Quantcast
Channel: Leer sin prisa
Viewing all 602 articles
Browse latest View live

Semana Negra de Gijón - 9º día

$
0
0
El sábado pasado a última hora de la tarde llegué a Gijón, agotada y con el ánimo un poco bajo. Justo una semana después, me fui de la ciudad anfitriona del festival de novela negra más conocido del país. Me he reencontrado con amigos, he hecho otros nuevos, y a algunos los he perdido. Es lo que tiene el encontrarse cara a cara.

Vuelvo agotada, más de lo que fui incluso, y con el ánimo más o menos parecido. Ha habido momentos memorables, pero me ha resultado la Semana Negra más floja de las 3 a las que he acudido. Al menos traigo la lección aprendida: no volver a repetir los 9 días completos. 

Esta vez he tratado de ir más de puntillas, escuchar más que hablar, observar más que participar. No molestar. Aunque algunos están empeñados en ponérmelo difícil.

Ayer tan solo acudí a una presentación, la de Juan Ramón Biedma con Carlos Salem de Tus maravillosos ojos vengativos. Desde mi punto de vista, la presentación fue impecable. Salem es un gran presentador que sabe conducir a los escritores pero dándoles a ellos la voz cantante.

Esta novela, como muchas de las que se presentan aquí, surgió en Gijón, en otra semana negra. Y es que ahí reside la magia de este festival, en las relaciones y conversaciones que surgen entre los autores. La última vez que Biedma acudió al festival, le contaron la historia de los zoológicos humanos: lugares donde podías ver enjaulados a otros seres humanos de diferentes partes del mundo, de distintas tribus, como si de un animal se tratase.


Con esta idea, Biedma construye una novela en el Londres holmesiano, donde el propio detective aparecerá con Moriarty en la trama. Pero todo esto es tan solo el 5% de la historia. Biedma ha tratado de mantener la fascinación que sentimos de pequeños al leer estas historias victorianas, y realiza el juego de intercambiar los papeles entre Holmes y Moriarty, utilizando cada uno los métodos del contrario. 

Hubo algunas cosas que al principio no pensaba introducir, pero que no le quedó otro remedio por darse justo en el momento en que ambienta la historia, como la niebla asesina. En 1880 hubo una plaga tóxica de partículas de dióxido de azufre que acabará con más de 2000 muertos. También será importante para la historia la primera huelga de taxis, de carruajes en este caso, haciendo que los personajes no puedan desplazarse al no tener medios para ello.

Espectáculos de variedades, periodistas que publican sus noticias en muros de la ciudad, saqueadores de cadáveres... Una cantidad ingente de acontecimientos curiosos que forman el lienzo sobre el que se desarrolla esta historia. Todos los que la han leído afirman que no pueden parar de leer, así que habrá que subirla de posiciones en la pila.



Y esto es todo, amigos. Espero que a alguien le hayan servido estas crónicas para empaparse un poquito del espíritu de la Semana Negra. Llego a lo que llego, y evidentemente no puedo resumiros todo (entre otras cosas porque siempre hay 3 actos a la vez). En algunos casos he escogido presentaciones o mesas muy interesantes, y en otras no tanto. Para gustos, los libros.

En trineo y a caballo hacia los leprosos abandonados de Siberia, de Kate Marsden

$
0
0
Kate Marsden nació en 1859 en Londres con vocación de enfermera. Ya con 16 años comenzó a trabajar como tal en el hospital de la ciudad que la vio nacer. Con 18 años fue enviada a Bulgaria para atender a los soldados rusos heridos en la guerra entre Rusia y Turquía en 1877, una corta edad para el tipo de cosas de debió ver y vivir allí. En un viaje posterior a Nueva Zelanda se despertó su interés por la lepra. Había oído acerca de las lamentables condiciones de los leprosos en Siberia y se ofreció como voluntaria para emprender un viaje que ayudase a mejorar las condiciones de los enfermos de esta"muerte en vida", como era conocida la enfermedad.

De este modo, en 1890 emprende un viaje de  más de doce meses, que ya de antemano se preveía duro y difícil. No solo por las distancias que iba a recorrer, y por lo escarpado del territorio, sino especialmente por las extremas temperaturas de frío y de calor que se iba a encontrar y por la falta de medios de transporte que pudiesen acercarla a los lugares que quería acceder.

Pronto será de noche, de Jesús Cañadas

$
0
0
¿Pensáis alguna vez en la muerte? No en la muerte en abstracto, sino en la vuestra. Casi todo el mundo, de manera ingenua, cree que va a morir de viejo, sueña con morir plácidamente mientras duerme a los 98 años. Pero si observamos a nuestro alrededor veremos que la realidad es muy diferente. Accidentes de coche, suicidios, largas enfermedades postrados en una cama de hospital, habitaciones sin visitas en una residencia de ancianos, cadáveres solitarios sin que nadie les añore.

Imaginaos que algo sucediese en la Tierra. Algún tipo de acontecimiento que nos indicase que el mundo se va a acabar. Pronto. Mañana. El martes que viene. O dentro de 3 semanas. ¿Qué haríais? ¿Esperaríais a la muerte disfrutando vuestros últimos días? ¿Trataríais de huir intentando de una forma desesperada poner remedio a algo que no lo tiene? ¿Y qué opción escogeríais? ¿Volver al sitio donde nacisteis? ¿Huir a la costa para ver el mar por última vez? ¿Tratar de reuniros con los seres queridos que os queden vivos?

Esto es lo que nos plantea de forma soberbia Jesús Cañadas en Pronto será de noche. Nos expone un escenario pre-apocalíptico: el mundo se va a terminar y riadas de personas huyen hacia el sur escapando de una amenaza que proviene del norte. No sabemos bien qué ha sucedido, se han cortado las comunicaciones, las últimas imágenes que pudieron ver en las noticias eran desoladoras. Muerte y terror. El fin está llegando y no parece haber modo de escapar. Pero el instinto de supervivencia es más fuerte que el raciocinio. Y huyen. Miles de coches inundan las carreteras, colman los tres carriles. Lo peor es que la cola avanza lentamente, están parados durante horas antes de poder moverse unos metros. Sin embargo, el hecho de que exista movimiento en esa huida les provoca que su esperanza no muera del todo y que no abandonen su coche para seguir a pie.

Junto con esta sensación pavorosa de fin del mundo, introduce nada menos que una investigación por asesinato. Las relaciones de los viajantes se reducen a los coches que tienen a la vista: uno con un policía, uno con una embarazada, uno con un médico, un autobús escolar lleno de niños, una autocaravana con un misterioso inquilino, un periodista-escritor condenado a muerte, un yonqui. En medio de esta locura, aparece un cadáver en uno de los coches, asesinado. Las puertas están cerradas por dentro y en el coche tan solo hay un ocupante, al modo de las novelas clásicas de género negro con los misterios de habitación cerrada (como El misterio del cuarto amarillo de Gaston Leroux, Los crímenes de la calle Morgue de Edgar Allan Poe, El hombre hueco de John Dickson Carr o la recientemente reeditada El gran misterio de Bow de Israel Zangwill).

Cañadas logra de una forma magistral transmitir esa sensación de asfixia, de falta de oxígeno. Líneas y líneas de coches, llagas en la boca por la falta de agua, ropa pegada al cuerpo por la falta de higiene y por el calor sofocante. Introduce un aspecto que considero fundamental para que la trama funcione así de bien: a excepción de los niños del autobús, nadie viaja acompañado. Un coche, un ocupante. Nada de ataduras, todos los personajes son al fin y al cabo lobos solitarios que aunque viajen en pos de algo deben hacerlo solos. Luchar por su propia supervivencia.

Si tengo que buscar un nexo de unión con su anterior novela Los nombres muertos diría que tiene una estructura parecida. Cada determinadas páginas da un golpe de efecto para que sigas pegado a sus páginas y no sueltes el libro hasta el final. Esa maestría que no todos tienen de que no quieras que el tren llegue a su destino, que no llegue la hora de la cena, que no tengas que ir a trabajar: lo que sea con tal de terminarlo. Aparte de eso, poco más tienen ambas novelas en común. El estilo está más depurado y la trama es más redonda. En Los nombres muertos me sobraron algunas páginas, llegó un punto de la lectura en que sentí que quería cerrar la trama ya. Sin embargo en esta los ritmos están mejor medidos, considero que tiene los giros argumentales justos y necesarios. La forma de contar la historia es la adecuada: frases cortas, personajes bien construidos, dosis justas de información, todo ello para generar esa tensión y esa curiosidad por saber qué les deparará el camino, qué ha sucedido detrás de ellos.

Pronto será de noche es una novela de esas que te meriendas en una tarde, que te atrapa desde la primera página y no puedes soltar. Una novela en la que no te importa tanto el destino como el viaje: al terminarla descubres que has disfrutado la historia, la tensión en la que te mantiene, pero que no te importa tanto si el final te satisface o no porque con lo que te quedas es con las historias de cada uno de los personajes. Sus motivaciones, sus miedos, su fuerza. Y eso lo digo teniendo en cuenta que el final me ha parecido perfecto, el que tenía que ser.

Como remate, la magnífica edición de Valdemar. No soy nada (NADA) partidaria del formato en tapa dura. No me gusta para leer, me resulta incómodo y molesto de sujetar. Pero el resultado en este caso es tan bueno, que no puedo dejar de alabarlo. La colección Insomnia nos está dando muy buenas sorpresas, incluso a lectores menos de género. En su momento, disfruté como una niña Extraños eones de Emilio Bueno, y tengo en la estantería El rito de Laird Barron.

Terror, angustia, sed, polvo y muerte. Todo ello en el coche de al lado. Este verano tened cuidado con las caravanas.


Título: Pronto será de noche.
Autor: Jesús Cañadas.
Editorial: Valdemar. Colección Insomnia.
ISBN: 9788477028017
Páginas: 256
Precio: 19,50€

Montolieu, la villa francesa de los libros

$
0
0
Librería Ailleurs, en Montolieu

Este verano uno de mis destinos turísticos ha sido el sur de Francia. Como siempre sucede con estos viajes, son demasiados los sitios para ver y muy poco el tiempo disponible. De la lista de sitios para visitar se cayeron la mitad por falta de tiempo y especialmente por no haber previsto que debido a los horarios alimenticios franceses las tardes se acortan mucho más que en España.

Mi primera parada fue Carcassonne, una preciosa ciudad con un castillo de origen medieval (y digo "de origen" porque está tan transformado que ha perdido gran parte de su esencia original). En el hotel en el que hice noche, el amable recepcionista me proveyó de folletos informativos sobre la zona. Y cuál fue mi sorpresa al toparme con un folleto sobre 8 itinerarios de los alrededores de Carcassonne y ver "Montolieu, pueblo del libro".

Cartel de una las librerías de Monolieu

Poco más me contaba el folleto sobre este lugar. Menos mal que Google acudió en mi ayuda. A tan solo 18 km de donde estaba, había un pueblo de menos de 1.000 habitantes que tenía la friolera de una quincena de librerías. Según indicaban en varias webs, podías encontrar libros en francés (obviamente), alemán, inglés y ¡español! Mis planes para el día siguiente se trastocaron por completo y tras pasar la primera mitad de la mañana recorriendo Carcassonne acudí cerca del mediodía a Montolieu.

Campos plagados de viñedos y calzadas enmarcadas por árboles a sus lados: el paisaje de las carreteras comarcales francesas es realmente agradable. Mucha sombra para combatir un calor intenso y unas magníficas vistas. Llegué a Montolieu cuando el calor más apretaba y visité la ciudad un domingo. Fue lo mismo que visitar una ciudad fantasma: calles desiertas, cigarras a todo volumen y de vez en cuando algún resquicio de brisa que aliviaba del calor sofocante. Solo faltaba el típico matojo rodante del oeste.

Librería L'Aubaine, en Montolieu. En todas ellas había cajones con libros en
la puerta. Sí, el sol se come los colores de las portadas. ¡Y duele!

No recuerdo cuántas fueron las librerías que visité en total, pero fue un día mágico. En alguna, debido a la hora que era, encontré al librero comiendo sobre su mesa mientras escuchaba música en la radio. En otras no encontré ni rastro de nadie atendiendo el negocio, aunque se oían ruidos en el interior que indicaban que no estaba completamente desatendido.  Literatura actual, clásicos, ensayos, literatura de viajes, y en un par de ellas infinidad de cómics. Las delicias de todo buen amante de la lectura y, aunque fuesen de segunda mano, en perfecto estado.

