y entregó El lejano país de los estanques. En el caso de Andreu y Jaume cuando crearon a Flanagan no estaban buscando un personaje para una serie de novelas. Se reunían para comer y para hablar y se les ocurrió la idea de hacer una novela juvenil parodia de las novelas de detectives, más negra que enigma. La siguiente que crearon no fue de Flanagan y el editor les pidió que siguieran con el personaje. Para Toni, Hector Salgado nació argentino en su mente. Él no estaba pensando en crear una serie, eso lo vas descubriendo más adelante, y a tus personajes también les vas dando más carácter a partir de la segunda novela.

Acerca de los nombres dados a los personajes, a Lorenzo le dio la idea un jefe que tuvo llamado Rubén Montefalcone. Le hacía gracia crear un personaje que ya con su nombre transmitiese un mensaje. Andreu y Jaume no saben muy bien de dónde sale el nombre de Flanagan, surge de un modo espontáneo. Lo buscaron más como un mote, una forma de que no le llamasen inspector "tal", sino un nombre más sonoro. Para Toni el tema del nombre es muy importante porque hasta que el personaje no tiene nombre no tiene entidad para él, es como que no existe. 

Sobre sus relaciones con los personajes, en general tienen una buena relación. En ocasiones sí que sienten ganas de escribir sobre otros personajes, oxigenarse un poco, pero la relación es buena. Lo que sí tienen claro, como apuntaba Lorenzo, es que son creación tuya y por lo tanto no puedes pedirles que hagan algo que no pueden hacer, tú los has definido y no puedes ser incoherente.


A continuación hubo un breve encuentro con Beatriz de Moura, editora de Tusquets de las obras de Mankell en castellano. Hablaron de cómo llegó ella a las obras de Mankell y de la evolución de autor estos años, el primer sueco de novela negra publicado en España.




Para cerrar el día, una mesa sobre espionaje: "Los hipócritas. Espías, infiltrados, traidores y agentes dobles o triples." Dirigidos por Jordi Bordas, participaron José Luis Caballero, autor de La ciudad silenciosa, Antonio Manzanera, autor entre otros de La tercera versión y Fernando Rueda, autor entre otros de El regreso de el Lobo.

Como bien arrancaron la mesa, es fundamental que un espía sea un hipócrita, si no mal futuro va a llevar como espía. En sus novelas, los personajes que aparecen son personajes reales, históricos, pero todo ello deber cubrirse con una pátina de ficción. Por ejemplo, Fernando Rueda comentaba que había dudado a la hora de publicar el nombre real del espía en que se basó su novela. Dentro de los espías, hay dos tipos, el analista y la agente de campo. Si eres agente de campo por supuesto que debes ocultar esa información, como mucho puedes contárselo a tu mujer. De hecho Fernando le envió la novela a Mikel Lejarza y este comentó que mejor que no le dijese nada a su mujer hasta que saliese publicada, porque por lo visto su mujer actual había muchas cosas suyas que desconocía.

Comentaban que no se trata bien a los servicios de inteligencia en las novelas, pero eso es debido a que los fracasos siempre son más sonados que las victorias. En muchas ocasiones incluso, no llega a saberse toda la verdad de un caso, solamente si son muchos implicados los que cuentan su versión y de este modo pueden casarse las piezas. Los servicios de inteligencia son eficaces, pero sí que tienen momentos chapuceros en su historia. 

Fernando Rueda, en contraposición de la opinión de Caballero, reivindicaba el tema de los homenajes y reconocimientos de los espías, ya que son personas que se han jugado la vida por su país en decenas de momentos para que queden relegados en el olvido.



Acabadas las mesas, llegó la hora de cenar y de tomar una copa con los amigos. A algunos tratamos de despistarlos dándoles una dirección falsa y enviándoles a la otra punta de la ciudad. Pero finalmente dieron con nosotros. Debemos ser más astutos la próxima vez...