Rincón negro-criminal en la Librería Au Temps Jadis

Como no podía ser de otro modo, en todas ellas busqué el rinconcito de literatura negro-criminal. Y allí estaba en todas ellas, una o varias estanterías con decenas de ejemplares de los grandes del género. Si supiese francés, habría sido mi completa perdición, porque al hacer el viaje en coche habría podido cargar con montones de libros. A pesar de la publicidad que indicaba que había libros en español yo no vi ninguno. Tampoco me importó. La intención de la visita era recorrer tan pintoresco lugar y perderme por un ratito entre las estanterías, entre los libros, entre las revistas.

Un lugar con mucho mucho encanto. Gentes amables, silencio, crujir de madera al pisar, sofás antiguos donde sentarte a ojear los libros, y rincones insospechados como este donde colocar libros:

Carretillo cercano a una de las librerías
También, rincones donde hallar sombra y descansar en paz:

Gato buscando refugio del sol en Montolieu
Librerías con aspecto clásico, abarrotadas de cómics en su interior:

Librería Mamézon, con una privilegiada sombra en su fachada

Interior de la Librería Mamézon
Algún rinconcito más de Montolieu:

Interior de una de las librerías
Librería Achat Vente
Una de las calles de Montolieu
Si pasáis por la zona, no dejéis de desviaros para visitar el pueblo porque es una preciosidad de lugar. Si vivís en Barcelona, por ejemplo, lo tenéis a tres horitas de coche. Quizá puede ser una idea para ir a pasar el día a un lugar con encanto. Y como veis, en esta época del año hasta los domingos podéis acercaros.

Si queréis más información sobre este lugar, podéis echar un vistazo a su web: 
http://www.montolieu-livre.fr/ Aquí encontraréis más datos y un listado completo de la gran cantidad de actividades que se realizan en torno a los libros y la lectura, horarios del Museo de Artes y Oficios del Libro, talleres sobre caligrafía y encuadernación, un mapa con la ubicación de todas las librerías para no perderse y muchas cosas más.

El trueno, de Jim Thompson

$
0
0
Eran las cinco en punto de la mañana cuando el tren se detuvo en Verdon. De este tren se apean la señora Edie Dillon y su hijo Bob Dillon. El señor Dillon... bueno, está de viaje de negocios. Es abogado y hace algún tiempo que la señora Dillon no le ve. Y regresa al pueblo que la vio nacer: Verdon, un pueblo endogámico, desagradable, antipático y dividido en clanes. Estamos en Nebraska en torno a 1914. 

Edie llega al pueblo para trabajar de maestra, pero los alumnos no se lo pondrán nada fácil. Insultos y violencia física hacen que cada día se acueste sola y atemorizada por lo que pueda sucederle al día siguiente. Mientras ella da sus clases su hijo Bob pasa los días en casa de su abuelo Lincoln Fargo, el patriarca de la familia, donde sus dos primos Gus y Ted se pasarán el día haciéndole perrerías. También tenemos a Grant, hijo pequeño de Lincoln, uno de esos hombres que no acaba de encontrar su lugar, y que para colmo tiene una aventura secreta con su prima carnal Bella. Un secreto a voces, ya que no hay lugareño que no lo sepa ya. 

Mientras todo esto sucede, la abuela Pearl Fargo sigue de forma ferviente las doctrinas del párroco Silas Witcomb. Él trata de embaucarla para que le done la casa familiar, pero ella considera que es mejor donársela al "jefe", y secretamente cambiará las escrituras para que la casa pertenezca... a Dios Todopoderoso.

Historias y anécdotas una detrás de otra para mostrar una forma de vivir y de pensar en un momento y un lugar preciso de los EE.UU. Y Thompson sabía de lo que hablaba, porque pasó buena parte de su infancia en Nebraska. En las conversaciones nos mostrará la forma que tenían de trabajar la tierra, el tipo de cultivos con los que obtenían más beneficios, por qué era recomendable cambiar cada determinados años y pasarse a la ganadería para no agotar la tierra, la forma en que las multinacionales fabricantes de maquinaria agrícola trataban de aprovecharse de los incultos campesinos. 

Veremos cómo se introducen elementos en sus vidas que años atrás habrían considerado impensables, como el hecho de tener un baño dentro de casa o que exista una tienda de alimentación con autoservicio en la que hubiera que pagar al momento, en vez de abonar la cuenta cada seis meses como era habitual. Hasta tendremos una dosis de corrupción en la carrera política y cómo de fácil era (y sigue siendo) caer en ella.

El número de personajes resulta ingente en algunos momentos. Como sabéis soy especialmente torpe cuando aparecen muchos nombres y me falta una guía para no perder el hilo. Lincoln, Pearl, Sherman, Grant, Myrtle, Edie, Philo, Alfred, Bella... Quién es hijo de quién, quién está casado con quién. Pero todos ellos son necesarios, juegan su papel en la historia, en aportar un momento específico a la historia que se nos cuenta a través de ellos. Los diálogos son brillantes, las descripciones de los lugares y sus gentes hacen que tengas en tu mente una imagen muy precisa de aquellos parajes áridos y duros. Lo mejor, las perlas de sabiduría que Thompson suelta aquí y allá, párrafos que resumen la forma de ser y de pensar de esas gentes:

Supongo que nunca aprendemos, Edie. Nunca aprendemos, no hay ninguno de nosotros que sepa decir si mañana lloverá o no. No sabemos si nuestros hijos serán niños o niñas. Ni por qué el mundo gira en un sentido en vez de en otro. Ni... ni el cómo ni el por qué ni el cuándo de nada. Nuestra intuición, ese es el único don que tenemos, salvo por una cosa. En eso todos somos profetas. Sabemos qué es lo que pasa por la cabeza del vecino. Y no importa si lo conocemos, o si no lo habíamos visto nunca. Sabemos que nos la jugará en cuanto tenga ocasión. 

Home by dark, de Eudora Welty

Que no os confunda que esté escrita por Jim Thompson. El trueno no es una novela negra. No es tampoco un western, no tenemos al típico sheriff con su estrella ni a los forajidos, aunque la ambientación se acerca más a este género que a ningún otro. No es una de esas novelas en que te importe tanto cómo acaba la historia como todo lo que te cuenta a lo largo de la novela. Toda esa sabiduría sobre la forma de vida en Nebraska a finales del siglo XIX y principios del XX, cómo se formó la Norteamérica que hoy conocemos, cuáles eran los orígenes de los inmigrantes que compusieron el nuevo país. 

Gracias a Arte Salvaje, la magnífica biografía de Jim Thompson que publicó el año pasado Es Pop Ediciones, descubrimos algunos de los pasajes que son directamente autobiográficos en El Trueno. Tanto ésta novela como Aquí y ahora, su primera novela, tienen una fuerte carga autobiográfica y hay fragmentos que han sido tomados literalmente de la vida de Thompson y que aparecen ahí reflejados. Hay un fragmento especialmente divertido de una de las travesuras de Bob Dillon que parece ser que fue una travesura que el propio Jimmie Thompson llevó a cabo de niño, para susto de sus familiares.

Una de las autoras que en Arte Salvaje nos apuntan que influyó, y mucho, en Jim Thompson para esta novela fue Willa Cather y especialmente su novela Uno de los nuestros (no tiene nada que ver con la película de Scorsese), que recibió el Premio Pulitzer en 1922. Cather vivió también en Nebraska en su infancia y vio de primera mano la difícil vida de los pioneros. Buscando información sobre ella, también he descubierto que influyó en la obra de Eudora Welty, cuya novela Las batallas perdidas disfruté muchísimo hace tres años. Tenemos la suerte de que Uno de los nuestros está editada en castellano por Nórdica, así que habrá que hacerse con ella.


Título: El trueno.
Autor: Jim Thompson.
Editorial: Diagonal.
ISBN: 9788497620710.
Páginas: 384.
Precio: Descatalogado.

14, de Jean Echenoz

$
0
0
En 14 hasta el título es una declaración de intenciones. 14, no 1914, ni el año de la Gran Guerra ni nada que emplee más de dos caracteres. 14. Así es la novela de Jean Echenoz. Breve, corta, medida. En tan solo 98 páginas el autor sobrevuela la Francia de 1914 a 1918, al igual que esos primeros aviones de combate, esas primeras armas de guerra que lo primero que hacían era tan solo tomar fotografías, inspeccionar el terreno, ajustar líneas de tiro.

Cuando la Gran Guerra dio inicio nadie pudo nunca imaginar en lo que se iba a convertir. De hecho, en sus inicios todos esperaban que fuese una simple contienda de 15 días. Ninguno de los reclutados se presentó a filas consciente de que podría morir en el campo de batalla. Las mochilas apenas pesaban, los uniformes eran demasiado llamativos, los cascos no lo suficientemente efectivos. Todo hubo de ajustarse sobre la marcha, haciendo la guerra día a día, sin grandes estrategias en sus comienzos.

Los huesos del invierno, de Daniel Woodrell

$
0
0
Cuando yo tenía 16 años estaba estudiando en el instituto. Bueno, estudiar estudiar, no estudiaba mucho. Eran esos años en los que empiezas a salir con tus amigos, en los que el aspecto físico lo es todo y en los que no piensas en la vida más allá del próximo fin de semana. Era frívola e irresponsable, solo quería divertirme y me preocupaba bien poco un futuro que veía inseparable del barrio miserable en el que crecí.

Pero los dieciséis años no son iguales para todo el mundo. Hay personas que por diversas circunstancias se ven unidas a una situación que las supera. Es lo que le sucede a Ree. No deja de ser una muchacha de dieciséis años, con su pelo castaño, su cutis lechoso y sus abruptos ojos verdes. Pero es una muchacha que a su corta edad deberá cargar con la responsabilidad de encargarse de su familia.

No ve a su padre Jessup desde la época en que aún caían nueces. Ahora está todo cubierto de nieve ya. El agente Baskin acude a casa de Ree para hablar con ella, para advertirla. Jessup ha salido bajo fianza, le habían acusado de cocinar metanfetaminas aunque en esta ocasión no pudieron demostrarlo. Tiene cita en el juzgado en una semana, pero está desaparecido y no parece ser que vaya a presentarse. De entrada no es algo tan grave, pero al parecer puso como aval la casa familiar y los terrenos del bosque para pagar la fianza. Si Jessup no se presenta les quitarán todo para venderlo.

La madre de Ree se pasa la vida sentada junto a la estufa. Con las píldoras de la mañana, la madre se quedaba como un gato, un cosa que respiraba junto al fuego y hacía ruidos de vez en cuando. [...] Pasaba la mayor parte del tiempo sin moverse y en silencio, con una sonrisilla fija inspirada por alguna cosa vagamente agradable que le daba vueltas en la cabeza. Sus hermanos Sonny y Harold tienen diez y nueve años respectivamente. Se llevan solo dieciocho meses y son uña y carne. Casi siempre iban hombro con hombro, corrían juntos y torcían de repente a un lado, a veces a otro, al mismo tiempo, sin decirse una palabra. Esa es la familia de Ree y como veis ella es la única responsable de la casa. Debe ocuparse de sus hermanos, enseñarles a valerse por sí mismos a pesar de su corta edad, a la vez que el mueble que es su madre ve la vida pasar. 

Con esta estampa, Ree deberá encontrar a su padre o en su defecto demostrar que ha muerto. Lo que sea con tal de que no les desahucien. Pero todos los parientes de la familia ven en Ree lo que debería ser por edad: una chiquilla que solamente mete las narices donde no debe. Nadie la toma en serio, nadie parece preocuparse por lo que vaya a sucederles y solo gracias a su tozudez conseguirá que comiencen a prestarle atención. Pero no será un camino sencillo, todos le pondrán infinidad de trabas protegiendo con su silencio a su padre, condenándoles de esa forma a un destino incierto.

¿Qué opción les queda? ¿Vagar por los bosques de cueva en cueva, alimentándose de lo que cacen y exponiéndose a morir de frío? El panorama que se les presenta no es demasiado alentador, por eso Ree hará lo imposible por proteger a los suyos y tratar de salir adelante.

Los huesos del invierno es una novela de supervivencia, de lucha. De un modo lento y reposado como la caída de los copos de nieve en Missouri, la historia transcurrirá y nos introduciremos en la forma de pensar de una zona árida y poco amigable. Ni el clima ni sus gentes parecen dispuestos a facilitar las cosas. Tan solo su tío Lágrimas parecerá estar dispuesto a luchar por algo que no sea él mismo. Woodrell nos enseñará cómo funciona la mente y la vida de esta zona de los EEUU, en la que cada paso que das es decisivo. Debes aproximarte como un depredador, con respeto pero con el valor suficiente para demostrar que no piensas rendirte a la primera de cambio. Demostrar que eres uno de ellos y ganarte su respeto y su confianza.

No esperéis una historia vertiginosa ni trepidante, Los huesos del invierno no va de eso. Esta novela trata del alma humana, de sus miserias, de los recovecos que se esconden en nuestro interior y cómo se articulan los mecanismos que la rigen. No es una novela negra al uso, incluso yo dudaría mucho en catalogarla con esa etiqueta. 


La novela, aunque nos haya llegado a España en 2013, es de 2006. En 2010 fue llevada al cine bajo la dirección de Debra Granik, quien está también tras el guión junto a Anne Rosellini. La película hizo que el libro cobrase visibilidad y fama, entre otras cosas porque se alzó con un montón de premios e importantes candidaturas: 4 nominaciones a los Oscars incluyendo mejor película y mejor actriz, Premio al mejor guión en el Festival de Sundance, Premio de la Asociación de Críticos Norteamericanos a la mejor actriz revelación a Jeniffer Lawrence... Y una larga lista más.

La adaptación, cambiando un escenario nevado por uno sin nieve y que uno de los hermanos de Ree sea una niña en vez de un niño, es perfecta. Sigue fielmente la historia de la novela y desde mi punto de vista logra transmitir el valor y a la vez el miedo al que tiene que enfrentarse nuestra protagonista. Silencios, sonido de pisadas, el viento moviendo las hojas. Quietud, calma, pero calma tensa debido a la historia que acontece. Altamente recomendables, tanto la novela como su adaptación. Os recomiendo que os acerquéis a ambas cuando llegue el otoño, uno de esos días nublados y un tanto tristes, al calor de una manta y un café recién hecho. 



Título: Los huesos del invierno.
Autor: Daniel Woodrell.
Editorial: Alba.
ISBN: 9788484288039.
Páginas: 216.
Precio: 18€.

Doble ración de Iniquidad: La noche de piedra y Los días de mercurio. De Alexis Ravelo.

$
0
0

En ocasiones, cuando un autor te gusta mucho pueden sucederte dos cosas. La primera, que una vez que sale a la venta una novela suya la devores en una tarde. La segunda, que una cierta sensación de miedo te haga tener siempre alguna novela suya en la retaguardia para momentos de mono. Eso era lo que me sucedía a mí con Alexis Ravelo. Me sucedió con las cuatro novelas de Eladio Monroy: las dos primeras las leí en un día y medio, y paré para no quedarme sin más entregas. Y tenía como fondo de lecturas suyas estas dos entregas de La Iniquidad que más de uno afirma que son las mejores del autor canario. Pero algún día tenía que leerlas. Y llegó el día.

A pesar de ser dos novelas completamente independientes, con tramas que nada tienen en común, sí que es cierto que en las dos hay un trasfondo que las une: esa iniquidad, esa maldad, esas grandes injusticias que empapan ambas historias.

La noche de piedra arranca con una advertencia: los hechos narrados en esta novela están basados en sucesos reales, en una matanza que aconteció en San Expósito en fechas relativamente recientes. Aunque la historia de partida parezca ser cierta, evidentemente estamos ante una novela de ficción y por lo tanto el autor se ha concedido algunas licencias narrativas para subsanar la falta de conocimiento cierto de algunos pasajes. Si os fijáis bien, hablo de una historia que "parece" ser cierta, ya que a pesar de los esfuerzos de algunos lectores por conseguir más información sobre los incidentes reales, no existieron dichos acontecimientos. Es lo de menos, ya que si analizamos la trama podremos ver que si no fue cierta bien podría haberlo sido.

Todo acto, por insignificante que sea, es un punto de no retorno: elegir un camino en una bifurcación, perder un montón de oportunidades, asumir las consecuencias del camino elegido, aceptar su paisaje y evitar el burdo tormento del quéhubieraocurridosi...

Julia se queda tirada una noche de tormenta. El coche le falla y acaba en casa de Germán. Un ligero coqueteo, un par de sonrisas y el cebo pica: Julia y Germán terminan entre las sábanas horas después. Ella había llamado a su hermano para que fuese a recogerla. Pero su hermano no es tal, sino su pareja, Nico, y ambos están conchabados para dar un golpe en casa de Germán. Lo que ocurre es que ni Julia y Nico son tan listos ni Germán tan tonto. Los ladrones descubrirán con horror que se han interpuesto en el camino de un hombre que está mucho más preparado para el asalto de lo que esperaban, y la pesadilla que iba a acontecer en esa casa no se desata sobre quien estaba planeado. 

También tenemos a Casañas y a Estrella, dos municipales que deben salir a buscar al Benito, el tonto del pueblo, que se ha escapado de casa. No hay mayor problema porque acaba en casa de Casañas y es su esposa Marta quien le cuida hasta que van a recogerle. Ya pueden tranquilizar a su madre Milagros, que da la casualidad de tener una pensión en la que habían parado Julia y Nico. Milagros está preocupada, porque los huéspedes no han regresado y aunque tienen sus pertenencias en la habitación eran un poco raros. 

Por desgracia el coche de los huéspedes es encontrado antes de lo previsto... en un acantilado. Con la presencia de todas estas voces, Ravelo nos construirá una de esas brillantes novelas corales que tan bien se le dan. De hecho, esta fue la primera en la que utilizará diferentes voces narrativas y está claro que el experimento funcionó porque es parte del sello del escritor: esa maestría a la hora de crear múltiples personajes que simbolizan cada uno de ellos una parte del alma humana. 

En Los días de mercurio damos dos saltos: uno espacial saliendo de las Islas Canarias para aterrizar en alguna ciudad de provincias indeterminada, y otro temporal para retroceder a la posguerra española. Ambos cambios resultan sorprendentes, ya que el autor nos tiene acostumbrados a novelas de argumento más contemporáneo y a que el desarrollo en una isla sea marca de la casa. 

El leitmotiv es un chantaje. Como se nos indica en el arranque de la novela, Decidí chantajear a Uribe por dinero. No se me ocurre otro motivo para hacer algo así. Pedro, el camarero del bar, está harto del lugar donde vive, de ganar un mísero sueldo con su empleo y de tener que verse a escondidas con Pilar, la mujer de otro, de Torres. Y sobre todo está cansado de la España en la que vive, esa España en la que desconfiabas de todo y de todos, en que no podías hablar de según que cosas en el bar, en el que tenías que sonreír a quien no apetecía e ignorar la información que te llegaba casi sin querer. Porque sabías que llegado el momento usarías esa información para librarte, para confesar como un cobarde y que fuese otro el que diese con sus huesos en una celda. Una España de hipocresía y temor.

Alfonso Uribe tiene ciertos secretos. En esa España uno no podía tener determinadas tendencias sexuales. España no era un país de maricones. Por lo tanto si alguien tenía algo que ocultar, lo ocultaba a cualquier precio. A cualquiera. Y ese precio es el que quiere cobrar Pedro. No por hacerle daño, no por torturarle. Simple y llanamente por dinero, para fugarse con su Pilar, irse a Francia o a donde sea que no les conozcan y poder disfrutar el uno del otro sin impedimentos. 

Uno de los puntos en común que tienen ambas novelas es el egoísmo. No nos engañemos, por quien primero miramos es por nosotros mismos, y más aún cuando hay complicaciones en el camino. Si te toca escoger entre tú y otro, el otro ya puede ir buscándose un amigo. La naturaleza humana es rastrera, el instinto de supervivencia es demasiado fuerte como para permitir que sea ese otro y no tú quien se salga con la suya. En unas ocasiones con premeditación y alevosía, y en otras dejando que nuestro verdadero ser salga a la luz en el momento menos adecuado. 

Este factor se aprecia aún más en Los días de mercurio que en la primera entrega de La Iniquidad. Son muchos los que afirman que es la mejor novela de Ravelo y está claro que no andan desencaminados. En tan solo 188 páginas y con una gran economía de medios, Ravelo nos sumerge en la mentalidad de la época, en ese ambiente opresivo, en ese mirar siempre con desconfianza a quien te rodeaba. No falta ni una coma, se aprecia ese trabajo de pulido en el que tanto insisto siempre con este autor. Las palabras son las justas, con frases cortas, con escenas estudiadas y con golpes de efecto donde hay que darlos.

Y en ambas encontramos, sexo, mucho sexo. Son las novelas en las que Alexis Ravelo más desata esa faceta del género, en que logra crear escenas muy subidas de tono y bien narradas, con gusto y sin remilgos. No estoy hablando de escenas románticas sino de escenas de sexo, llamemos a las cosas por su nombre. Y no es fácil. Son muchos los que fracasan tratando de hacer subir la libido al lector, con escenas impostadas o que no se desarrollan de manera fluida. Sin embargo él logra que las palabras fluyan por las páginas, que la pasión se desate a la primera caricia, a la primera mirada de esos amantes que saben lo que vendrá a continuación.

Las tramas son inteligentes, atractivas, con la dosis necesaria de intriga y con ese tan necesario trasfondo que una vez terminada la novela nos deje pensando en lo que hemos leído. Ahí está la magia de Ravelo, en que te cuenta un cuento para llevarte a la cama, en que te embauca para contarte una novela de asesinatos pero detrás de ello hay siempre mucho más. La denuncia social, el dedo en el ojo, la frase incómoda que te haga pensar en lo que has leído, y sobre todo en lo que no has leído pero que está ahí. 

*No son fáciles de encontrar, pero podéis realizar el pedido directamente a la web de la editorial y os aseguro por propia experiencia que el trato es excelente.



Título: La noche de piedra.
Autor: Alexis Ravelo.
Editorial: Anroart Ediciones.
ISBN: 9788496887244.
Páginas: 268.
Precio: 16€.

Título: Los días de mercurio.
Autor: Alexis Ravelo.
Editorial: Anroart Ediciones.
ISBN: 9788492628612.
Páginas: 188.
Precio: 14€.

Una heroína en pijama: Miss Fifty, de Rosa Ribas.

$
0
0
Marta es una heroína, pero es una heroína un tanto singular. La forma en la que consiguió sus poderes fue a través de radioterapia, en su última sesión de hecho. Parece ser que por fin ha logrado deshacerse del cáncer. Sin embargo algo sucede en esa última sesión. Nota un fuerte calor en las manos y en los pies, tan intenso que le cuesta soportarlo. Pero es la última sesión, en unos minutos todo habrá terminado.

Sale del hospital, coge su moto y antes de subir a casa decide entrar en el chino de abajo para comprar un bote de tomate para la cena del día siguiente. Para ese día ya tenía planeada una cena especial con su marido. Coge el bote y al acercarse a pagar descubre que están atracando al dependiente. Aterrada, desaparece de escena. Pero no metafóricamente. De manera literal y sorprendente su cuerpo se vuelve transparente y tan solo podemos ver un bote de tomate en el aire. Esa será el arma que utilizará para atontar al atacante y salir huyendo. Una vez en casa trata de tranquilizarse y volver a la normalidad, pero está claro que algo sucedió en esa última sesión de radioterapia: Marta adquirió poderes. 

Observada, de Renée Knight

$
0
0
El domestic noir ha llegado para quedarse. El éxito alcanzado en los últimos meses con novelas como Perdida (Gillian Flynn), La mujer de un solo hombre (A.S.A. Harrison) o La chica del tren (Paula Hawkings) lo corroboran. ¿Y qué tiene esta vertiente del género negro que atrae tanto?

Todas estas novelas tienen varios rasgos en común. El primero de ellos, es que son novelas escritas por mujeres pero que no están destinadas exclusivamente a mujeres. Aunque el componente femenino es muy grande consiguen enganchar a ambos géneros debido a que son thrillers de lo más atrayentes. De todos modos, debido a que las estadísticas afirman que hay más mujeres lectoras que hombres no es tan descabellado que las tramas se centren en personas del mismo sexo a quienes está dirigida esta novela. Por lo tanto como segundo componente tendríamos la elección de protagonistas femeninas con una fuerte personalidad: mujeres de éxito, triunfadoras, con una satisfactoria vida laboral que son más dadas a anteponer su vida a ese papel de madres que se nos asigna por nacimiento. En tercer lugar, y que de ahí le viene el nombre, que trata dramas domésticos. En estas novelas quedan atrás las enrevesadas tramas de mafia o corrupción que se escogían en los albores de la novela negra. Y es que si lo piensas fríamente da mucho más miedo lo que pueda suceder de puertas a dentro de tu casa que fuera.