BCNegra 2015 - Segundo disparo (martes 3)

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Segundo día por tierras catalanas. Por la mañana tocó ruta librera, concretamente al Re-Read que está por Universitat, de donde me llevé un par de joyitas, y a la Central de la calle Mallorca, una de mis librerías favoritas de Barcelona. De allí me llevé otra joya de la sección de saldos. Lo malo de la mañana fue que una ligera lluvia se convirtió en algo más, y no me quedó otra que comprar un paraguas para no calarme del todo. Y es que la casi media hora de espera en la calle para comer en el Ramen-Ya Hiro me habría dejado para pasar el resto de la semana en cama. Menos mal que la sopita estaba tan caliente como el Monte del Destino y al menos entramos en calor.

De allí, casi corriendo para las charlas, que finalmente se convirtieron en un café tranquilo a falta de siesta. Había que coger fuerzas para la tarde.


La segunda mesa de la tarde llevaba el nombre de "La salud y la industria. Corrupción y esperanza". El coordinador Jordi Carbonell dirigió a Belén Gopegui, autora de El comité de la noche, Alberto Curiel, autor de El caso Galenus y Maribel Medina, autora de Sangre de barro.



Desde mi punto de vista ha sido con diferencia la mesa más desastre por el momento. El moderador no moderó y no fue una mesa propiamente dicha, ya que lo único que hizo cada autor fue presentar su novela. Tan solo Belén Gopegui había preparado un texto que por desgracia simplemente nos leyó, abordando el tema de los avances en investigación y la problemática de que solo se invierta en inventos o medicamentos que puedan resultar rentables económicamente, dejando siempre de lado el avance de la ciencia por culpa de intereses económicos. Todo este tipo de comportamientos, concluía, reflejan el tipo de sociedad que somos.



De temas médicos pasamos a una mesa colmada de argentinos: "Con B de Buenos Aires, con B de Barcelona". Bajo la coordinación de Matías Néspolo, periodista, tuvimos a Tatiana Goransky, Claudia Piñeiro y Ernesto Mallo. Como Paco Camarasa ya conoce la labia argentina les concedió de inicio una hora y cuarto de charla, la más larga, que aún así no cumplió con los horarios y se extendió un poquito más.

En la novela negra argentina hay una premisa muy clara, y es que los papeles se invierten y los buenos son los malos, porque el lugar de la ley está desplazado y se convierte en el lugar del crimen. Todo esto viene dado por el reflejo que se hace de la realidad en las novelas, mostrando la corrupción de aquellos que deben ser nuestros defensores.

Ernesto Mallo opina que hay que tener en cuenta que estamos hablando de ficción, y él puede inventarse si los defensores de la ley son buenos o no. Es muy difícil inventar un agente de la ley que sea realista y que no sea corrupto. Claudia Piñeiro está de acuerdo con esa visión, y cree que puede haber dos vertientes, la de crear un agente realista y corrupto o inventar a uno que consiga un término medio. No es que sea imposible encontrar a un policía que no sea corrupto, pero el sistema al estar colmado de esa corrupción acaba expulsando a ese elemento.

Tatiana Goransky como arranque nos leyó el magnífico decálogo de la novela negra argentina de Carlos Gamerro. (podéis encontrarlo aquí:

¿Qué define el policial argentino? La tradición de género es muy fecunda. Según Ernesto Mallo algo que marca mucho el carácter del policial argentino es el hecho de escoger si se combate o no la corrupción en las novelas para que haya un cierto elemento de justicia. Ese punto del justiciero con el que al menos en las novelas haya un final feliz. Según Claudia Piñeiro, la violencia es una característica muy marcada. Están muy influenciados y marcados por el policial norteamericano clásico. Lo que se escribe hoy en día en Argentina tiene más que ver con cómo se ve la sociedad a sí misma que cómo es en realidad. Y no solamente sucede con las novelas argentinas, sino que se extiende a toda Sudamérica. Cada sociedad se cuenta a sí misma por el tipo de crimen que se comenten en ellas: el tipo de crímenes que suceden en Argentina no podrías ubicarlo en otros lugares y viceversa.