Esta es la principal baza que juegan estas escritoras de nuevo cuño: el terror dentro del hogar. Discusiones de pareja, secretos mantenidos durante años, fachadas que ocultan una persona muy diferente en su interior. Nadie deja completamente la hipocresía en el felpudo de casa, atraviesa contigo el umbral, y aunque estos factores afecten a la persona en la que (supuestamente) más confías en el mundo, todos tenemos secretos que no nos gustaría que se destapasen.

Eso es precisamente lo que le sucede a nuestra protagonista, Catherine Ravenscroft. Acaba de mudarse a un piso más pequeño con su marido. Casi han obligado a su único hijo a que se independice, ya tiene edad para ello y le ayudará a dejar de cobijarse bajo las alas de sus progenitores. Con todo este follón de la mudanza Catherine no sabe muy bien de dónde ha salido un libro que comienza a leer, El perfecto desconocido. Y en esta novela todo le resulta demasiado conocido. La historia, el lugar, los personajes. No es para menos: es ella quien protagoniza el libro y en él se narra una historia de su pasado que creía que tan solo ella conocía.

¿Quién ha escrito el libro? ¿Cómo ha llegado a sus manos? ¿Cómo puede alguien conocer ese fragmento de su vida que nadie más conoce? La simple posibilidad de que su marido o su hijo lo puedan descubrir, le aterra. Y hasta ahí puedo leer. Poco más puedo contaros de la trama sin destrozaros la historia, es mejor que os adentréis en ella un tanto a ciegas.

De una forma adictiva y atrayente, los círculos que unen a ambas personas (Catherine y el escritor del libro) se irán estrechando y cerrando hasta que compongamos toda la realidad que les rodea. Aunque de entrada pueda parecer una trama más de secretos y mentiras, una historia simplona sobre lo que Catherine hizo ese verano a escondidas de su marido, os aseguro que no todo es lo que parece y que cuando creáis que la novela ya no puede sorprenderos, aún lo hará. Es increíble cómo la novela nos hace reflexionar sobre nuestra propia forma de percibir la realidad, de cómo sin querer nuestra mente escoge por nosotros y cómo aceptamos sin reservas lo que parece obvio sin llegar a cuestionarlo siquiera.


Sus palabras, tiernas, cariñosas, chocan con la imagen que tiene en la cabeza: su cara, la que su marido está acariciando, destrozada e irreconocible sobre las vías del metro.

Uno de los temas socialmente delicados que toca la novela es las prioridades que supuestamente te otorga la maternidad en la vida. Por tradición el lugar que la sociedad otorga a una madre es junto a sus hijos, pero quizá esa mujer prefiera no dedicar todo su tiempo y toda su vida a la maternidad. ¿Por qué es reprobable que una mujer escoja antes su trabajo pero no sucede lo mismo con los hombres? Cuando es él quien abandona el hogar familiar para traer el pan a casa nadie parece llevarse las manos a la cabeza. Un hombre es toda su vida un hombre, pero una mujer deja de serlo para convertirse en madre. Sus prioridades deben cambiar y toda su vida debe girar en torno a sus vástagos. Afortunadamente, esta realidad en algunos casos está cambiando, y son cada vez más las que se atreven a decir en voz alta que no quieren menos a sus hijos por anteponer sus necesidades en algunas ocasiones.

Tan solo le he encontrado un pequeño fallo a la novela: falta de riqueza narrativa. La elección de una narración en primera persona suele conseguir que el estilo sea directo y te metas en la piel del narrador más fácilmente. Por otro lado, eso te limita a la hora de expresarte, porque en primera persona no son tan bien recibidos los artificios de estilo. Suele quedar forzado. Aunque esta elección considero que es perfecta para el ritmo de la historia, me ha faltado un poco más de disfrute con el texto en sí. La trama me ha dejado tocada, pero no me ha sucedido lo mismo con la forma de contarlo. Quizá los orígenes como guionista de la autora hayan tenido algo que ver en esto. En un guión es preceptivo que se utilice la primera persona y el presente de indicativo, elección que ha escogido Knight para esta novela, dos elecciones que en un texto literario pueden resultar un tanto pobres. Ha sido valiente a la hora de escoger esta opción, pero quizá también un poco temeraria. De todos modos, no olvidemos que estamos ante una primera novela y sale más que airosa del paso, aunque espero que en futuras novelas aproveche ese tirón que tiene con las tramas puliendo un poco más su estilo.



Título: Observada.
Autor: Renée Knight.
Editorial: Salamandra Black.
ISBN: 978848415631040
Páginas: 320.
Precio: 19€

Querido Paco:

$
0
0
Paco Camarasa en la Semana Negra 2015

Querido Paco:

Aunque llevabas tiempo amenazando con la noticia que nos has dado hoy, una siempre sueña con que no sería tan pronto. Mientras me sentaba esta mañana en mi puesto de trabajo, ha entrado tu mail en mi móvil y durante horas he tenido un horrible nudo en la garganta. De hecho aún lo tengo. Nos quedamos huérfanos, Paco. No he tenido tiempo aún de leer todas las maravillas que han escrito hoy de ti, espero hacerlo ahora. Pero durante todo el día mi móvil no ha dejado de sonar con notificaciones en infinidad de sitios, mostrando su cariño por todo lo que nos has dado estos años.

Nunca, nunca, olvidaré mi primer día en Negra y Criminal. Curiosamente no fue en la Calle La Sal, sino los astilleros de Gijón, en la Semana Negra. Acudí sola en mi primer día de mi primera Semana Negra a encontrarme por primera vez con una persona muy especial, y muy valiosa hoy en día en mi vida: mi amiga Anik. Y quedamos en tu caseta, fue la primera vez que te vi en persona. Ese mismo día os conocí a ti, a ella y a Juan Carlos, otra de las personas importantes de mi vida. Curioso ¿verdad? Y los tres sois grandes referentes para mí, mis guías, mis faros.

Esa misma tarde daba una charla Petros, el mismo que 3 meses después vi por fin en tu librería de la Calle La Sal. Un jueves por la tarde, creo recordar, con la calle atestada de gente. Tanto, que no pude entrar a la librería. Saludé a Maurizio, al que había conocido en Gijón y con el que había pasado horas interminables hablando. Me ofreció presentarnos, pero me sentía tan pequeña que rechacé la oferta. Aquel día acudí de observadora. Te vi saludar toda una multitud, recordando de cada una de ellas el libro que tenías pendiente entregarles. Fue impresionante.

La siguiente visita ya fue en mi primera BCNegra. En La Capella nos presentó Maurizio, y Pepe Correa te pidió que la charla del día siguiente fuese en castellano, debido a la ausencia de traducción simultánea, por deferencia a los canarios y la leonesa. Y no se os ocurrió otra cosa que anunciarlo a los cuatro vientos al inicio de la charla: esta charla se hará en castellano por petición de una visitante de León que no comprende bien el catalán. Me quería morir...

Poco a poco fui perdiendo el miedo, y el que me quedaba me lo arrebatasteis el último día de esa BCNegra en Negra y Criminal, en ese fin de fiesta que hay que haberlo vivido para comprenderlo. Decenas y decenas de personas hablando sobre literatura, recomendando libros e historias. Con gustos dispares y distintas formas de entender el género negro. Allí me firmaron libros Alexis, Claudio, Andreu, Luis. Charlé con Juan Carlos, que convirtió en tradición regalarme un libro cada vez que coincidíamos allí, con Cristina, con la que brindé con ron, con Gori, con Aramys, y con infinidad de personas más que se me quedan en el tintero.

En Mayo me escapé a Barcelona por otros motivos, pero cuando me enteré que ese fin de semana presentaba su última novela Víctor, no pude evitar ir de visita. Allí pasé el día con Aramys, con Cristina y con un montón de amigos más con los que organizamos una comilona que no olvidaré nunca. Viví una de las famosas presentaciones de tu librería en vivo y en directo, con la librería algo más vacía, más cercana a vuestro día a día. Las presentaciones eran breves y concisas, pero con lo mejor de todo: una larga charla entre amigos tras ella. 

La siguiente parada fue Gijón de nuevo, ¡y cómo echamos todos en falta tu caseta!. Fue la primera vez que Negra y Criminal cerró una puerta en mi vida. Era el punto de encuentro, allí siempre que te acercabas charlabas con alguien sobre libros durante como mínimo media hora. Podías acudir sin acompañante a la Semana Negra pero nunca te encontrabas solo, porque tú y tus compañeros nos preguntabais por lo que habíamos leído, por nuestras opiniones, nos recomendabais libros que nadie más conocía, y hasta defendíais más de un libro por el que nadie apostaría. Me prometiste que en la siguiente BCNegra habría traducción simultánea y aunque al final no pudo ser, me llegó al alma que me recordases y que lo hicieses con cariño además.

En la última BCNegra ya había rumores sobre que querías jubilarte, que el día menos pensado cerrarías la librería... Pero a pesar de ese amargor en el ambiente el fin de fiesta fue tan mágico como el del año anterior. Conocí a los padres de Rosa, que habían atravesado esa mañana medio país con una ola de frío de espanto. Charlé con Rafa, con Alexis, con Empar, con Josep, con Santi, con Félix, con Leo, con Marcelo, con Maite. Presenté a Carlos, a Gori y a Ilya, cuando ellos aún no sabían lo que significarían los unos para los otros. Rebusqué como una idiota entre tus libros para que luego me regalasen el hallazgo. Me fui de allí con un montón de libros aunque me prometí que no compraría demasiado: ya tenía sobrepeso en la maleta.

La última vez que visité Negra y Criminal fue justo antes de una comida de celebración en la Barceloneta, hace pocos meses. Como en anteriores ocasiones, salí de allí con más de 8 libros, y es que me habría llevado toda la librería cada vez que la visitaba porque tenías cosas que no encontrabas en ningún otro sitio. Como un ejemplar de Prótesis, que llevaba tiempo buscando, o la magnífica edición limitada de las recetas de Montse, que tengo dedicada como si fuese un tesoro.

Prácticamente cada visita a Barcelona de estos últimos 2 años ha ido acompañada de una visita obligada a tu librería. Porque es un lugar mágico, un sitio con encanto. Pequeño pero plagado de sabiduría, y sobre todo de rincones donde he vivido grandes momentos. Ya ves que no hay ni un solo apellido en esta carta, porque allí nadie tenía apellido. Nadie era escritor, ni editor, ni bloguero, ni periodista. Todos éramos única y exclusivamente lectores, todos acudíamos allí buscando tu consejo y sobre todo tu cariño.

Precisamente ahora, en este momento en que las editoriales publican lo que publican, necesitamos aún más un faro. Alguien con las tablas y el gusto necesarios como para que nos diga con qué novelas no debemos perder nuestras valiosas horas disponibles para la lectura y a cuáles debemos prestar toda nuestra atención. No digas que no sois necesarios, porque es precisamente ahora cuando más os necesitamos. Yo soy una recién llegada, pero aún así siento que se me ha derrumbado un pilar.

Y sí, es culpa mía. Soy una de las culpables de que tu librería cierre. He comprado montones de libros allí, pero la distancia, la economía y el espacio han hecho que buscase excusas para no llevarme un libro más. Y quizá si todos te hubiésemos comprado un libro más no tendríamos que vivir este día.

Espero y deseo que no nos dejéis huérfanos del todo. Me encantaría seguir recibiendo las cartas del librero y las de la librera, recomendaciones y apuntes sobre aquellos que merecen tanto la pena y que no deben escapársenos. Pero sé que será difícil que eso pase. Espero al menos que nos encontremos en otra semana negra, o en otra fiesta, o en donde sea. Porque os queremos, y somos muchos a los que se nos partirá el corazón el 3 de octubre de este año.

Con todo mi cariño,

Marta, la de León.

PD: El día 26 haré mi última visita a Negra y Criminal. Espero al menos llevarme de recuerdo unos cuantos libros, un trago de vino y un abrazo enorme.

Los forajidos del Misisipí, de Allan Pinkerton

$
0
0
Por favor, antes de continuar leyendo, visualicen a partir del minuto 10:13 en sus pantallas:



Si queréis dedicarle 10 minutos de vuestras vidas al vídeo entero, podréis ver el primer western de la historia del cine: Asalto y robo de un tren, de 1903. A pesar de su corta duración, contiene toda la esencia de lo que en el futuro se convertiría el cine western y lo que venía significando la novela del mismo género: acción, intriga, diversión, velocidad frenética, un punto de violencia, armas, caballos, sombreros, pañuelos al cuello, armas. Siempre recordaré esta película de mis clases de Historia del cine en la universidad porque no la había visto antes, y aún recuerdo que me asusté cuando en ese minuto 10:13 el forajido dispara al público. En su día fue toda una revolución y un tremendo susto para los asistentes al cine, gentes que aún se cuestionaban si debía cortase a una persona en un plano porque era antinatural. Imaginaos por tanto lo que supuso ese disparo a cámara en 1903, cuando el cine aún estaba en pañales.

Cuando vi este libro por primera vez en la web de Ginger Ape y leí el argumento automáticamente pensé en esta película. Y es que viene a tener un argumento muy similar: el asalto y robo de un tren por la banda de los Farrington. Y la novela es nada más y nada menos que de 1879. ¿Inspiraría en algo a la película?

A los lectores de novela negra seguramente les suene la agencia de detectives Pinkerton. Es conocida por estos lares aunque no sea por otra cosa que por haber dado trabajo a Dashiell Hammett allá por 1915, trabajo que empleó como inagotable fuente de inspiración para sus relatos y sus novelas.  La agencia de detectives Pinkerton fue un hito en la historia de los Estados Unidos. Para los profanos en estos temas el cine, de nuevo, es una buena fuente de documentación, y como hemos podido descubrir en más de una película las leyes que regían los diferentes estados durante muchos años afectaban solo a dichos estados, pero no existía un organismo que legislase sobre todo el país (esto se ve muy bien en Enemigos Públicos, de Michael Mann, con Jonnhy Depp interpretando al ladrón de bancos John Dillinger). De este modo, era muy fácil escapar de la ley: con cambiar de jurisdicción, asunto resuelto. Antes de la aparición del FBI ese papel lo ejerció precisamente la agencia de Pinkerton:

Antes que el FBI, existía la Agencia Pinkerton, y antes de que existiera Sherlock Holmes, Pinkerton y sus detectives enfrentaban peligrosos criminales y resolvían casos con la misma efectividad y clarividencia que el fabuloso investigador.

Dicha agencia cobró bastante reputación y fama, y sus oficinas comenzaron a proliferar por todo el país. Por lo tanto un delincuente buscado en Dallas podía ser perseguido también por los agentes de Texas, y entregarlo a la policía que hubiese emitido la orden de búsqueda y captura. Además, debido a que la agencia trabajaba por encargo, y por lo tanto por dinero, la corrupción de la policía no les afectaba debido a que les interesaba que se resolviesen los casos para seguir trabajando. A estos acontecimientos debemos sumar la proliferación de las agencias de seguros, que fueron unos de los principales clientes de Pinkerton: todos trataban de estafar a dichas agencias y cobrar seguros que no les correspondían.

Como podéis ver, la agencia Pinkerton fue todo un referente para lo que vino detrás. Y como Pinkerton no solo era un gran detective, sino también un gran empresario, estas novelas no dejaban de ser una herramienta propagandística oculta: como si de un dos por uno se tratase, tenemos una novela de aventuras a la vez que en nuestro subconsciente se graba que Pinkerton era la mejor opción si necesitabas ayuda.

La novela no tiene un gran valor literario, tampoco voy a engañaros. Con eso no quiero decir que sea mala. ¡Ni muchísimo menos! Es un instrumento de divertimento y su función la cumple a la perfección. La riqueza de este libro reside sobre todo como documento histórico de un momento en EEUU en que las leyes no estaban aún bien definidas, en que era fácil delinquir y lograr escapar, en que la organización de una agencia privada era mucho más eficiente que la de la propia policía y en ver el mismísimo desarrollo de una nación. Es un western típico de kiosco para leer en un par de tardes, divertirse y pasarlo bien. Las persecuciones son muy entretenidas, pero me he reído aún más con los continuos ataques de Pinkerton a la policía o a quien encargase la investigación, ya que a veces por falta de criterio o de presupuesto se ralentizaba mucho el caso.

El deseo de la compañía del ferrocarril de emplear el menor número de agentes posibles nos constrenía terriblemente, pues Williams se veía obligado a depender de desconocidos y apenas podía confiar en la capacidad y discreción de estos. 

Tendremos tiroteos, linchamientos, persecuciones, barcos de vapor recorriendo el Mississipi... Un western en toda regla plagado de acción y de aventuras. La forma en que está narrado en algunos momentos parece más un informe de Pinkerton que una novela. Como si de unas crónicas se tratase nos contará un montón de anécdotas de ese momento de la historia, descubriéndonos por ejemplo que había un montón de asuntos que se resolvían de manera personal sin acudir al apoyo legal, indicándonos así cómo de limitada era la capacidad de resolución en muchos casos. El ojo por ojo no solo era habitual sino que no estaba prácticamente penado porque no había medios para ello.

Por si todavía queda alguien a quien no haya terminado de convencer, la novela viene adornada con unas magníficas ilustraciones que harán las delicias de los amantes de los libros bien cuidados. Y tiene hasta un pequeño cómic. Y biografías de la familia Pinkerton. Y fotografías de los agentes hasta con el mismísimo Abraham Lincoln. No se puede pedir más.



Título: Los forajidos del Misisipí.
Autor: Allan Pinkerton.
Editorial: Ginger Ape.
ISBN: 9788494014680.
Páginas: 174.
Precio: 15€.

Harriet, de Elizabeth Jenkins

$
0
0
Esta es una de esas novelas a las que llego tarde, que ya todos conocéis, que ya todos habéis leído. Hacía varios meses que tenía ganas de leerla, y en la Feria del Libro de Madrid tuve la maravillosa suerte de charlar sobre ella con su editor gracias a que el susodicho no sabía cobrarme con tarjeta, un tipo peculiar y encantador. Sabía que estaba basada en hechos reales y suponía que había un asesinato. Pero el editor de Alba me dio algún dato más que hiciese que me la llevase sin dudar.

La novela está ambientada en 1877 en Londres. Harriet, la protagonista, es una mujer de 32 años. Está soltera, vive con su madre y el marido de esta. Y no está casada. Con 32 años en esa época era algo muy muy extraño, pero según avanzan las páginas descubrimos que Harriet es "tontita". No posee el nivel intelectual de los que la rodean, le cuesta expresarse tanto de forma oral como escrita, pero es un mujer pulcra y elegante. Su madre se ha ocupado siempre de ella, a través de su protección y de sus halagos. Sabe que su mente no funciona del todo bien, pero que puede llevar una vida normal.

La vida de Harriet, con estas premisas, es una vida ordenada. No le falta de nada, tiene un vestidor inmenso con preciosos vestidos y complementos, broches, tocados, calzado. Su fortuna es la envidia de sus conocidos. Y esa será la losa que acabe con su vida. En ocasiones visita a algunos parientes más pobres, pasando unos días en sus casas a cambio de pagarles una pequeña suma de dinero: ella es atendida por ellos, se relaciona socialmente con otras personas y los propietarios de la vivienda a la que acude obtienen un beneficio económico por ello. En una de esas visitas, conoce a Lewis Oman un joven apuesto pero muy pobre que descubre el filón que tiene delante.

Harriet, como decimos, es "tontita" y no percibe la realidad tal cual es. Por ello cuando Lewis comienza a cortejarla no sospecha nada extraño. Está acostumbrada a las atenciones de sus parientes, al cariño de su madre. ¿Por qué no va a despertar el cariño de un hombre también? Con esta conducta, Lewis le rompe el corazón a Alice, una muchacha enamorada de Lewis que aspiraba a casarse con él. Además, el hecho de que la hermana de Alice, Elisabeth, estuviese casada con el hermano de Lewis, Patrick, facilitaba mucho las cosas. Sin embargo, Lewis solo tiene ojos para la fortuna de Harriet.

Contra la aprobación de su madre, Harriet se fuga con Lewis y se casan. Desde ese preciso instante, la vida de Harriet dará un giro. Lewis será quien administre su fortuna y Harriet ahora tan solo es un estorbo para él. No está capacitada para ocuparse de sí misma y por lo tanto no logra ocuparse de la casa en la que viven. Tiene descuidos incomprensibles para una persona normal, como dejar los grifos abiertos y estropear con ello los muebles y alfombras de la casa. Pero es que Harriet no está completa, necesita una atención especial, una serie de atenciones que su marido no termina de comprender.

A día de hoy somos muchos los que no terminamos de entender cómo dirigirnos a una persona con algún tipo de enfermedad psicológica. Durante años he vivido muy de cerca lo que supone tener una enfermedad mental, hasta qué extremos puede llegar un ser humano por no ser tratado como es necesario, por no dar con la medicación adecuada que alivie sus dolencias internas. Y no es fácil. Si hoy en día, que la situación está bastante normalizada (aunque no lo suficiente) nos resulta complicado, no quiero ni imaginar lo que sucedía hace 150 años.

Cuando comienzas a leer Harriet toda la historia parece un folletín: relaciones amorosas, caprichos de muchachas por vestidos, ambición, egoísmo. De una forma sencilla, que no simple, y totalmente cotidiana, la autora desarrolla la historia de nuestros cinco protagonistas: Harriet, Lewis, Alice, Patrick y Elisabeth. Además de introducir tensión e intriga a la narración, creo que el punto fuerte de la historia es el terror. Ese terror de andar por casa, ese pánico a los pequeños maltratos psicológicos que sufrimos a lo largo de nuestra vida que son los que más nos perjudican.

No quiero mostraros aquí ningún ejemplo de lo que sucede en el libro por si queda algún rezagado más como yo que no se lo haya leído aún. Harriet es un libro cargado de horror que pone los pelos de punta, que avanza de una forma sosegada y tranquila a lo largo de la vida y la decadencia de nuestra protagonista. Lo más terrorífico suele suceder en aquellos fragmentos de la vida de nuestros protagonistas que no nos cuentan, aquello que dejan entrever, para que seas tú quien construya el resto de piezas en tu cabeza y seas consciente de hasta donde llega la maldad humana. Creo que la clave de la intriga está precisamente ahí, en todo lo que no te dice, pero que aún así sabes que sucede. Por alusiones, por consecuencias.

La novela nos aporta también un magnífico Epílogo en el que remarcan alguno de estos aspectos por si algún lector poco atento los pasa por alto. En él también destacan la magnífica prosa de la autora, que estaba convencida de que sus narraciones eran mejores cuando basaba sus historias en hechos que habían sucedido en la vida real. Y respecto a Harriet, por si nos quedasen dudas de hasta qué punto la historia es o no cierta, remarca cuánto de cierto hay en los acontecimientos que nos narra la novela. Una novela de esas que dejan huella, que te dejan mal cuerpo, de esas que sabes que recomendarás durante años, y de la que muchos detalles no se borrarán de tu mente. Y menos aún, sabiendo que sucedieron en una casita a las afueras de Londres.


Título: Harriet
Autor: Elizabeth Jenkins
Editorial: Alba. Colección Rara Avis.
ISBN: 9788484288909
Páginas: 336
Precio: 19,50€

Morto Vivace, de Jon Arretxe

$
0
0
Un barco sobre el río Sena, una cena en la noche del 14 de Julio, voces de barítonos, de tenores, de bajos, de sopranos, luces en la Torre Eiffel... Y un grito aterrorizado que rompe la magia del momento. Así arranca la última novela de Jon Arretxe. Pero no es la última, sino la primera. Pero tampoco es la primera. ¿Y cómo es esto?

Jon Arretxe durante una década escribió numerosas guías de viajes basadas en los lugares que ha ido recorriendo por el mundo: el Sáhara argelino, Mali, Senegal, Tailandia, Amazonia... Lugares plagados de buena gente y de experiencias que ha compartido con nosotros en esos libros. Quizá el ser lugares que el resto de nosotros no escogeríamos para unas vacaciones hacen de estas guías un acercamiento más especial, ya que Arretxe siempre ha realizado este tipo de viajes con muy poco más que una mochila. Han sido viajes para conocer de primera mano la forma de vida de las gentes del lugar, disfrutando de su hospitalidad y su amabilidad. Todos estas personas conocidas son las que empapan sus obras de ficción, introduciendo a protagonistas de origen sobre todo africano en tierras europeas.