Ernesto Mallo apunta que las sociedades en que se dedica más tiempo a la educación y que el nivel económico es más alto, son países menos violentos. Por eso bromea comentando que hay que mejorar el nivel cultural de los criminales argentinos, porque las cárceles están llenas de tontos. Hay que mejorar la calidad de los criminales.

Tatiana Goransky comenta hay mucho empuje de policial en este momento, pero de un policial en el que se introducen demasiados elementos. Se introduce el tema de los narcos, de la trata de blancas, la violencia... Y parece que cuantos más elementos se introduzcan en las novelas van a ser mejores.

Claudia Piñeiro comenta que durante mucho tiempo fue muy difícil publicar en Argentina, por lo que el policial que se ha publicado estos últimos años es un policial muy bueno, y generalmente escrito por autores que no son exclusivamente de policial.




Para cerrar el día, charla con el gran Philip Kerr. El autor necesitaba encontrar una fórmula maligna superior, y este ha sido Mourihno. Mercado de invierno es la primera de una nueva serie de novelas. Kerr ha tenido un largo recorrido, pero la celebridad le ha venido dada por la serie de Bernie Gunther, ese detective con un punto cínico que quiere hacer el bien en un mundo sin bien y sin Dios como es la Alemania nazi.

Kerr se mostró muy contento que el público que asistió ayer al conservatorio de Liceu fuera tan joven, porque debido a que las novelas de Gunther están ambientadas en las década de los 30 del siglo XX cuando acude a las presentaciones en EEUU su público suele asistir con taca-taca y audífono. Para él es un descanso abordar un tema tan actual como es el fútbol actual. La idea de escribir sobre fútbol le abordó en el salón del libro en París, al ver una cola inmensa en una firma de libros para una firma de un futbolista francés muy conocido. Y se dijo que él quería vender tantos libros como ese futbolista.

Hay una clara predominancia de lectoras mujeres y esto está dominando el mercado editorial hasta cierto punto. Y el abordar el fútbol en sus libros puede ser un arma para intentar atraer a un público masculino. Ha tratado de que el libro sea incorrecto políticamente hablando, porque en el fútbol los hombres se comportan así.

En su novela, el personaje de Scott Manson se formó en el instituto de Johan Cruyff y fue ayudante de Guardiola. A su vez, hay muchas semejanzas entre el personaje de Zarco y Mourihno. Está claro que se ha documentado e inspirado en muchos personajes reales a la hora de construir sus personajes. En Inglaterra antes de que llegase Mourihno solo había entrenadores escoceses que no había quien les entendiese, con unos chandals horribles y unos modales espantosos. Pero Mourihno habla de una forma muy seductora, va vestido de un modo elegante. Había una cantidad de tópicos tremendos con los entrenadores en Inglaterra y Mourihno los ha desmontado.

Kerr trabajó muchos años en la publicidad, lo que le enseñó a aceptar la crítica, ya que es un sector en el que es muy habitual que te digan que uno de tus trabajos está fatal. Cuenta que en 9 o 10 años no escribió nada memorable. Antes al menos era un trabajo muy exigente y frustrante: en una ocasión escribió 78 anuncios diferentes para una marca de café, y los 78 fueron rechazados.

En uno de los momentos de la charla, el moderador Antonio Lozano le ha preguntado por su sentido del humor, si lo tiene, cómo lo usa en sus novelas, ya que el personaje de Gunther precisamente destaca por el humor que posee en un momento histórico tan duro. En plan "abuelo cebolleta" ha empezado a contarnos multitud de anécdotas de sus viajes, destacando un viaje a Rusia en que en un momento dado no supo muy bien si iban a asesinarle por sospechar que era un espía, a violarle o a abandonarle en un bosque. Fue muy divertido.



Tras las charlas, tocaba encontrarse con Antonio Torrubia, más conocido en redes sociales como "El librero del mal". Buena conversación, buena comida y unas cuantas risas para acabar el día. 
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