Seguir leyendo en Culturamas.

La llave de cristal, de Dashiell Hammett

$
0
0
Es un hecho el que se considere a Dashiell Hammett como padre de la novela negra. Pero por desgracia, por lo que me comentáis por redes cuando reseño algo suyo, pocos somos los que hemos leído su obra completa (de hecho, yo hasta hace muy poco tampoco lo había hecho). Por ello, siempre es una buena noticia que se reedite alguna de sus obras para que las veamos en las mesas de novedades y nos pique la curiosidad. Eso es lo que ha sucedido con La llave de cristal, que Serie Negra le ha quitado el polvo y la ha puesto de nuevo en el punto de mira.

Si no supieseis que Dashiell Hammett está bajo suelo en Virginia desde hace 54 años y os hablase del argumento de esta novela, podría venderosla como una novela recién escrita. Y es que, por desgracia, trata temas demasiado en vigor. Ned Beaumont será nuestro protagonista. Narrada esta vez en tercera persona (muchas de las historias de Hammett están escritas en primera persona), veremos los juegos de poder que se desarrollan en una ciudad sin nombre. Su jefe, Paul Madvig quiere ser reelegido como gobernador, estamos en época de elecciones. Paul y Ned son grandes amigos. Determinadas conversaciones y detalles nos hacen intuir que Paul es corrupto, pero Ned es el primero que mira para otro lado mientras le es posible. Madvig parece tener en el bote la reelección, pero algo sucede en la ciudad que parece trastocar el panorama: el hijo del senador que apoya a Paul en las votaciones aparece muerto en medio de la calle. Y para colmo, Paul está enamorado de la hija de dicho senador.

Ned es quien encuentra el cadáver, y ya la forma de comunicárselo a Paul nos hace sospechar de que algo huele mal: Paul no parece sentirse impresionado con la noticia. Ned comienza a husmear, pero nadie parece interesado en resolver dicho crimen: algo así puede arruinar la carrera política del culpable. Y es que parece ser que hay alguien empeñado en dirigir todas las miradas hacia Paul Madvig, y lo hace enviando a unos a otros notas anónimas con 3 preguntas, 3 preguntas incómodas que hacen reflexionar a quien las recibe sobre quién es el asesino. De este modo, los rumores corren como la pólvora.

Como siempre sucede en las novelas de Hammett tendremos un héroe, nuestro querido protagonista Ned Beaumont, que tratará de resolver el caso a pesar de trabas y de que sea probable que el culpable sea su jefe y gran amigo Madvig. Ned trata de buscar ayuda en el fiscal pero este sabe que debe ralentizar la investigación por lo que pueda pasar. Si el asesinato se resuelve una vez pasadas las elecciones, y el asesino es uno de los elegidos, este tendrá inmunidad y no habrá problema para él. Por ello, no quiere problemas y prefiere alargar la investigación todo lo posible.

Corrupción, ocultación de pruebas, asesinatos, mentiras, engaños, pactos. Parece que estamos ante una de las páginas de los periódicos de hoy en día. Pero no, estamos en 1931, y qué triste resulta ver lo poco que han cambiado algunas cosas. No sé si fue el primero que señaló este tipo de cosas con el dedo, pero al menos fue de los valientes que lo hicieron y que han perdurado en el tiempo. Su estilo es muy bueno, aunque no siempre exquisito: le encanta introducir decenas de personajes de relleno que en ocasiones solo crean confusión, y en algunos puntos se atropella la trama. Pero sus diálogos son audaces, sabe cómo transmitir más a través de ellos que con las descripciones, por la forma de hablar y de expresarse, por las cosas que los protagonistas dicen y también por las que no dicen.

Cada novela de Hammett da un paso más. Más solidez en la trama, personajes bien construidos, historias más redondas y a la vez más perturbadoras. Es curioso cómo el cine influye en la fama de los autores en los que se inspiraron dichas películas, porque durante años he adorado El halcón maltés, pero ahora considero que La llave de cristal es aún mejor. 

Una puntualización importante que puede influenciaros en la lectura de esta novela: las distintas ediciones y traducciones: Hace ya meses que tenía en mi estantería la edición de Alianza. No era una edición que me gustase especialmente, pero es cierto que el tamaño emula los bolsilibros de la época y lo veía como un plus. Comencé a leerlo, y algo no funcionaba. Tuve que releer ciertas páginas y la trama era confusa y la narración enrevesada, quizá demasiado. Aprovechando que ha salido hace nada, me bajé el adelanto para Kindle de la edición de Serie Negra y comparé ambos inicios. Nada que ver. He ido comparando ambas, y la traducción de Luis Murillo Fort para la edición de RBA es infinitamente mejor. No es tanto un problema de mala traducción (aunque es cierto que hay varias palabras o expresiones directamente mal traducidas) sino de adaptación. Ese tipo de traducciones que crujen, en las que no te hace falta comprobar el texto original en inglés para ver que algo se está perdiendo, que las expresiones escogidas no son las adecuadas.

Juzgad vosotros mismos con el párrafo de arranque, un párrafo sin mayor trascendencia, pero ya con errores desde las primeras frases. Os copio la versión original en inglés, la de Alianza, y la de Serie Negra, por ese orden:

- Green dice rolled across the green table, struck the rim together, and bounced back. One stopped short holding six white spots in two equal rows uppermost. The other tumbled out to the center of the table and came to rest with a single spot on top.

- Los dados verdes rodaron sobre la mesa verde, chocaron juntos contra el borde y rebotaron hacia atrás. Uno se detuvo en seguida mostrando dos filas parejas de seis puntos blancos en la cara superior. Los otros dos fueron a detenerse en el centro de la mesa, y cada uno mostró un solo punto blanco.

- Rodaron dados verdes sobre la mesa verde, golpearon el borde al unísono y rebotaron. Uno paró en seco mostrando la cara superior con seis puntos blancos en dos hileras iguales. El otro fue rodando hasta el centro de la mesa y se detuvo finalmente con un solo punto en la parte de arriba.



Acerca de las adaptaciones al cine tenemos dos adaptaciones y una que podríamos llamar inspiración. La primera de 1935, bajo la dirección de Frank Tuttle con guión adaptando la novela de mano de Kathryn Scola y Kubec Glasmon. George Raft, a quien algunos ya hemos visto en la adaptación de Scarface de 1932, interpreta a Ed Beaumont magníficamente, para mi gusto mejor que en la famosa versión de 1942. Famosa sobre todo por contar con el increíble porte de Veronica Lake en pantalla, una actriz minúscula de tamaño (tan solo 1,50 m) pero muy grande en todo lo demás. Sensualidad en estado puro.

Esta adaptación de 1942 tiene algunos cambios, pero está bastante bien llevada. Dirigida por Stuart Heisler con guión de Jonathan Latime. Aunque muchos hablan maravillas del actor que interpreta a Beumont, Brian Donlevy, a mí no terminó de convencerme.

Y por último, la más renombrada quizá por estar bajo a batuta de los hermanos Coen: Muerte entre las flores (1990). Alguna escena robada a la novela, pero poco más. Más bien, como indicaba más arriba, una inspiración en el ambiente podrido y corrupto del momento, la estética, los diálogos mordaces de Hammett. Desde luego, una obra maestra lo mires como lo mires, pero en cuanto a adaptación... pues poco tiene. De hecho, podríamos decir que hay una confluencia de aspectos de Cosecha roja y de La llave de cristal. Una buena elección al fin y al cabo la de exprimir las ideas del bueno de Hammett para crear una película magistral como esta.


Sangre Fría, de Claudio Cerdán

$
0
0
¿Alguien más en la sala se ha preguntado alguna vez por qué en las películas de zombis solo se salvan los buenos? No solo son más guapos, más listos y tienen un empleo mejor, sino que se salvan del ataque de los zombis. Un Brad Pitt, con unos niños monísimos, un trabajo de catálogo en la ONU, una mujer que le adora, y una inteligencia por encima de la media.

Pero, ¿qué pasaría si los que se salvan del Apocalipsis zombi son una pandilla de delincuentes gitanos? No, no estoy de broma. Es la premisa que Claudio Cerdán nos plantea en su libro Sangre Fría para hacernos pasar un par de tardes muy divertidas, y con moraleja incluida.

Perrolobo sale de la cárcel y lo hace cuando nadie contaba con ello. Le han soltado antes de tiempo y no le esperan ni en casa ni en el barrio. Todos se muestran sorprendidos de esa liberación por motivos que desconocen pero que poco a poco irán descubriendo. Lo primero que debe hacer es visitar al canciller. No por gusto, tienen cuentas pendientes. A Perrolobo le metieron en la cárcel por un golpe fallido y amañado en que él era el cabeza de turco. Y a pesar de los años transcurridos, el canciller no le perdona el coste de la droga que perdió en el golpe y le exige recuperarla. O eso, o matará a su hijo. Sin concesiones.

Así que no le queda otra que hacer lo que mejor se le da: organizar un golpe para conseguir la pasta que le debe. Para ello recurrirá a sus antiguos colegas del barrio y organizan un atraco a un furgón blindado un Jueves Santo, entre nazarenos y una ciudad más preocupada por las procesiones que por lo que pueda ocurrir a las puertas de un banco. Pero algo sale mal y no al estilo convencional. No es que los responsables del furgón se nieguen a rendirse o que alguno de los de la banda meta la pata. El problema radica en que la ciudad comienza a plagarse de zombis y el atraco se ve frustrado por el ataque de muertos vivientes. 

Y me preguntaréis, ¿pero esto funciona en la novela? Sorprendentemente, sí. En el momento que la trama negra de venganza del canciller y de Perrolobo se ve interrumpida por las dentelladas de un caminante, en mi mente no dejaba de rondar una pregunta: ¿por qué? La novela, como novela negra, hasta ese punto funciona a la perfección, tiene un punto de intriga que no te deja abandonarla, la trama de la venganza es sólida. ¿Para qué zombis? El por qué de las intenciones originales de Cerdán lo desconozco, pero con la introducción de este elemento convertimos una novela negra en una novela de aventuras.

Con la pandilla de Perrolobo iremos de local en local, de casa en casa, viviendo las situaciones más insólitas. Tropezarán con Mari Pili Z que tiene un fallo como caminante fundamental, se colarán en el piso de 3 frikis encerrados y jugando que desconocen que la ciudad está asolada por zombis (y precisamente ellos son expertos en el tema), recurrirán a un despojo humano experto en armas ambientado con olores de peor calaña que la de los propios no muertos. Aunque no he leído demasiadas novelas de zombis, el planteamiento es similar a las películas que he visto (con guiños en la trama a 28 días después, Rec o Guerra Mundial Z). El toque de gracia lo proporciona la introducción del humor. Precisamente en este tipo de historias es el terror el que predomina, y supuestamente los chistes de una banda de delincuentes malhablados no tiene cabida. No llega a ser de esas novelas con las que te ríes a carcajadas, pero sí de esas con las que te diviertes durante su lectura, y mucho además.

La gracia del asunto está en las elecciones que Cerdán hace. Si te fijas con atención, verás que la mano derecha de Perrolobo es su cuñado, con la mala fama que tienen los cuñados en las familias españolas. Como ejemplo de hijo estudioso y de buen comportamiento escoge al hijo de un gitano de la peor calaña, maltratador y violador. Las novelas de zombis deben ser ordenadas, como se nos apunta en una de las explicaciones de un experto en el tema, y deben arrancar con los zombis dominando el mundo. Sin embargo, en esta novela los capítulos están desordenados numéricamente (aunque están todos, os lo confirmo) y con ese arranque bien podría pasar por otro tipo de novela. 

La intención del autor es clara: desmontar cliché tras cliché. No tan solo dentro de las novelas del género, sino incluso dentro de nuestra sociedad. No puede ser que el héroe de la novela flaquee y sienta agujetas por la falta de forma física, no puede ser que en un Apocalipsis zombi alguien esté más preocupado por la ausencia de droga o tabaco que de que le arranquen un brazo de un mordisco, no puede ser que las rivalidades y afrentas personales que había con anterioridad al desastre continúen así se esté derrumbando el mundo a tu alrededor. 

Los zombis se convierten solo en el escenario. Son silenciosos, si no perciben alguien a quien devorar o un fuerte ruido no acuden a tu encuentro, no respiran, se arrastran lentamente. Son tan solo un telón, no son el hilo conductor, no son los protagonistas. Y eso aporta otro cliché más desmontado: una novela de zombis en la que el motivo central no son los zombis. 

Con esta novela Cerdán ha subido otro escalón más. La narrativa ha progresado, la trama ha mejorado y el estilo está mucho más depurado. Tengo curiosidad por saber qué opinan los lectores de género, si la historia les ha convencido, sin la consideran apropiada para el género. Para los profanos en la materia os aseguro que Sangre Fría es una gran novela al alcance de todo tipo de lectores. Olvidad las etiquetas y dejaos llevar. Os aseguro que merece la pena.



Título: Sangre Fría.
Autor: Claudio Cerdán.
Editorial: Dolmen.
ISBN: 9788416436149
Páginas: 345.
Precio: 17,95€

O de odio, de Sue Grafton

$
0
0
Kinsey está de vacaciones. Está suspirando por tomarse un tiempo de descanso y por ponerse con un libro de Elmore Leonard que hace tiempo que quiere leer. Va al gimnasio, a correr. Está en un paréntesis de su vida. Hasta que recibe un mensaje en su contestador y la tranquilidad se va por la ventana. Parece ser que un tipo llamado Teddy Rich ha pujado por un trastero en el que había cajas con pertenencias suyas (es curioso, si hubiese leído este libro hace tres años no tendría ni idea del mecanismo de la subasta de un trastero). Como miel para una mosca es esta llamada para Kinsey. Por si alguien no lo sabe, Kinsey es huérfana desde muy pequeña, se crió con su tía Gin y apenas tiene recuerdos ni familia. No tiene cajas en el trastero de sus padres, o juguetes en el desván de la casa de los abuelos. Ese tipo de recuerdos que muchos dejamos atrás en casa de nuestros progenitores pero que sabemos que están allí, con nuestra infancia encerrada en una vieja caja de televisor.

Kinsey se reúne con el tipo. Él le muestra redacciones, boletines de notas, apuntes de la academia de policía. Los recuerdos que contienen esas cajas resumen casi toda su vida. Y como no puede ser de otro modo, ella se hace con las cajas. Pero, ¿cómo ha llegado Teddy Rich a conseguir estas pertenencias? Parece ser que estos trasteros se subastan cuando el propietario tiene deudas, y quien quiere cobrar dichas deudas se aferra a lo que haya. Kinsey no le da importancia al asunto hasta que se encuentra a solas y siente que le falta el aliento: el trastero es de su ex-marido Mickey McGroder, un antiguo policía un tanto neurótico que solía tener sus objetos personales a buen recaudo. Por lo que Kinsey sabe de él, si han subastado sus pertenencias es que Mickey está en un buen apuro.

Kinsey es detective privada y comienza a hacer lo que mejor se le da hacer: husmear. Tendrá que irrumpir en la casa de Teddy para obtener información del trastero. Algunas llamadas y su lógica deductiva hacen que pocas horas después localice el piso de Mickey y descubra que está en coma tras haber sido disparado. No se sabe quién ha sido el culpable, y para colmo ella es sospechosa. ¿Qué está pasando aquí?

En O de odio nos topamos con una de las historias más enrevesadas de las que llevo leídas de la serie del Alfabeto del crimen. Conoceremos una nueva faceta de nuestra protagonista como es su vida de casada, de la que hasta ahora no conocíamos más que el número de divorcios que atesora. A pesar de que no ha vuelto a tener contacto con su ex-marido desde el divorcio, descubre cierta información sobre el pasado que la hace sentirse en deuda con él. Por ello, sin que nadie se lo solicite, se pondrá a investigar para tratar de hallar al culpable de que Mickey esté en coma.

La imaginación de Sue Grafton queda claro que es desbordante para poder elaborar tantas tramas y que libro tras libro aún consiga sorprendernos. En esta novela los detalles juegan un papel importantísimo, y os aseguro que están todos perfectamente hilados sin ningún tipo de resquicio dejado al azar. La situación espacial es uno de los puntos fuertes de las descripciones de esta novela, logrando que tengamos una imagen muy precisa del apartamento de Mickey y de los escondrijos donde Milhone buscará información útil para el caso. Los retratos que realiza la autora de los personajes también es uno de sus puntos fuertes, y en esta entrega no se queda atrás: las amables vecinas de Mickey son de esos secundarios que te gustaría volver a encontrarte en otra novela.

Y es que, aunque el peso pesado siempre es Kinsey, está claro que todo ese elenco de secundarios que introduce son las guindas del pastel, tanto los habituales (su casero Henry o la propietaria de la casa de comidas por donde se deja caer, Rosie) como los nuevos de cada trama que ayudan a que cada novela sea única y especial. Este es uno de los aspectos que le aporta credibilidad a las novelas, ya que una buena investigadora privada debe ser observadora y ser capaz de radiografiar a las personas con quienes se relaciona.

Como siempre os puntualizo, las novelas de la serie se pueden leer de manera independiente. Siempre introduce párrafos introductorios de los personajes principales y de la ubicación espacial en la que se desarrolla la historia. Aunque yo encuentro un especial placer en acompañar a la detective Milhone a lo largo de su vida, en ir conociéndola un poquito más a cada entrega y en disfrutar de los casos en los que se ve envuelta. No quiero pensar aún en el día en que la serie finalice... son ya demasiadas lecturas juntas.




Título: O de odio.
Autor: Sue Grafton.
Editorial: Tusquets.
ISBN: 9788483101353.
Páginas: 352.
Precio: 16€.

El cartero siempre llama dos veces, de James M. Cain

$
0
0
Cora es una de esas mujeres que tratando de huir de su pasado se toparon de bruces con su presente. Se casó con Nick para tener un futuro mejor, escapar del pueblo que la vio nacer, de las noches en que no le quedó otra que prostituirse para conseguir algo de dinero. Y se encontró con una vida ligada a un restaurante de carretera, una jaula de la que no puede escapar. El negocio no va demasiado bien, y Nick es demasiado aficionado a la botella.

Hasta que un día llega el descarado Frank Chambers, un buscavidas que se pasa los días recorriendo el país. Tiene los pies inquietos y busca la trampa siempre que puede. La presentación de su personaje ya es esclarecedora: tras pedir un abundante desayuno en el restaurante de Nick le dice que no podrá pagarle a no ser que aparezca un supuesto amigo con el que ha quedado allí. Está claro que no tiene un duro y que no tiene intención de pagar el desayuno. Sin embargo, Nick ve en él la oportunidad de mejorar su negocio: necesita un mecánico y alguien que atienda la gasolinera que tienen junto al restaurante, y prácticamente le suplica que se quede. Frank no está muy convencido... hasta que ve a Cora.

Desde el momento en que sus miradas se cruzan por primera vez, la chispa se enciende. Entre ambos surgirá una relación de sexo desenfrenado y violento que les hará ser adictos el uno al otro. Frank la desea ardientemente, y Cora ve en él la oportunidad de escapar de su vida. Y no se les ocurre mejor modo para escapar que liquidar a Nick. Ella no puede fugarse sin más, está casada, y sabe que Nick irá tras ella hasta recuperarla. Y no es para menos: a lo largo de toda la novela hay varios momentos en que nos indican que Cora es la clase de mujer por la que matarías para poder conseguirla.

Desde ese momento, se introducen en una vorágine de traición, violencia, pasión, miedo. Estarán atados el uno al otro, pero hay que tener en cuenta que Cora y Frank son dos personas terriblemente egoístas. Se aman y se desean, pero por encima de todo se aman a sí mismos. Cora quiere ser alguien en la vida, es una persona muy trabajadora que quiere amasar una fortuna aunque sea a base de fregar platos y servir comidas. A Frank le queman el dinero en las manos y la suela de los zapatos en el suelo, se pasa la vida escapando de sí mismo quizá por miedo a que alguien le haga lo mismo que él le hace a todo el mundo: dejarlos tirados.

La novela no es perfecta. Es apresurada, es atropellada, y en ocasiones no entiendes muy bien dónde está la prisa, ya que desarrolla una trama enrevesada y compleja en tan solo 126 páginas. Es una de esas novelas donde más es menos, donde es tan importante lo que no te dicen como lo que te dicen, donde los silencios juegan un papel muy importante.

A pesar de los fallos, la historia es brillante. Hasta donde he podido averiguar, es la primera novela del momento del boom del hard-boiled en EEUU en que gente de a pie planea cometer un asesinato. Hasta ese momento, tenemos delincuentes, asesinos, gangsters, policías, detectives... todos ellos involucrados en distintas tramas de asesinato, de robo, de estafa, pero todos ellos son gentes que se relacionan en su día a día con el crimen en sus diferentes formatos. Sin embargo James M. Cain da una vuelta de tuerca a la historia y decide que sea gente corriente la que lleve a cabo ese asesinato. Busca analizar las motivaciones, los impulsos asesinos, el sentimiento de culpa de personas que nunca han arrebatado la vida a alguien.

A pesar de la corta extensión de la novela, introduce varios elementos de denuncia social. En primer lugar el tema del racismo: supuestamente Cora tiene aspecto de mexicana pero es algo que le preocupa y que rechaza rápidamente. Está casada con un griego, pero ella defiende que es norteamericana, su lugar de nacimiento y su apellido. Como si ser inmigrante implicase ser menos válida. En segundo lugar una crítica mordaz a las aseguradoras, que debido al auge de los seguros en aquella época eran capaces de cambiar el rumbo de un juicio con tal de no pagar una indemnización. Los acuerdos que se hacían a puerta cerrada podían implicar que un acusado terminase en la cámara de gas, fuese culpable o no. En tercer lugar la hipocresía de la Iglesia, un supuesto lugar de perdón y redención, con una magnífica escena de un entierro que curiosamente no aparece en las versiones cinematográficas (os daría más detalles, pero supondría un enorme spoiler para quien no haya leído la novela).



Acerca de las adaptaciones a la gran pantalla, las dos más populares son las estadounidenses. La primera en 1946 dirigida por Tay Garnett con guión de Harry Ruskin y Niven Busch. Como protagonistas, Lana Turner y John Garfield encarnando a nuestros a Cora y Frank. Aunque la relación no es tan pasional como en la novela (la censura mandaba), las escenas en las que se comenten un crimen prosiguen con el espíritu de la novela de que menos es más. Un grito, una mano, un pie, una cara inundada de horror. Pequeñas pinceladas para indicar algo que no necesita más: algo ha sucedido y entendemos perfectamente el qué. El personaje de Cora y su afán de ser alguien en la vida inundan toda la pantalla con una Lana Turner fregando los platos vestida de blanco impoluto.

La segunda en 1981 dirigida por Bob Rafelson con guión de David Mamet y como protagonistas a Jack Nicholson y Jessica Lange. Mítica por sus tórridas escenas de sexo, que han pasado a la historia como unas de las más eróticas. En este punto, es más fiel a la novela, porque aunque en el libro no tenemos detalles de los momentos de sexo, sí que tenemos a una Cora que le suplica a Frank que le arranque la ropa sugiriendo cómo de violenta era esa relación. La parte en que se desarrolla el juicio creo que se entiende mucho mejor en esta versión, pero una supresión de parte del final de la historia creo que la deja muy coja.

En cualquier caso, ambas son increiblemente fieles, con muy pocos cambios o supresiones. También es cierto que la corta extensión de la novela ayuda a ello.

Como adaptaciones curiosas, tenemos algunas de nacionalidades un tanto novedosas:

- La primera adaptación de todas se realizó en Francia, Le dernier tournant, en 1939 dirigida por Pierre Chenal y con una estructura también muy fiel a la novela.

- Tenemos versión italiana dirigida nada menos que por Luchino Visconti bajo el título de Ossessione en 1943. Fue su estreno como director, y aunque la versión es buena, no es tan fiel como las anteriores. Se eliminó el tono constante de intriga y thriller para convertirlo más en una historia de amor. Aún así, estamos en la Italia de Mussolini y la cinta sufrió una censura muy severa, siendo tachada de inmoral, retirándose de las pantallas italianas, y destruyéndose todas las copias que se localizaron. Afortunadamente, Visconti conservó una copia que volvió a la luz tras la guerra. Aunque en la película no se tratan temas abiertamente relacionados con la guerra sí que se aprecia un cierto aire opresivo en el ambiente.

- Desde Hungría en 1998 nos llega Szenvedély (Pasión) dirigida por György Fehér. Con grandes diferencias de las versiones norteamericanas, tanto en el argumento como en el ritmo, ya que en esta la acción transcurre mucho más lenta.

- Desde Malasia en 2004 tenemos Buai laju-laju dirigida por U-Wei Haji Saari, una película de bajo coste cuyas similitudes con las versiones norteamericanas parece ser que son pura casualidad.

Tantas adaptaciones y tan dispares suelen ser símbolo de que la historia que nos cuenta Cain en la novela es digna de ser revisada una y otra vez. No siempre de forma afortunada, pero por no intentarlo que no sea.



Lo que dicen los dioses, de Alberto Ávila Salazar

$
0
0
Madrid. Tras el fin de la Guerra Civil. Rosendo Márquez Galindo comienza a desatar una pasión oscura y oculta en su ser: su excitación sexual tan solo va de la mano de niñas entre seis y diez años. Es uno de los pocos del barrio que se libró de ir a la guerra debido a una curiosa malformación que le impedía disparar: tan solo tenía tres dedos en cada mano. Ese defecto no le impide manejar un cuchillo y convertirse en carnicero. De hecho se convierte en uno tan bueno que es conocido por ello en el barrio, lo suficiente para que todos confíen en él. Incluidos los niños. Así, no le resultará difícil ganarse la confianza de cinco niñas de su barrio para terminar desollándolas y descarnándolas, y así satisfacer sus impulsos asesinos. Dejará los restos óseos de las niñas en la carnicería y huirá a Sudamérica.

Madrid. 1954. Primavera. Serena Conti pasea por la calle Héroes del 10 de Agosto cuando, al llegar hasta el paseo de Calvo Sotelo, se siente repentinamente enferma. Un par de páginas atrás nos informan de que Serena es médium. Desde que enviudó joven, su marido comenzó a comunicarse con ella desde el más allá y fue el momento en que desarrolló sus capacidades extrasensoriales. Su fama alcanzó cotas tan altas que hasta la esposa del Caudillo quiso conocerla. Esa mañana de primavera su malestar proviene de visualizar una aparición: cuatro o cinco chicas muy jóvenes vestidas de novia. Avisará a su amigo el policía Roberto Iribar, con el que colabora desde hace años, y encontrarán los restos de las cinco niñas que Rosendo Márquez Galindo había abandonado en su carnicería.

Madrid. Verano de 1975. Mariana es una periodista que trabaja en una revista de casos paranormales y acaba llegando por azares del destino al caso de los cuerpos de las niñas aparecidas 20 años atrás. Su interés se centra especialmente en Serena, pero debido a que ha fallecido ya, deberá lidiar con el policía Roberto Iribar, un anciano en silla de ruedas, maniático y ruidoso que parece haber perdido la cordura.

Estas son las tres tramas que desarrolla Alberto Ávila Salazar en Lo que dicen los dioses. Y aunque de entrada el planteamiento así narrado resulta tentador, en la práctica no lo es tanto. Argumento con importantes problemas de verosimilitud, texto falto de riqueza narrativa, historia precipitada en unos puntos y lenta en otros y falta de organización en cuanto a  escenarios y situaciones temporales. Vamos punto por punto:

  • El grueso de la historia se desarrolla en Madrid, en un Madrid de diferentes años y diferentes épocas. Todos conocemos novelas que se sirven de una ciudad como recurso para ayudar al lector a situarse geográficamente y para introducirla como un personaje más, darle carisma, otorgarle alma. Es un recurso que en esta ocasión se ha desaprovechado y que bien llevado funciona muy bien: proporcionarnos pinceladas sobre el tipo de comercios que había en uno y otro momento, descripciones del empedrado o asfaltado, el tipo de coches que transitaban las carreteras. De ese modo además ayudas al lector a situarse de manera temporal y espacial en los diferentes saltos de tiempo que tiene la trama. Pero por desgracia, en este libro esta herramienta se convierte tan solo en una enumeración de calles y recorridos por la ciudad que no dudo que pueda ser del gusto de los habitantes de Madrid, pero que a los de fuera no nos resulta de ayuda. Por ejemplo, la Plaza de Cibeles. Es cierto que todos hemos visto imágenes de la fuente, pero hasta que no te plantas frente a ella no eres consciente del pequeño tamaño que tiene la estatua, del tráfico que circunda la plaza, de que siempre hay un turista fotografiando a la diosa. Ese tipo de aspectos que te ayudan a hacerte una imagen mental del ambiente de un lugar que nunca has visitado y que considero que el autor podría haber exprimido muchísimo más.
Mariana tenía pensado ir hacia allí y después pasear por las callejuelas de Justicia, de Conde Duque o de Latina. Tal vez llegar a la zona de Callao, siempre atestada de gente, o quizá deambular por la zona del Ateneo o las plazas de la Marina Española o la del Conde Barajas. Aquel era su Madrid preferido, pero al final salieron a la plaza de la Independencia y subieron Alcalá en dirección a Goya, allí cruzaron la calle y pasaron por la calle Lagasca.
  • Los diferentes momentos históricos en que transcurre la novela bien podrían haber sido otra herramienta más, sin embargo me quedo con la sensación de que es tan solo un medio para que algunos personajes no puedan interactuar entre sí por la distancia temporal. Al utilizar esos saltos en el tiempo debes ayudar al lector, guiarle acerca de en qué momento se sitúa cada acontecimiento. Quizá narrando cada hilo argumental en un capítulo diferenciado, o introduciendo elementos descriptivos que te ayuden a saber dónde estás. En esta novela, los saltos temporales se suceden de un párrafo al siguiente. Y es un elemento que funciona cuando se trata de diferentes escenarios geográficos, pero no tanto con saltos temporales. Quizá el problema fue mío, pero llegué a un punto en que no tenía claro si la trama transcurría en 2015, en 1950 o en 1900. Imagino que la intención fuese la de aportar agilidad al texto, pero más que eso opino que se ha conseguido transmitir sensación de falta estructural.
  • La organización de la novela creo que presenta varios problemas, probablemente por falta de un mayor trabajo previo. Comprendo que no todos los escritores tengan la misma capacidad de crear un esquema de lo que van a reflejar en su obra, de estructurar el texto que van a contar por capítulos, de perfilar a los personajes que van a aparecer. Está claro que siempre surgirán improvisaciones y que mientras se escribe cada página pueden aparecer ideas nuevas o desarrollarse diversas subtramas más que otras. Pero en ese caso es fundamental volver atrás e hilvanar bien todo lo que haya podido desviarse de ese guión original, que la trama tenga coherencia y una consecución de pasos que resulte coherente al lector. Sin embargo, aunque en Lo que dicen los dioses no es que haya desconexiones entre una página y la siguiente, sí que hay escenas atropelladas, diálogos poco desarrollados que te dejan con la sensación de que han sido introducidos solo para justificar algo que sucederá pocas líneas después.
- Te conozco, Serena. Estás trastornada por algo. Ya sabes que no creo en ti, así que no me da miedo lo que me puedas decir. Creo que eres una persona con una sensibilidad especial, desde luego, pero no te creo con poderes paranormales, ¿vale? Puedes decirme lo que quieras.- Si no crees en mí, entonces no te importará que no te lo diga, ¿no?- Prefiero que lo hagas.- Me he sentido mal al verte.- ¿Como si me fuera a morir?- Esa impresión es la que me dio al principio, pero no. Creo más bien que será alguien cercano a ti.Roberto pensó en su madre.(Y dos párrafos después, su madre muere)
  • La narrativa está falta de riqueza y los textos son demasiado planos. En este libro la presencia de lo sobrenatural es muy importante para la trama. Fantasmas, escalofríos, sensación de miedo, apariciones, ruidos del más allá. Creo que uno de los puntos fuertes de este tipo de novelas es que por el tipo de historia que te está contando, el lector no debe ser capaz de separarse de las páginas del libro. Al pasar las páginas debes sentir el pánico y la angustia de los protagonistas, su miedo. Pero el relato va tan directo al grano, la prosa está tan poco trabajada, que aunque consiga que te involucres en la narración los textos en sí te dejan frío, no consigue transmitir emoción o sentimiento, se convierte en una enumeración de acontecimientos. 
Si mueres y tienes la mala suerte de convertirte en un fantasma, la peor consecuencia que vas a sufrir es la despersonalización. Con el paso del tiempo cuesta más mantener una naturaleza coherente, la manera de ser del fallecido se va diluyendo como el recuerdo de un sueño a lo largo de la mañana. La pérdida más dramática que sufre un fantasma no es la vida, sino su propio ser. Nuestro carácter está formado por pequeños vicios y manías que pierden sentido cuando no estás vivo.  
  • La verosimilitud de la historia. Debemos partir de lo arriesgada de la elección de la trama por parte del autor. Quizá demasiado. Pero existen medios y recursos para introducir elementos sobrenaturales en una novela y que el autor salga airoso. Ahí tenemos a John Connolly para demostrarlo. Hay que ser cuidadoso, buscar formas y maneras de introducir ese tipo de factores de manera que el lector no sienta que la historia se le va de las manos. La trama debe ser sólida, el argumento coherente y debes transmitir al lector que sabes dónde te has metido y que confías en tu argumento. Se introducen demasiados párrafos intercalados a modo de texto ensayístico para explicarnos cómo es la realidad de los espíritus que aparecen en el libro y que así todo tenga coherencia. Ese tipo de introducciones en esta novela considero que solo entorpecen la fluidez de la lectura, creo que habría sido mucho más útil que a través de descripciones o diálogos des por sentado que en ese mundo que tú has creado lo que estás contando es así. Él proporciona las reglas, y debe dar las herramientas suficientes al lector para que se introduzca en ese universo y no dude de él. Sin embargo, a Ávila Salazar le ha faltado solidez en la escritura, y todas esas interrupciones para aclarar lo que está pasando logran que el lector desconecte de la narración. Incluso he llegado a tener la sensación de que la introducción de los elementos sobrenaturales ha sido premeditada para poder salir del paso en todos esos puntos en que no sabía cómo continuar, transmitiendo esa sensación de que como son sucesos inexplicables cualquier cosa puede suceder.
Es muy sencillo: si yo me invento una historieta paranormal, me tendré que esforzar en que sea creíble, ¿no? Ya de por sí no es racional que vea un ovni o un fantasma, como para que encima ponga más inconvenientes a su verosimilitud.




Lo que dicen los dioses es una novela a la que le faltan bastantes páginas para construir algo sólido, pero personalmente he agradecido que no las tenga. 220 páginas pueden llegar a hacerse largas en ocasiones. Es una novela a la que le faltan horas y horas de corrección y una base sólida en la que asentarse. El autor debió trabajar más los textos y la riqueza narrativa, tratar de aportar más sentimiento y coherencia a la historia. Él es en gran parte culpable de que este libro esté inconcluso, pero considero que son más culpables aún los editores por no haber sabido guiar al autor, proporcionarle las herramientas y encaminarle para lograr un texto más redondo. Hasta tal punto falta ese trabajo que hay bastantes erratas en el producto final, y eso es algo que los buenos lectores consideran un error imperdonable. Por todo ello, ha resultado una lectura muy decepcionante.


Título: Lo que dicen los dioses.
Autor: Alberto Ávila Salazar.
Editorial: Versátil.
ISBN: 9788494358234.
Páginas: 224.
Precio: 16 €.

Un filo de luz, de Andrea Camilleri

$
0
0
Salvatore di Marta acude a la comisaría de Montalbano a poner una denuncia. Su esposa ha sido víctima de un atraco, y no un atraco cualquiera. Esa noche llevaba en su bolso la recaudación del supermercado de Salvatore, 16.000 € nada más y nada menos. Al parecer Loredana acudía a ingresar el dinero tras visitar a su amiga Valeria cuando encontró un hombre tumbado en el asfalto de la carretera, y al acudir en su ayuda este pasó de víctima a verdugo atracando a la jovencísima Loredana y llevándose todo el dinero.

Enseguida hay cosas que no le cuadran a Montalbano, la cantidad de dinero es demasiado elevada para ser todo fruto del azar, y con la colaboración de sus ayudantes descubre que en la calle que Loredana afirma que sucedió el atraco no hubo ningún hombre tirado en el rango de tiempo en que supuestamente pasó todo. Todo gracias a una coincidencia y a la vigilancia de una joyería por parte de los carabineros frente a la que Loredana afirma que pasó todo. Este será solo el arranque de la resolución del atraco que será más complicado de lo que parecía en un primer momento.

Seguir leyendo en Culturamas.
Viewing all 602 articles
Browse latest View live